Existen varios tipos de antihistamínicos considerados seguros en el embarazo, aunque lo mejor es consultar en todo caso con el médico para que no sólo indique si son seguros en el caso en particular sino también si son la mejor opción o existen otras.
Generalmente, los antihistamínicos se suelen utilizar en procesos alérgicos, más frecuentes todavía en el embarazo, por lo que en muchas ocasiones son necesarios, aunque en muchas ocasiones tan sólo hay que seguir una serie de recomendaciones.
La administración de antihistamínicos suele ser por vía nasal u oral, pero se debe consultar con el médico antes de utilizarlas o suspenderlas hasta entonces si ya se están utilizando.
Los corticoides tópicos nasales para controlar y calmar efectos en la nariz son los que más se utilizan porque no dan contraindicaciones al feto; también los descongestionantes nasales vasoconstrictores son los más recomendables para resfriados y sin embargo no se pueden tomar en el embarazo. En algunos casos incluso se pueden llegar a utilizar vacunas.
Una buena forma de aliviar síntomas es el suero fisiológico, realizado con agua y sal. Si los síntomas son locales se recomienda la vía tópica, se recomiendan los antihistamínicos de segunda generación frente a los de primera, aunque los de primera no se encuentran asociados a mayores riesgos o efectos fetales adversos aunque sí menos que los de segunda generación.
Los antihistamínicos considerados como seguros en el embarazo, aunque siempre lo más recomendable es consultar al médico son la elastina, levocetiricina, cetirizina o doxilamina.
No se recomienda tomar antihistamínicos las últimas semanas del embarazo. Ya que las alergias o otros procesos que necesitan antihistamínicos pueden causar problemas en el embarazo es recomendable llevar el tratamiento adecuado en cada momento, y para ello no hay nada mejor que el asesoramiento del médico.