!Que malos son los árbitros de mi localidad, !Que malos los gallegos, asturianos, valencianos...!, !Los árbitros españoles son una vergüenza!.., !Pero mira que son horribles los que pitan la Champions!... Ninguno les vale a los que justifican sus fracasos en una mala actuación arbitral, que las hay al igual que muchos jugadores que fallan una clara ocasión de gol, pero a este se le aplaude. A la escasa capacidad de análisis de errores propios, a la falta de autocrítica, se unen desde hace un tiempo los terroristas de la noche, esos que sin tener idea del reglamento siembran la semilla de la violencia. Mientras estos bocazas cobran sus buenos dineros por actuar como el forofo en el bar de la esquina, los que les siguen a diario y quizás por que llegan tarde al lecho para desahogar su furia contra el ladrón de su partido, lo hacen en partidos de un fútbol que no sale en la tele. No importa que el partido sea de regional o de niños de cinco años, los sucesos se incrementan de manera alarmante y los árbitros se cansan. Ayer conocíamos la violencia en un partido de prebenjamines en Coruña, hoy los árbitros de Leon dicen basta y con toda la razón leyendo lo que leemos. Ante la pasividad de los que deben tomar medidas y lo único que se escuchan son palabras de político y el resultado a la vista está, el árbitro es el que puede tomar una decisión y no es bueno olvidar que aunque se pueda sacar adelante un partido con un aficionado al mando, sin colegiados no hay fútbol y sin padres bocazas y violentos los partidos serían la fiesta que debe ser. Ánimo a los árbitros de Leon y a todos los que tienen que soportar algo que un país civilizado no pasaría. Abajo la información de http://www.sportleon/.com
Árbitros refugiados en vestuarios esperando que la Policía evitara su agresión. El colectivo decidirá si se plantaEs un mal de todos los deportes. También ocurre en las canchas de los colegios durante los partidos de ligas escolares, pero en ningún otro deporte se hace tan acusado como en el fútbol. Los árbitros de León están hartos. Cuatro partidos de categorías menores de la pasada jornada (ocultamos los nombres de los equipos que jugaban en ellos porque no son los dos equipos contendientes los culpables, para no hacer daño al club inocente) acabaron con los colegiados (unos niños de una edad similar a la de los jugadores de esos partidos) encerrados en el vestuario a la espera de la llegada de la Policía o la Guardia Civil para rescatarlos de las iras de los familiares de los jugadores. Partidos de la discordia de alevines, infantiles y cadetes que tuvieron lugar en campos cercanos a León (dos de ellos con el mismo equipo local como protagonista).Es la actitud de esos familiares y la pasividad de la mayoría de los clubes (hay excepciones) lo que ha hecho que los colegiados leoneses digan basta. El jueves, en su reunión semanal, decidirán si dan un último aviso a los clubes o si, directamente, no designan a nadie para dirigir los partidos de este próximo fin de semana. Los ánimos en el colectivo arbitral están muy caldeados y ahora mismo las opiniones están bastante divididas entre el colectivo.
No es nueva la presencia de padres sin bozal cerca de las líneas de cal que delimitan los campos de fútbol de partidos de todas las categorías, desde prebenjamines (niños de apenas 8 años) hasta juveniles. Padres que se transforman al lado del campo, insultando y tratando de agredir a los árbitros, a los jugadores del equipo rival y hasta a los compañeros de sus hijos si le han quitado el puesto en el equipo titular.
Algún equipo ha optado por amenazar con la expulsión de los jugadores cuyos familiares no sepan comportarse, pero esa determinación no es, ni mucho menos, unánime.Y es que la falta de civismo de los familiares (los jugadores son los menos culpables y, generalmente, el pecado de los clubes es por omisión) ha hecho que el riesgo de los colegiados no esté ya en los partidos de Tercera División o de Regional de Aficionados, sino en esos campos en los que los aspirantes a árbitros dan sus primeras carreras. Niños sin los que el fútbol base no sería posible (si hay problemas arbitrando personas neutrales, dejar la dirección de los partidos a los equipos locales como se hacía antiguamente, podría acabar en batallas campales) que reciben una compensación que va entre los 14 € que se les paga por arbitrar un duelo de prebenjamines hasta los 21 € que reciben por un partido de juveniles. Una propina a cambio de la que hay espectadores que entienden que tienen derecho a insultarles y hasta tratar de agredirles. Los árbitros decidirán este jueves qué hacen. Decidan lo que decidan, la solución no es sencilla. La educación no es algo que se cambie en una semana.Futbol Base y mas