Esta semana ha habido parón en el universo seriéfilo de DC que más mola, vamos, que no ha habido ni episodio de The Flash, ni de Arrow, así que he pensado en escribir una entrada sobre ésta última, sobre todo en este punto. Y es que, mientras su compañera de fatigas sólo va a más, Arrow acaba de atravesar una racha difícil.
Si ya en su día comenté lo mucho que me gustó ese primer tramo dedicado a la investigación de la muerte de Sara, ahora he de decir que la vuelta no ha estado marcada precisamente por la gracia, sino todo lo contrario: vamos, que los guionistas se han lucido un poco con un tramo de lo más dispar, en el que no todo ha sido malo, pero sí que se ha notado un bajón de calidad, al menos hasta ahora.
Básicamente lo que ocurre es que los guionistas de Arrow no son sutiles a la hora de escribir. Cuando te enfrentas a una historia, está claro que quieres guiar a tus personajes por un camino determinado, que lleguen a un punto x y, por tanto, la labor de un buen escritor es que los personajes alcancen ese estado antinatural para ellos (o fuera de su zona de confort, como prefiráis), pero de forma natural y orgánica. Pues bien, en Arrow se les nota muchísimo los requiebros que hacen para seguir la senda marcada en la sala de guionistas, forzando situaciones y cambiando personalidades según convenga.
Así, en Arrow son capaces de lo mejor y lo peor en ese sentido.
Por ejemplo, observemos al personaje de Laurel. Sé que Laurel es un personaje bastante odiado, algo que yo no comparto. La defendí en el primer parón y ahora lo hago más que nunca. Es cierto que Laurel pasó un segundo año penoso; de hecho, se puede acuñar perfectamente el término ‘La maldición de los Lance’, porque cuando uno mola, el otro se vuelve gilipollas y viceversa. Pero la cuestión es que Laurel se quedó descolgada al no ejercer el rol de interés amoroso del héroe y la bajaron a los Infiernos, aunque han logrado alzarla en esa conversión en heroína muy bien llevada.
¿Le ha resultado fácil? No, claro que no, ella está aprendiendo y comete errores y se lleva hostias, pero tiene claro su objetivo. Pero es lógico si pensamos que ha pasado de ser una mera fiscal a ser Black Canary, al igual que su posición actual en los conflictos del equipo Arrow tiene mucho más sentido que la mayoría de la de los personajes.
Laurel es un personaje enfadado, lo lleva siendo desde la muerte de Tommy y a mí eso es algo que me gusta. Creo que es poco habitual que se dé un personaje femenino con tanta ira en su interior y que le dé vía libre. Por eso, me parece que sus conflictos con Oliver sí están bien llevados: no sólo Malcolm mató a su hermana, sino que Laurel es una tía dura y con moralidad flexible. Pero también es amiga de Oliver y, aunque esté enfadada con él, le apoya, lo que queda bastante coherente.
Y es que Oliver ahora mismo está sufriendo un poco el síndrome de Jack en Perdidos: todo el mundo le exige algo y a la mínima se le tiran a la yugular. Que sí, que no está siendo la mejor temporada de Oliver tampoco, no está inspirado el muchacho y a veces me da la sensación de que se piensa que Thea es un vampiro de The vampire diaries y va a apagar sus emociones el día menos pensado.
Sin embargo, Oliver sí que está siendo coherente: él ha renunciado a Felicity, así que, aunque el Gilipalmer no le gusta, se calla y apechuga con su decisión. Incluso se puede entender esa fijación por mantener a Malcolm Merlyn con vida, aunque todos sepamos que es un hijo de puta con tirantes. Oliver siempre ha intentado redimir a la gente (recordemos a La cazadora) e incluso se puede comprar el que necesite a Malcolm para enfrentarse a Ra’s al Ghul tras que éste le matara con facilidad. No obstante, para mí es harto evidente que se están buscando mil excusas para mantenerlo con vida y en el final de temporada Malcolm se sacrifique por Thea.
El problema es que Malcolm se ha convertido un poco en un lastre para la serie, creo que con menos episodios su historia habría quedado mejor. Bueno, la verdad es que este año no es que estén demasiado inspirados con el timing y hemos tenido un arco central a la deriva, como si no se supiera a dónde se dirigía la serie, más allá de contar las historias de Laurel y Thea que, por cierto, han sido lo mejor de este tercer año.
Y es que yo creo que se ha notado mucho (y para mal) la ausencia de un claro villano: durante los primeros nueve episodios se centraron en el caso de Sara, pero después han tardado la vida en presentar a Ra’s al Ghul como el malo de temporada. Sí, Ra’s estaba ahí, pero tampoco ejercía el papel de enemigo y ha sido un error. De hecho, este último episodio, Public enemy, ha vuelto a subir el nivel y ha sido porque Ra’s se ha convertido en una gran amenaza de una vez y ha puesto a Oliver contra las cuerdas de una forma distinta a lo visto y muy efectiva.
Ni que decir tiene que me muero por saber cómo va a continuar la historia, porque ese giro ha sido enorme.
Ahora bien, si la falta de villano ha sido un fallo y Malcolm tampoco es que esté ayudando en esta segunda parte de la temporada, Arrow tiene su propio cáncer con nombre propio: Ray Palmer. Vale, yo ya había hablado de esto, pero es que, sinceramente, sigo sin entender el propósito de este personaje más allá de forzar un segundo spin-off. No sólo el Gilipalmer es un personaje muy poco inspirado con un casting terrible, sino que desde que apareció nos hemos visto obligados a soportar tramas que nada tienen que ver con la serie.
El Gilipalmer está protagonizando su propio spin-off dentro de Arrow, teniendo tramas propias que no encajan ni por tono, ni por conexiones, ni por nada y para lo único que sirven es para romper el ritmo del episodio. De nuevo, me referiré a Public enemy, que fue un pedazo de episodio y cuya intensidad se veía cortada por la estúpida trama de Ray en el hospital.
Y, por cierto, ¿es necesario que sea tan rematadamente gilipollas? Es que, en serio, cada cinco palabras tiene que recordarnos lo maravilloso que es. Oh, sí, tío, eres un puto genio, quizás no tenga tu cerebrito, pero no soy tan idiota como para que tengas que recordarme cada dos por tres tus méritos. Y, por cierto, yo de ti no chuleaba tanto porque necesitaste un escáner para descubrir a Arrow, pero Harrison Wells lo dedujo en cero coma sin maquinitas ni mierdas.
Lo peor del spin-off del Gilipalmer es que tiene secuestrada a Felicity, que está protagonizando un arco verdaderamente lamentable e incoherente. No entiendo el que hayan dado tantas explicaciones a que le dé una oportunidad al Gilipalmer, cuando la situación era sencilla: Oliver no cree que puedan estar juntos, así que le da una oportunidad a otro chico que puede hacerla feliz. Jolín, no hay nada de malo en eso, no veo por qué han tenido que retorcer todo tanto y escribirlo tan mal.
Porque, encima, todos hemos visto ya demasiadas series como para no saber que la relación de Felicity con Ray es un mero entretenimiento para alargar la tensión sexual no resuelta, así que son ganas de fastidiar un gran personaje al volverlo bipolar.
En primer lugar, Felicity siempre ha sido alguien que ha apoyado el que Oliver no mate y, de hecho, en la temporada anterior cuando Oliver se carga al Conde para salvarla, a ella le afecta mucho. Por eso, no me entra en la cabeza la fijación que tiene con que Oliver mate a Malcolm Merlyn, por mucho que éste sea un cabrón que ha hecho que Thea mate a Sara.
Eso, por no hablar de sus repentinos cambios de humor y salidas de tono que no vienen a cuento: desde ese "no quiero ser una mujer que tú ames" hasta ese "te alegría que Ray muriera" totalmente gratuito. Yo aún sigo traumatizada con la escena de la primera frase, no sólo porque fue cruel de narices, sino porque parecía el berrinche de una niña pequeña: Oliver vuelve de la muerte, descubre que Ra's al Ghul (quien le mata muy fácilmente) viene a por su familia y tiene que enfrentar esa situación. Vamos, no es como si Oliver no cumpliera las fantasías de Felicity por irse de juerga, colega.
Sin embargo, en los últimos episodios Felicity parece ser la que era, aunque sigo creyendo que el Gilipalmer es una mala influencia para ella. Y estoy muy harta de que la arrastre en tramas que no pegan con Arrow y que van muy a la deriva, como si estuvieran gastando minutos para llegar a este último giro.
Lo malo es que lo vamos a tener de visita en The Flash, aunque, bueno, si el doctor Wells se viene arriba y se carga a Gilipalmer y a Iris de una tacada, yo daré palmas con las orejas. No, en serio, si eso pasa, yo prometo iniciar una religión en torno al doctor Wells, que es grande donde los haya. No creo que tengamos tanta suerte, pero, bueno, por suerte parece que vamos a tener dos últimos tramos espectaculares o, al menos, el trailer lo es. Así que esperemos que Arrow recobre la molonidad perdida, que es lo que parece que va a ocurrir.
PD: ¡Ay, la escena del beso, ay! Imagino que es una trampa, no dejo de repetírmelo, ¡pero ay!