Los asirios tampoco se libraron de las invasiones y tuvieron que luchar contra hititas, urarteos, los citados casitas, y muchas etnias más. Pero los casitas, un pueblo de origen indoeuropeo, trajeron con sus guerras e invasiones a la región un asunto muy importante: las armas. Esas mismas armas para dar inicio al proceso de liberación de Asiria.
Surgimiento, decline y formación del un gran imperio
Antes que nada, los asirios se preocuparon de asegurar la zona que siempre consideraron su establecimiento permanente: la Alta Mesopotamia. A partir del 1356 al 1078 a.n.e. (fechas aproximadas), se da origen a la etapa del Imperio Medio Asirio. Se consigue por fin tomar la Baja Mesopotamia y sobre todo conquistar la preciada ciudad de Babilonia expulsando a los casitas y asegurándose toda la región.
Sin embargo, nada es eterno y hacia el 1200 a.n.e., los Pueblos del Mar ponen en crisis a dos poderosos imperios de la época: el Imperio Hitita y el Imperio Egipcio. Estos enardecidos guerreros provenientes de la península balcánica, dificultaron pronto la posición de Asiria en la zona. Pero eso no fue todo, pues por aquel entonces existía otro pueblo, el llamado arameo, que era de origen semita y que también incomodaba a las fronteras asirias. Hasta el momento, hay que aclarar, los asirios alcanzaron una extensión bastante aceptable, tomando pueblos y ciudades aledañas constituyendo un imperio que rivalizaba por sobre todo con los hititas.
Así se hicieron conocidos por su crueldad y el odio hacia ellos fue común en medio oriente. Pese a todo, cuando los arameos invadieron violando sus fronteras, los asirios se encontraron con un nuevo enemigo bastante incómodo. No era para menos ya que las tierras de la Baja Mesopotamia, donde estaban los caldeos-babilonios, al ver debilitado al imperio, se sublevaron contra la autoridad de Asiria, un imperio conocido ya por su crueldad, sobre todo en lo que respecta al saqueo de ciudades y los atentados contra la población civil. Eran sus armas donde los asirios encontraron el poder necesario para mantener a raya una región donde los rodeaban enemigos, entre ellos podemos contar las armas de hierro, una caballería organizada y una infantería acorazada, que en conjunto sumaban una trinidad letal.
Pero a pesar de la presencia de los arameos y otros pueblos hostiles, el período comprendido entre 1270 y 1100 (fechas aproximadas), es el comúnmente aceptado para definir la expansión de los asirios, los cuales llegaron finalmente hasta el Mar Mediterráneo. El primer rey de esta etapa fue Salamansar y termina con Teglatfalasar. En todo este período varios gobernantes asirios resaltan, no sólo por cuestiones militares, sino también por su extraordinaria dote para organizar la economía de su patria. Durante esta era de expansión pujante, los asirios utilizaron un método muy eficiente para evitar futuras represalias: la clase dominante de la región conquistada era llevada a Asiria o en el peor de los casos, exterminada, y el pueblo en general diseminado o deportado.
Así los territorios iban siendo poblados por nuevos asirios asegurándose la existencia sólo de su nación. Esto método, lo salvó de sus enemigos. Pero obviamente, Asiria no ha pasado a la historia solamente por esto.
Nuevo Imperio Asirio
Luego de las sucesivas invasiones, Asiria atraviesa esta nueva etapa, que se establece entre el 935-612 a.n.e. (fechas aproximadas).El rey Adad-Nirari II logró a partir del 911 a.n.e. establecer el dominio de asiria en la región. También debemos nombrar a Teglatfalasar III, un rey asirio guerrero el cual conquistó Siria y Armenia, además de Babilonia. Aunque definitivamente, en esta etapa el soberano más poderoso es Sargón, el cual reinó entre el 722 al 705 a.n.e. (fechas aproximadas), conquistando Samaria la capital de Israel en ese entonces, así como otros lugares cercanos como los desiertos de Arabia y las montañas de Armenia.
Asimismo, la célebre ciudad de Nínive se erigió por sobre todas las demás (a pesar de que se cree que ya existía para el 1800 a.n.e.), que sería constituida como capital del imperio en el reinado de su hijo, Senaqueribb, quien tomó Egipto con su capital, Menfis; saqueó Babilonia en el 689 a.n.e., y construyó un gran palacio en la ciudad de Nínive. Otro de los reyes más importantes fue Assunasirpal II o Asurbanipal, quien entre el 668 al 630 a.n.e., período de su reinado, se dedicó a adherir la totalidad de Egipto, llegó a Tebas y conquistó Susa, esta última capital del reino de los medos, a los territorios asirios. Él mismo se jactaba de haber “pasado por las armas a tres mil guerreros y arrojados a muchos otros a las llamas, además de haber cortado, nariz, orejas, manos y ojos a muchos otros”.
A pesar de todo, no fue solo recordado por su crueldad, sino que mandó a construir la biblioteca pública más conocida del mundo. Todo estaba redactado en escritura cuneiforme en tablillas de arcilla, de las cuales se conocen más de veinte mil y que probablemente la arqueología vaya descubriendo más y más. La mayor parte de estas colecciones están basadas en obras babilónicas copiadas, y posiblemente gracias a él no quedaron en el olvido. Parecía que nada ni nadie podía detener a los asirios en su extensión, los cuales ya veían la península de Anatolia y el camino a la India como posibles próximos lugares. El gobierno, centralizado y despótico, no veía a nadie más que el rey como su única a autoridad quien realizaba sus designios por obra del Ejército.
El fin de los asirios
Pero justamente ese régimen centralizado y totalitario, ocasionaría a la larga el fin del imperio, pues fue de donde provino la falla para dar fin a su existencia. A pesar de que los asirios dominaban a los hebreos, medos, parte de los pueblos persas, fenicios, egipcios y hasta algunas rutas árabes, esto hizo que justamente se ganen el odio de todos sus vasallos y de las naciones que estaban dentro y fuera de sus fronteras. El método de deportar y colocar gobernadores y una élite de gobierno en cada país conquistado dejó de funcionar.
Los pueblos se seguían manteniendo vivos gracias a sus lenguas y su pasado cultural en común. El mínimo error, y aquel imperio que decía ser el más poderoso de todos, dejaría patente que podría ser también el más frágil.
Luego de la muerte de Asurbanipal, hay un período de oscurantismo y no se conoce mucho acerca de lo sucedido. Para persas y griegos, fue el último rey asirio, mientras que para otros, se lanzan algunos nombres como el de Ashr-ubalit II o Sarakos. Este rey, fue el que finalmente debió aceptar lo inevitable, y haciéndose imposible que las fronteras asirias resistan la embestida de múltiples naciones, en el año 612 a.n.e., el rey Ciajares ingresó en Nínive, consolidando la victoria. Pero allí no acabó la historia, pues los asirios, el pueblo que había dominado gran parte de la civilización mundial durante varios siglos, ahora debía pagar con la misma moneda, todos los males que supo ocasionar a los vecinos. Nínive y otras ciudades, fueron devoradas por los saqueos y las llamas.
Se mató gran parte de la población sin importar el sexo o la edad; los pocos sobrevivientes fueron finalmente vendidos como esclavos. Asiria, con Nínive como máxima representación de su apogeo, había dejado de existir. Se dice que cuando el célebre Ejército de los Diez Mil, con el historiador Jenofonte, pasaron por allí casi dos siglos después, pisaron tierra “bien” firme. En efecto, Nínive había sido masacrada hasta sus cimientos y con el tiempo la tierra y las lluvias se encargaron de sepultarla. Con ella la cultura asiria también pasó a la historia cuyo recuerdo ha sido rescatado en épocas recientes, sólo por la Arqueología.