París llora por los 128 fallecidos en una serie de atentados en cadena a manos del Estado Islámico. Una tragedia de la que será difícil reponerse para Francia pero hace pensar en el motivo por el cual no se toma con la misma contundencia ni aflicción el terrorismo fuera de Europa o USA. Es triste decir pero es hora de abrir los ojos cuando un atentado en Occidente pesa más que miles de muertos en Asia, África o Sudamérica.
Noviembre debería ser un mes en el que recordemos que el terrorismo afecta a todos sin importar cuan importancia internacional tiene el país. Sí han sido 128 muertos en París, no hay que olvidarlos pero en lo que llevamos de mes también hay que recordar.
- 1 de noviembre de 2015: 18 muertos en un atentado en Somalia
- 1 de noviembre de 2015: Al menos 4 muertos y 11 heridos en un atentado contra un tren en Pakistán
- 4 de noviembre de 2015: Atentado en Egipto: al menos 4 policías muertos y 10 heridos
- 4 de noviembre de 2015: Mueren 2 personas y seis resultan heridas en un atentado en Bagdad
- 6 de noviembre de 2015: Una cadena de atentados en Bagdad y alrededores mata a 9 personas
- 8 de noviembre de 2015: 3 muertos y más de una decena de heridos en Chad en un atentado perpetrado por Boko Haram
- 9 de noviembre de 2015: Al menos 3 muertos en un atentado en el norte de Camerún
- 12 de noviembre de 2015: 43 muertos y 239 heridos en un doble atentado suicida en el Líbano
86 muertos a manos del terrorismo fuera de París en noviembre sin contar la guerra de Siria
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¿Dónde está la igualdad cuando se habla de que el terrorismo no es una cuestión ideológica si los principales magnatarios solo salen a dar las condolencias cuando se trata de un país galo? La sociedad no se ofende de igual manera, no lo siente en sus carnes como una ofensa a ellos mismo y por tanto la prensa lo trata como otros muertos más a los que poca gente va a interesar.
Los atentados de noviembre no deben sólo ser recordados en París, son atentados contra la humanidad, vidas perdidas, familias ratos, corazones destrozados… en todo el mundo. Hay que asumir que vale lo mismo una vida que otra, y reflejarlo… porque hay que empezar a cambiar la forma de pensar de la sociedad y ofenderse, ofenderse mucho porque cada persona que haya muerto será un nombre más que recuerde que nadie puede destruir la libertad de las personas en ningún rincón del mundo.