La portada, es evidente, no hace
honor a la descripción del
protagonista.
“Su heredero era un ser marchito, de color aceitunado, con grandes ojos negros, miembros desproporcionados y nariz descomunal…”
“Su oscuro rostro era duro y áspero, el rostro del mismísimo Belcebú. En el caso de Dain se podía juzgar al monje por el hábito, porque por dentro también era oscuro y duro.”
Estas son algunas de las amables descripciones del conde de Dain, personaje protagonista de “Abandonada a tus caricias” de Loretta Chase.Pero ¿qué ocurre cuando Dain se encuentra con Jessica Trent? ¿Qué opina ella de ese hombre de monstruoso aspecto?“Dain era auténtica artillería pesada, pensó Jessica. No estaba preparada para aquello, ni siquiera por lo que le habían contado Bertie y otras personas. El pelo más negro que el carbón, unos ojos negros, atrevidos, una enorme nariz cesárea y una boca huraña, llena de sensualidad… Ya solo la cara le daba derecho a ser de la estirpe de Lucifer, como aseguraba Withers.Y el cuerpo…Bertie le había dicho que Dain era un hombre muy grande, y Jessica se esperaba una especie de gorila gigantesco, pero no estaba preparada para ver un semental; grande, espléndidamente proporcionado y de poderosos músculos, si había que dar crédito a lo que resaltaban sus ceñidos pantalones.”
Esta es la perspectiva. La autora nos ha contado que, objetivamente, Dain es feo, asusta a las mujeres, y a muchos hombres. Pero Jessica se siente inmediatamente seducida al momento de conocerle, sin que él haga ni el mínimo esfuerzo. ¿Acaso no es eso real? ¿No hemos sentido todos atracción por una persona desconocida, simplemente por su aspecto? Y no necesariamente porque fuese la más atractiva que nos hayamos cruzado. Hay algo, lo que sea, hormonas, electricidad, huellas en nuestro código genético, que hace que nos atraiga una persona, independientemente de su belleza. Y el amor, no lo olvidemos, siempre se ha dicho que es ciego.Así que, cuando en una novela romántica, él o ella piensan que el otro es el hombre/la mujer más atractiva del mundo, no necesariamente significa que lo sean. Lo son exclusivamente para ellos, porque eso forma parte del amor: considerar que la persona amada es perfecta.Todo es cuestión de perspectiva.