Revista Economía
El BCE tiene un grave problema para reactivar la inflación. El Banco Central Europeo constata que el dinero que pone en movimiento a través de los bancos o las compras masivas de bonos y otros activos termina volviendo al BCE sin haber llegado a los ciudadanos, el verdadero objetivo de estas medidas de inyección monetaria.Keyneslo resumió en una parábola de su “Teoría General sobre el empleo, el interés y el dinero” de 1936, proponiendo enterrar botellas llenas de billetes en antiguas minas de carbón para que una vez descubiertas (como el oro) crearan nueva riqueza y estimularan el gasto.Las empresas privadas contratarían a mucho personal… extraer los billetes de nuevo… no habría más desempleo… aumentaría el ingreso real de la comunidad y su riqueza…Milton Friedman, en “The Optimum Quantity of Money” de 1969, propuso otra idea para solucionar la deflación: potenciar el consumo tirando billetes desde un helicóptero a los ciudadanos (consumidores) y a los empresarios creadores de empleo (salarios).Ciertamente la situación actual en Europa es muy distinta, porque, aunque el consumidor siga comprando lo hace en mucha menor cantidad que antes, con un gasto mensual menor, y la deflación no se mueve por mucho dinero que el BCE ponga en circulación a través de los bancos o en la compra de activos. Las propuestas de Keynes y Friedman sí activarían el consumo, porque el consumidor destinaría ese dinero a compras de todo tipo, al considerarse como un premio extraordinario, dado que ese gasto no le causaría ningún desequilibrio económico en sus finanzas familiares.Es imperativo buscar alternativas a la banca clásica para poder estimular la Economía, porque se han gastado miles de millones en un programa de reactivación que NO funciona. El BCE no asimila la diferencia entre evitar la deflación y aumentar el consumo, porque lo que en realidad está ocurriendo es que los bancos NO ayudan al ciudadano…que NO ve ese dinero.Un banco es un lugar en el que le prestan a usted un paraguas cuando hace buen tiempo y se lo piden cuando empieza a llover. (Robert L. Frost)
Mark de Zabaleta