El árbol de mandarina no solo tiene un alto contenido nutricional sino que también puede ser empleado como remedio y medicina en diferentes afecciones. Esta especie, conocida bajo el nombre binomial de Citrus nobilis posee pétalos lanceolados de forma alargada y pequeños filamentos lineales. La floración del árbol de mandarina siempre se produce en torno a los meses de primavera. Esta especie, de hecho, produce flores muy aromáticas que se agrupan en pequeños fascículos. La mandarina (el fruto) tiene cantidades considerables de vitamina C y pequeñas dosis de calcio, por lo que puede ser consumido de forma diaria con grandes beneficios.
El fruto que da el árbol de mandarina es de sabor dulce y tiene una pulpa de textura agradable. Este fruto está separado en gajos con un alto contenido de agua. La mandarina posee una esencia de alto poder medicinal que puede ser extraída tanto de las hojas como de las flores y la cáscara del fruto que produce. En la cáscara de mandarina, por lo demás, podemos aprovechar una gran cantidad de componentes de efecto sedante. En las hojas de mandarina, por otra parte, tenemos compuestos de tipo aperitivo. Con la mandarían también se pueden preparar remedios con efecto tónico.
En la mandarina también tenemos a nuestra disposición altas cantidades de vitamina C. Es importante tener en cuenta que para no obtener un efecto laxante debemos consumir los frutos de esta planta con moderación.
Si queremos preparar una infusión a base de mandarina primero debemos limpiar las hojas (se utiliza especialmente esta parte de la planta). Después de limpiar las impurezas de unos 10gr de hojas de mandarina las llevamos a hervor en un litro de agua. Dejamos en contacto por alrededor de 10 minutos y filtramos el contenido. La dosis recomendada de la infusión de mandarina es de unas tres tazas al día. Esta bebida tiene un efecto sedante suave.