La natación es el deporte perfecto para las personas de todas las edades, ya que ayuda a ejercitar todos los músculos del cuerpo y los sistemas circulatorio y respiratorio, además de a desarrollar la coordinación motora.
Estos beneficios se multiplican en el caso de los niños pequeños, ya que nadar les favorece su desarrollo físico, sensorial y psicomotriz.
Cuando los niños practican la natación, consiguen que su capacidad de moverse mejore, tanto en equilibrio como en coordinación espacial.
Además, sus músculos se refuerzan, con lo que tienen muchas más posibilidades de empezar a caminar o gatear antes.
La natación también ayuda a fortalecer el sistema cardiovascular y respiratorio y, a nivel psicológico, lo relaja y mejora su comportamiento, consiguiendo incluso provocarle apetito.
La psicología del niño y la natación
Aprender a nadar es para un niño una aventura divertida, que solo le provoca cosas buenas en su día a día.
Para empezar, el niño se siente seguro cuando se ve en la piscina con sus padres, y establece aun lazos más estrechos con ellos, al compartir algo divertido. Además, aunque no sepa ni caminar aun, siente como puede desplazarse solo en el agua, con lo que se siente más confiado en si mismo, y más independiente.
Pero no solo eso, el niño también mejora su comportamiento hacia los demás cuando aprende a nadar. Hay que tener en cuenta que se trata de una actividad que se hace en grupo, con lo que de manera inconsciente se socializa con otros pequeños, y aprende a jugar con los demás. Por lo tanto, podemos decir que la natación le ayuda a relacionarse mejor con los demás, tanto en el ocio como en las actividades diarias.
Beneficios de la natación para niños con síndrome de Down
Todos los aspectos positivos de la natación para los niños que hemos mencionado hasta ahora, se incrementan aun más cuando hablamos de pequeños con síndrome de Down.
A los niños afectados por este síndrome es aun más importante estimularlos, tanto física como psicológicamente. Y este deporte es fantástico para favorecer su desarrollo psicomotor, e integración social. Practicar la natación con bebés con síndrome de Down se convierte en una actividad única tanto para el niño, como para los padres, que ven como el niño poco a poco se adapta al agua, con lo que empieza a ser autónomo.
Eso sí, hay que tener en cuenta que un niño con estas características debe trabajar dentro del agua, como todos los pequeños de su edad que quieran aprender a nadar. Nunca debe hacerse con él un trabajo de hidroterapia, es decir, hacerlo trabajar con el agua, como podría hacerse con cualquier otro material.
En conclusión, se puede decir que, para cualquier niño, aprender a nadar es una excelente manera de estimularlo en una edad temprana, y sin causarle traumas. En un ambiente donde solo prima el juego, el niño recibe importantes beneficios físicos, que van a repercutir tanto en el desarrollo de su cuerpo, como de su mente.