La lavanda
Reconocida por sus cualidades relajantes, y antiespasmódicas, la lavanda es ideal para distenderse después de una dura jornada de trabajo. Utilizada como aceite esencial en el baño, calma los espíritus más irritados y suaviza las pequeñas molestias reumáticas. En tisana, la flor de lavanda actúa contra la hinchazón y los dolores de estómago. En balneoterapia, se utiliza para combatir los problemas de circulación.
El tomillo
El tomillo está cargado de fenol, y concretamente de timol, que es un antiséptico muy eficaz. Esta planta, utilizada en infusión, lucha contra las enfermedades respiratorias como la bronquitis, el resfriado, la gripe, el asma, y suaviza la tos. Es indispensable durante el invierno. En infusión, el tomillo es un buen antiinflamatorio, y atenúa los dolores provocados por caídas, torceduras… Del lado de la cosmética, el tomillo tiene ciertas virtudes: tonifica el cuerpo, es un buen antirrelajante cutáneo, y revitaliza el cuero cabelludo.
El saúco
Las flores y la fruta del saúco son apreciadas porque mejoran las defensas inmunitarias y la vista. Sirven para luchar contra el colesterol, las infecciones y los problemas cardíacos. Una planta medicinal mágica. Estas bayas, ricas en vitamina C y flavonoides, son un antioxidante muy potente. El saúco se encuentra en forma de jarabe que se debe diluir en agua o en infusión. Las hojas, utilizadas en cataplasma alivian los dolores de dientes, las contusiones y las quemaduras.
La menta
Problemas digestivos, náuseas, espasmos gastrointestinales… La menta es vuestro mejor aliado. Utilizada en tisana, con el fin de conservar todas sus cualidades medicinales, la menta con alto contenido en manganeso, hierro y antioxidantes es perfecta tras una comida copiosa, y para las personas que tienen dificultades a la hora de hacer la digestión. También tiene otro tipo de propiedades antiinfecciosas y tonificantes. Y para el invierno, el aceite esencial de menta, asociado al eucalipto en inhalación, para poner punto y final a los resfriados.