Revista Cultura y Ocio

Los bloques de Gibraltar y el muro de Berlín ( 3 min.)

Publicado el 27 agosto 2013 por Jblor8
Los bloques de Gibraltar y el muro de Berlín ( 3 min.)

porJuan B. Lorenzo de Membiela

Sean muros, sean bloques de hormigón, estén construidos sobre tierra firme o sumergidos en el lecho marino, no dejan de ser barreras construidas por el hombre para excluir a otros hombres. Concurren tres identidades entre el muro de Berlín y los bloques de Gibraltar: ambos son de hormigón, ambos simbolizan intolerancias y ambos representan la razón de la fuerza.Se daban por superados los totalitarismos en Europa, es decir, aquellos que por voluntad propia rompen leyes y acuerdos internacionales que regulan convivencias impidiendo libertades. Los derechos humanos deberían ser invocados allí en donde los individuos necesitan protección contra la (…) soberanía del estado y la nueva arbitrariedad de la sociedad (Arendt, 2011:413)[1]. Allá, en donde se impide a capricho una actividad pesquera, practicada durante siglos para el sustento de la familia. Soportando una recesión económica que compromete la manutención de la persona y su entorno más íntimo, los caprichos excluyentes cobran tintes más dramáticos, más perversos.El dialogo y la negociación,siempre necesarios, fueron sustituidos por una política de hechos consumados apoyados por la intimidación de una fuerza naval en un gesto anacrónico hoy en Europa y en todo Occidente. Difícil de entender entre aliados, ante la OTAN y entre socios europeos, ante la Unión Europea. Gozando Gran Bretaña de un prestigio democrático, de respeto hacia los derechos ciudadanos y de lucha contra la tiranía, extraña que pueda sucumbir ante caprichos de oligarquías coloniales. Los tiempos y sus tendencias no pueden estar más en desacuerdo, por un lado porque las hegemonías imperiales han desaparecido por la inercia de la historia pero también de la física en tanto que Ilya Prigogine demostró la irreversibilidad del tiempo (1993)[2]. Por otro, porque los imperativos de la globalización convierten las obstinaciones territoriales en gestos teatrales. No solamente por las exigencias económicas que demandan sociedades previsibles regidas por la ley, también, como apuntan Giddens (2009:814)[3]y Pilkington (2002)[4], porque a causa de la globalización económica se ha producido una devaluación de las identidades nacionales y con ello, es mi opinión, los fervores patrióticos a cualquier precio que impliquen el sacrificio de vidas humanas.Y en tercer lugar, porque sumidos en un postmodernismo sin valores definidos, con un crecimiento exponencial del egoísmo de supervivencia, los conflictos no cercanos a la persona dejan de importar lo que antes importaban. Con lo que no se producen réditos electorales. Otra cosa es su uso para distraer a la opinión pública de temas candentes.Pero a pesar de estas razones hay otras diferentes, de más calado, que revelan una perversión en los sistemas sociales, de todos ellos, y que obedece a una implacable ley temporal: la paradoja de la conversión del bien perseguido en el mal repudiado, la transformación de una finalidad originaria en la contraria combatida. En palabras de Weber, en su obra « La política como vocación »: la tergiversación de los principios morales a través del tiempo (Giner, 2012:102)[5]. Hay muchos ejemplos, entre los más llamativos, China, que pasó de un régimen comunista a otro neocapitalista…Quiero con ello decir que lo inesperado de la acción del hombre o de los países puede convertir a defensores de la libertad y de la legalidad en abanderados de la tiranía, la opresión y la arbitrariedad. El cinismo podría surgir en cualquier momento, ese mismo esgrimido tiempo atrás por el bloque soviético que vendía una libertad proletaria que no era sino excusa para extinguir la dignidad de la persona y que cayó con el muro de Berlín en 1989.Entonces se oirán los versos de Schiller:« […] Cuando el oprimido no halla justicia por ninguna parte,cuando el peso es ya insoportable, alarga la manocon ánimo resuelto hacia el Cieloy baja de él sus derechos eternos,que están allí, inalienables,e indestructibles, como las estrellas mismas […] » .
Los bloques de Gibraltar y el muro de Berlín ( 3 min.)


[1] Arendt, H., (2011): Los orígenes del totalitarismo, Madrid: Alianza editorial.
[2] Prigogine, I., (1993): El nacimiento del tiempo, Barcelona: Tusquets y Prigogine, I. y Stengers, I., (2004): La nueva alianza. Metamorfosis de la ciencia, Madrid: Alianza Editorial.
[3] Giddens, A., (2009): Sociología, 5ª edic., Madrid: Anaya.
[4] Pilkington, A. (2002): Cultural Representations and Changing Ethnic Identities in a Global Age, en M. Holborn ( ed.), Developments in Sociology, Ormskirk: Causeway Press:
[5] Giner, S., (2012): El origen de la moral, Península-Atalaya: Barcelona.

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