Bony (Bimbo)
Es uno de los bollos de nuestra infancia más característicos y que más ha perdurado en su esencia original. De forma rectangular, hecho de bizcocho y con una buena combinación de chocolate y mermelada de fresa, se convirtió quizás en uno de los bollos con un sabor mejor conseguido. ¿La pega? Posiblemente que estética y comercialmente no era de los más atractivos. De hecho, no tenía ni mascota, algo que con el tiempo se ha acabado solucionando, introduciendo a una especie de mono con aspecto sospechoso.
Tigretón (Bimbo)
De la misma familia del Bony (y Pantera Rosa), tenía un sabor quizás no demasiado original, si bien su forma era cilíndrica y utilizaba mermelada de albaricoque en su interior junto a la nata, lo que sí que le hacía atractivo. ¿Su punto fuerte? Contaba con una mascota con gancho, el propio Tigre que siempre salía en el envoltorio.
Bollycao (Panrico)
Mítico e imperturbable, el Bollycao era un bollo totalmente revolucionario en 1975, año en que salió al mercado. Estaba formado por pan blando y esponjoso, era largo y llevaba crema de chocolate en su interior. La combinación del pan y del delicioso chocolate era excepcional, lo que hizo que muchos niños, adolescentes y adultos se enganchasen al sabor. Hoy lo siguen fabricando, pero la experiencia no es ni mucho menos comparable.
Tarzán
El más simple de todos pero, al mismo tiempo, de los más deliciosos. Únicamente era un bollito de bizcocho con chocolate pero, al margen de su excelente sabor, nos atraía por las figuritas o los cromos que traía en su interior, los cuales iban regularmente cambiando. Por desgracia, el Tarzán ya no se comercializa.
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