Camaradas,
En el segundo día de la Operación Battleaxe, los británicos mantienen la iniciativa, pero no están seguros de cómo explotarla. Rommel no está reaccionando como Cunningham esperaba que hiciera. Llegado este momento, el comandante alemán debería haber enviado una fuerza blindada contra el XXX Cuerpo Británico para contener la penetración de sus líneas. Su inactividad ha puesto en un dilema a los británicos. El movimiento planeado hasta el área de Gabr Saleh tiene poca importancia estratégica; no es más que una treta para atraer al Afrika Korps a la batalla. La no aparición de los Panzer significa que el plan debe ser modificado, pero nadie entre los británicos parece estar seguro de qué manera.
Vehículos blindados británicos avanzan por la inmensidad del desierto libio sin que nadie les salga al paso. Los vehículos ruedan con gran separación entre ellos para minimizar los efectos de un posible ataque aéreo de la Luftwaffe o de la Regia Aeronautica.
El Mayor General William Gott, comandante de la 7ª División Acorazada, se resiste a tener parada a su unidad cuando la ventaja está de su lado claramente. El comandante de su Cuerpo, el Teniente General Norrie, es de la misma opinión, y finalmente se le convence a Cunningham de que la división debe dirigirse hacia Tobruk, una maniobra que Rommel no va a poder ignorar. En consecuencia, se emiten las órdenes para avanzar y cubrir las áreas alrededor de Bir el Gubi y Sidi Rezegh. La 22ª Brigada Acorazada a la izquierda debeña asegurarse de proteger el avance de la interferencia de la 132ª División Acorazada Italiana Ariete situada en Bir el Gubi y de proteger el flanco izquierdo de la 7ª Brigada Acorazada mientras ésta avanza hacia Sidi Rezegh. El Grupo de Apoyo se quedará en su posición actual, lista para ayudar a las otras dos brigadas según sea requerido. Por último, la 4ª Brigada Acorazada se quedará cerca de Gabr Saleh preparada para proteger el flanco izquierdo del XIII Cuerpo de Ejército mientras ataca las guarniciones fronterizas del Eje.
La consecuencia más directa de estas disposiciones es la fragmentación de la fuerza blindada británica; Cunningham ha perdido la aplastante superioridad con la que contaba para derrotar al Afrika Korps en la gran batalla de tanques que esperaba tendría lugar. Rommel ha permanecido impasible a los movimientos del Octavo Ejército Británico en el desierto del sur, todavía en desacuerdo con Crüwell respecto a los objetivos de los británicos. El suabo le ha dicho al comandante del Afrika Korps que mantenga la calma y la resolución para asegurarse de que el nuevo ataque contra Tobruk, programado para dentro de dos días, prosiga adelante.
La artillería italiana (en este caso de 105 mm) detiene a los británicos en Bir el Gubi.
Cuando la 22ª Brigada Acorazada se ha aproximado a Bir el Gubi se ha topado con los puestos avanzados de la 132ª División Acorazada Ariete. Los británicos saben que formación italiana se encuentra ahí y piensan que supone una importante amenaza a su avance hacia Sidi Rezegh. El General de Brigada Scott-Cockburn ha recibido órdenes de atacar a la División Ariete. Su novata unidad deberá eliminar esta amenaza y permitir a la 7ª Brigada Blindada continuar avanzando hacia el área al sur de Tobruk. La 1ª Brigada Sudafricana se adelantaría entonces y aseguraría Bir el Gubi, liberando a la 22ª Brigada Blindada que podría regresar a la posición de Gabr Saleh o en cualquier lugar donde sea requerida su presencia.
Los británicos se preparan para el asalto.
Los tres regimientos Yeomanry que constituyen la 22ª Brigada Acorazada (el 2º Real de Caballos Gloucestershire y el 3º y 4º Yeomanry Condado de Londres) acaban de llegar al teatro. Sólo cuentan con el apoyo de un regimiento de artillería de campaña de 25 libras y un destacamento de cañones antitanque. El Mayor General Gott piensa que una acción contra los italianos será una buena introducción al combate en el desierto antes de que la brigada deba enfrentarse a las formidables unidades alemanes. La moral es alta hasta justo después del mediodía, en que los escuadrones de caballería dentro de sus tanques Crusader último modelo ruedan a través de los yermos pedregosos hacia el encuentro del enemigo. El primer ataque de los blindados contra las posiciones italianas de cobertura, muy separadas unas de otras, barre todo ante sí. Sin embargo, a medida que se acercan a la pantalla antitanque de la División Ariete, se dan de bruces contra el fuego de cañones emplazados en una poderosa línea defensiva. La barrera de fuego pronto comienza a pasar factura a los tanques británicos. Un segundo batallón es enviado a la batalla mientras más y más Crusaders son puestos fuera de combate por los proyectiles y disparos, o vuelan en pedazos en los campos de minas que rodean las defensas. Un tercer batallón acude a prestar su ayuda en el ataque tan sólo para sufrir las mismas pérdidas que los otros dos. El ataque les ha salido caro a los británicos, aunque los italianos también han recibido lo suyo y muchos de sus tanques y cañones han sucumbido al fuego de la 22ª Brigada Acorazada. Para la primera hora de la tarde, los británicos se han convencido de que la 132ª División Acorazada Ariete se encuentra demasiado bien atrincherada para ser desbordada sólo con tanques. El ataque requiere el apoyo de más infantería y más artillería para desalojar al enemigo. El General de Brigada Scott-Cockburn finalmente da la orden de alto y su brigada se retira a lamerse las heridas y a hacer un recuento de su primera acción de guerra; 25 de sus 136 tanques han sido destruidos. Por su parte, los italianos han sufrido la pérdida de 34 de sus tanques, además de otros 15 dañados y 12 piezas de artillería destruidas.
Un héroe italiano caído junto a su cañón antitanque de 47 mm.
Más al norte, la 7ª Brigada Acorazada del General de Brigada George Mark Oswald Davy ha avanzado casi hasta Sidi Rezegh sin haber tenido ningún enfrentamiento con el enemigo salvo un leve encuentro con algunos vehículos blindados alemanes del Aufklärungs-Abteilung 33 (motorisiert). La Brigada alcanza en seguida el escarpado meridional que desciende ante Sidi Rezegh. En el fondo del valle se encuentra un aeródromo con un gran número de aviones italianos. Sus tripulaciones de tierra no tienen ni idea de la llegada de los británicos.
El General de Brigada Davy pronto envía a los vehículos blindados y Crusaders del 6º Regimiento de Tanques Reales cuesta abajo desde la alturas hasta el interior del valle, disparando contra los aviones enemigos aparcados indefensos en el suelo. Aquellos que intentan despegar son derribados despiadadamente y aquellos incapaces de moverse son reventados por los cañones o aplastados bajo las orugas de los tanques a la carga. En un muy breve periodo de tiempo el aérodromo es conquistado por los británicos y un escuadrón de tanques avanza hasta la cresta en el escarpado septentrional de Sidi Rezegh al otro lado del valle. Aquí se dan de bruces con los puestos avanzados de la 90ª División Ligera Alemana, bien afincada en poderosas posiciones defensivas. Sin infantería de apoyo, los Crusaders se ven obligados a retirarse de vuelta al valle. Otros tanques intentan moverse hacia el oeste hacia el snedero que discurre desde Bir el Gubi hasta El Adem, pero también estos se topan con la infantería atrincherada de la 17ª División Italiana Pavia y dan la vuelta. Al caer la noche, este éxito en el norte ha llevado al comandante del XXX Cuerpo, Teniente General Norrie, a ordenar al Grupo de Apoyo de la 7ª División Acorazada a adelantarse para unirse a la 7ª Brigada Acorazada en el valle.
Movimientos en el día de hoy de las diversas unidades de la 7ª División Acorazada, que se ha dispersado todavía más.
La repentina llegada de tanques británicos a Sidi Rezegh ha puesto a las tropas del Eje alrededor de Tobruk en una situación de vulnerabilidad. La 90ª División Ligera que mantiene el escarpado norte se encuentra especialmente mal situada puesto que ahí no hay muchos tanques alemanes a distancia de ataque de los británicos en el aeródromo. El comandante de la División, el Mayor General Sümmermann, solicita refuerzos y algunos cañones de 100 mm son enviados desde Bardia en la costa junto con un batallón de infantería italiana de la 25ª División Bologna y un batallón de ingenieros alemanes.
Desde sus Cuarteles Generales del Panzergruppe Afrika, el Teniente General Crüwell interpreta que este último avance del Octavo Ejército es algo más que una mera táctica de distracción británica. El comandante de la 21ª División Panzer, el Teniente General von Ravenstein, está de acuerdo con él y se está poniendo un poco nervioso con los movimientos británicos al sur de su unidad. Cuando las noticias del avance de la 7ª Brigada Acorazada hasta el escarpado al sur de Sidi Rezegh han llegado a Rommel, ha comenzado a replantearse los motivos detrás de esta actividad británica. Finalmente, ha dado a Crüwell permiso para que un Kampfgruppe blindado de la 21ª División Panzer destruya la amenaza enemiga al sur. El Teniente Coronel Stephan ha recibido la orden de coger a su 5º Regimiento Panzer, reforzado con 12 morteros de 105 mm y cuatro cañones antitanque de 88 mm, y dirigirse al encuentro del enemigo cerca de Gabr Saleh.
Panzer, marsch!
Los alemanes no tardan en encontrarse con los tanques Stuart de la 4ª Brigada Acorazada del General de Brigada Alexander Hugh Gatehouse, que no dispone de algunos elementos del 3º y 4º Regimientos de Tanques Reales los cuales han acudido al noroeste a apoyar a algunos vehículos blindados. El Kampfgruppe Stephan con su mezcla de Panzer IIIs y Panzer IVs y unos pocos Panzer IIs, 85 tanques en total, se encuentra más o menos a la par en números con los tanques restantes de la 4ª Brigada Acorazada. Los dos bandos se encuentran en lo que supone el primer enfrentamiento entre tanques a gran escala de la guerra en el desierto abierto. Los alemanes acuden a la batalla con sus cañones antitanque detrás y los británicos avanzando para encontrarse con ellos. La velocidad de los tanques británicos les lleva a la derecha de las líneas alemanas para enfrentarse en una acción a quemarropa en la que su inferior armamento no supone una gran desventaja. Pronto se pierde el orden y la batalla se convierte en un duelo de tanques que se persiguen unos a otros. El área pronto se ve envuelta en humo y polvo, lo que minimiza el mortífero efecto de los cañones antitanque alemanes. La lucha se prolonga a lo largo de toda la tarde sin que ningún bando mantenga un completo control sobre sus propias fuerzas. A medida que avanza el día y la luz comienza a remitir, los alemanes se retiran para unirse a una columna de apoyo que ha llegado a su retaguardia para reabastecer de combustible y municiones a sus fuerzas. Los británicos son mantenidos a distancia mediante una pantalla de cañones antitanque, incapaces de causar molestias a los vehículos alemanes estáticos debido a la falta de apoyo de su propia artillería. Entonces, la 4ª Brigada Acorazada se retira hacia el sur y deja el campo de batalla a los alemanes.
El primer enfrentamiento entre tanques de la Operación Crusader.
Tan pronto como los británicos se han marchado, los ingenieros alemanes se adelantan para reparar a sus Panzer dañados y destruir los tanques inmovilizados del Octavo Ejército e impedir así su reutilización. 24 Stuarts han quedado fuera de combate durante la batalla. Por su parte, las bajas alemanas han ascendido a dos Panzer IIIs y un Panzer II destruidos y cuatro Panzer IIIs dañados, que han sido reparados; los británicos han afirmado haber destruido 24 Panzer, una clara exageración que no redundará sino en su perjuicio.
Diagrama de movimientos tácticos durante el día de hoy.
Movimientos tácticos entre ayer y hoy.
Detalle de movimientos tácticos de la Operación Crusader hasta el final de la jornada de hoy.
Ha sido un día de fortunas dispares para el XXX Cuerpo de Ejército Británico. Dos de sus brigadas acorazadas se han enfrentado al enemigo con algunas pérdidas y victorias incompletas, mientras que la otra brigada acorazada ha llevado a cabo una exitosa penetración al noroeste que la ha situado a ella y al Grupo de Apoyo al borde de la línea del Eje que rodea Tobruk. El General de Brigada Gatehouse se encuentra satisfecho con la actuación de su 4ª Brigada Acorazada, sintiendo que el pequeño tanque Stuart es capaz de medirse a los Panzer, inflingiéndole tantas pérdidas a los alemanes como las recibidas. Confía en que cuando el 3º y 5º Regimientos de Tanques Reales regresen a su unidad al día siguiente, su brigada se verá aumentada con 100 o más tanques y estará más que a la altura de las fuerzas enemigas situadas ante ella. Para Cunningham, la jornada se ha revelado como no decisiva una vez más. La reacción de Rommel ha sido mínima, habiendo enviado tan sólo un Kampfgruppe de tanques contra sus fuerzas. La planeada gran batalla de tanques todavía está por producirse lo que, al fin al cabo, posiblemente haya sido positivo para los británicos porque les ha ahorrado una más que segura derrota. No obstante, el orden de los factores no altera el producto: Cunningham ha perdido la concentración de sus tanques y permitido que dos de sus brigadas acorazadas se hayan enviado a localizaciones separadas, lo que permitirá a los Panzer aplastarlos indivualmente.
Es lebe Erwin Rommel!
Die Panzer rollen in Afrika vor!