Revista Coaching

Los cambios positivos en la vida también duelen

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Los cambios positivos en la vida también duelen

Por Jennifer Delgado Suárez

Solemos pensar que solo los cambios negativos duelen. Asociamos el dolor con las pérdidas, rechazos y fracasos. Sin embargo, hay cambios positivos en la vida que llegan con una dosis de sufrimiento. Como dijera el escritor francés Anatole France: " todos los cambios, aun los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía ".

Muchas veces se trata de cambios elegidos, que probablemente nos harán estar mejor a largo plazo, pero no por ello están exentos de un malestar que a veces nos inunda bajo la forma de tristeza, melancolía o incluso ansiedad.

Si no estamos preparados para afrontar esa dosis de incomodidad, es probable que ese cambio inicialmente positivo termine arrastrándonos y la experiencia que en un principio parecía ser un camino de rosas se convierta en un viacruxis en toda regla.

Todo cambio es un paso al vacío

En la vida, algunos cambios son elegidos, otros impuestos por las circunstancias. Sin embargo, ambos nos hacen salir de la zona de confort donde nos sentíamos relativamente seguros y cómodos. Los cambios nos empujan a abandonar el mecanismo de seguridad que habíamos implantado. Y eso puede asustarnos.

Nuestro cerebro prefiere la permanencia y la estabilidad que aporta lo familiar y conocido. Por eso ante un cambio, aunque sea positivo, puede activar un mecanismo de resistencia. La resistencia al cambio suele producirse cuando el futuro que tenemos ante nosotros nos asusta, generalmente porque el entorno es muy exigente o demasiado incierto.

No podemos olvidar que, aunque un cambio sea positivo, como puede ser un ascenso en el trabajo, la mudanza a otra ciudad o romper una relación de pareja tóxica, siempre es un ejercicio de coraje por el grado de incertidumbre que encierra. Todo cambio es, a su manera, una especie de salto al vacío.

A algunas personas les costará más que a otras transitar por esa incertidumbre. Por eso, algunos cambios positivos en la vida pueden generar cierta dosis de ansiedad y estrés.

El dolor al despedirse del pasado

Se supone que si un cambio es positivo, solo podemos sentirnos entusiasmados, motivados y felices. Pero no siempre es así. La mente humana es mucho más compleja. Pocas veces las cosas son enteramente positivas o completamente negativas.

Los cambios implican seguir avanzando, de manera que tendremos que dejar atrás experiencias, hábitos o incluso personas. Cambiar es decir adiós a algunas de las cosas que formaban parte de nuestra vida o incluso de nuestra identidad. Y eso puede ser particularmente doloroso.

La renuncia es el precio a pagar cuando queremos entrar en una nueva etapa de nuestra historia vital. En ese caso podemos asumir el cambio desde una postura ambivalente porque sabemos todo lo que vamos a ganar, pero también somos conscientes de lo que vamos a perder.

Si no lidiamos bien con el dolor que puede generar esa despedida, el apego al pasado puede terminar frenando el camino de transformación que habíamos emprendido. Se convertirá en un obstáculo que nos impide seguir avanzando.

Por eso es importante ser conscientes de que, aunque un cambio sea positivo, puede generar estados emocionales negativos inesperados. Para atravesar con éxito esa etapa necesitamos aceptar ese dolor. Necesitamos asumir que toda transformación es siempre un intercambio de pérdidas y ganancias entre nuestro yo pasado y el yo del futuro.

También debemos estar preparados para los días malos, que inevitablemente vendrán y harán que queramos tirar la toalla. De hecho, el Modelo Transteórico de Cambio de Comportamiento explica que el proceso de cambio no se produce de manera lineal. Atravesamos por varias etapas en las que nos movemos hacia adelante y hacia atrás, volviendo a recorrerlas hasta que la transformación se consolida por completo.

Para no derrumbarnos mientras recorremos ese camino marcado por emociones y sentimientos ambivalentes, debemos enfocarnos en las nuevas oportunidades que se abren ante nosotros. Recordar qué nos ha motivado a dar ese paso. Centrarnos en lo que deseamos lograr. Y esforzarnos por actualizar nuestro "yo" actual a las nuevas circunstancias.

Los cambios, aunque sean positivos, no siempre son fáciles. Pero si crecemos a través de ellos, habrán valido la pena.

Fuente: https://rinconpsicologia.com/cambios-positivos-en-vida/

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