“Los caminantes IV: Aeternum” era uno de esos libros que no podía tardar demasiado en leer tras la conclusión de la tercera entrega de la saga “Los caminantes” de Carlos Sisí. Aunque decidí darme un respiro de tanto zombi y entre medias leí otros libros, pronto me pudo la curiosidad y volví a por más. ¿Quién dijo miedo?
Lo cierto es que la terrorífica historia de zombis ambientada en España del gran Sisí me tiene enganchadísima y por eso la desintoxicación me duró poco. A pesar de que “Los caminantes III: Hades Nebula” terminaba (Atención ¡Spoiler!) con los supervivientes comenzando una nueva vida llena de esperanzas gracias a la vacuna Esperantum, yo sabía que la cosa no quedaba ahí porque conocía la existencia de dos libros más y no tardé en retomar la lectura con “Aeternum”, pero ¿qué más podría pasarle a estas pobres personas?
Como ya te puedes imaginar, este cuarto libro no es de repente una historia alegre llena de mariposas y paseos campestres. Carlos Sisí vuelve a la carga y ahora se imagina una humanidad cuya vacuna que hacía inmune a los vivos frente a los zombis empieza a fallar, con el resultado de que los zombis vuelvan a sentir y a atacar a la gente y, además, produce un estado de extrema violencia que provocará los más cruentos asesinatos entre personas. Así que ahora, en un nuevo escenario en el que los supervivientes intentan reconstruir lo más parecido a una civilización, todo vuelve a empezar.
Una vez más, volvemos a los protagonistas de esta historia (o los que quedan) que están desperdigados en diferentes escenarios. Dozer decidió ayudar en la creación del Nuevo Mundo (como llaman a la comunidad asentada en el centro de Barcelona) en un intento de volver a un modo de vida lo más parecido posible a la conocida antes de la pandemia zombi. Pero pronto descubre que algo raro le sucede al estar cada vez más irascible y decide marcharse para buscar soluciones a su problema. Por otro lado, Susana, José, Isabel y la pequeña Alba, prefirieron vivir alejados en una casa de campo, en una nueva y casi perfecta existencia que se ve truncada cuando José descubre que los zombis vuelven a atacar y algo (no sabe qué) empieza a ir mal… Juan Aranda, por su parte, regresa arrepentido de haber abandonado a su grupo y su condición bondadosa le hace prestar ayuda y protección a un chico que encuentra por casualidad y que parece inmune a los muertos a pesar de no estar vacunado. La mala suerte hará a este dúo caer en las garras de un grupo de personas capitaneadas por un alemán que parece ocultar algo muy turbio.
Además de toda la acción, luchas encarnizadas y aterradoras escenas oníricas, “Aeternum” ofrece un plus al presentar una nueva evolución del ser humano vacunado con Esperantum que, al morir, se convierte en un ser inmortal desprovisto de las funciones básicas del organismo. Esto abrirá una vía alternativa a los supervivientes que podrán optar a una vida eterna con todas sus ventajas y, por supuesto, sus desventajas. Carlos Sisí, va un paso más allá y ahora juguetea con la idea de una humanidad sin progreso, ni futuro. ¿Cuál será en medio de este escenario la nueva esperanza de nuestra especie?
Tendrás que descubrir todo esto con la recomendadísima lectura de “Los caminantes IV: Aeternum”, porque no puedes decir que te gusta la literatura de terror o las historias de zombis sin conocer y admirar todas las ideas de este autor en torno a estas criaturas y la condición del ser humano ante un apocalipsis que supone el ocaso de sus días.
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