En una anterior entrada hablábamos de un acorazado de hormigón en las Filipinas y en otra sobre la primera heladería flotante tambien fabricada con este material de construcción. En esta ocasión traemos unos peculiares vehículos fabricados por los británicos.
En los primeros compases de la guerra había escasez de vehículos blindados y surgió de la mente de John G. Ambrose y Charles B. Mathews blindar con hormigón vehículos preexistentes y presentaron su proyecto Bison (bisonte) al Ejército, que lo terminó aprobando. La relación de estos dos hombres con el cemento forjado viene de cuando sirvieron en el Cuerpo de Ingenieros británico durante la Primera Guerra Mundial, cuando crearon búnkers prefabricados. Tras el conflicto decidieron unirse para fundar la Concrete Ltd., y dedicarse a la fabricación de estructuras prefabricadas.Para desarrollar los bisontes no se partió de un modelo determinado, se recurrió a aprovechar los camiones de los que se iban disponiendo, tanto civiles como militares. Esto hizo que cada Bison fuera una pieza única y peculiar. Para crear estos búnkers rodantes se los dejaba en el chasis y posteriormente se realizaba un encofrado de madera para para verter el hormigón.
Se calcula que se fabricaron entre 200 y 300 vehículos. Lamentablemente, no hay ningún superviviente. En el museo de aviación de Lincolnshire, en East Kirkby, se encuentra la única pieza original perteneciente a un bison y en el museo de tanques de Bovington exhiben una réplica de fibra de vidrio de un Thornycroft Tartar 6X4 de 1931. Curiosamente estos vehículos comparten el nombre con un cañón autopropulsado alemán, que se montaba sobre el chasis del PzKpfw 38(t) SdKfz 140.El hormigón se siguió utilizando para intentar aumentar el blindaje de los carros de combate pero con escaso éxito ya eran incapaces de detener los proyectiles de carga hueca y los tanques adquirían un peso extra que los hacía mucho más lentos y gastar más combustible. No hay que confundir este blindaje con el Zimmerit ya que este producto lo desarrollaron los alemanes para evitar las bombas magnéticas y no ofrecían un blindaje real. Los soviéticos llegaron a crear un blindaje total de hormigón para el T-34, pero se terminó descartando por su coste.Esta curiosa historia me ha hecho recordar los tres tanques construidos con cemento en Menorca, situados junto a la carretera de la Mola, entre el Cap Negre y Es Freus.
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