El Capricho en términos de la música, que usualmente es instrumental, se caracteriza entonces por la ausencia de límites formales que la contengan. En efecto, a diferencia de una sonata, una sinfonía, un concierto, un canon o un vals, el capricho no nos remite a ninguna forma predeterminada, sino que se escribe siguiendo el más puro y libre albedrío del compositor.Los antecedentes del capricho como especie musical pueden rastrearse hasta el siglo XVI, en el marco de la época madrigalística. Más tarde, instalado ya en la música instrumental, el capricho asume sus características distintivas: su apartamiento de las formas y su naturaleza asociada a la improvisación. Próximo al acercare y a la fantasía, en la evolución del capricho es posible contemplar diferentes etapas, que van desde la pieza para teclado con una estructura fugada, caso en el cual un buen ejemplo está dado por los Caprichos de Frescobaldi, hasta el capricho barroco, que solía ser parte integrante de la Suite, con una estructura emparentada con la focafa y el preludio.