Revista Cultura y Ocio

Los carnavales (no) molan

Publicado el 05 febrero 2016 por Debarbasyboinas @DeBarbasYBoinas

Ya están aquí los carnavales. Que alegría y felicidad. No sé si alguien está conmigo, pero yo odio los carnavales.

En primer lugar ¡Es invierno! Hace un frío de mil demonios. No es época para salir por ahí a celebrar nada, es época de quedarse en casa, calentito, con una mantita. Invariablemente, después de carnavales, acabas constipado. Es una máxima de la naturaleza, salir en invierno, igual a catarro.

Hay que reconocer, que al hecho del frío, también influye la ropa que llevas. Digo ropa por llamarlo de alguna manera. Porque los disfraces, no son lo más abrigado del mundo. En la mitad de los casos es un apaño que te hiciste tú, comprando tela en la mercería de la esquina. Te sentiste muy orgulloso de ti mismo al terminar ¿Verdad? Te imaginabas siendo el próximo diseñador de moda. Solo que cuando estás con esa ropa, y sin abrigo (porque para que vas a llevar abrigo, si el disfraz hay que enseñarlo) y son las tres de la mañana, te das cuenta, de que a tu traje, del que tan orgulloso estás, no le vendría nada mal un forro calentito. Y eso, si es que el disfraz te cubre entero, porque eso es otro tema.

No caigas en la trampa. Ten mucho cuidado. Si eres hombre ¡No te dejes convencer para disfrazarte de mujer! Porque las mujeres estáis locas, y los hombres solo nos damos cuenta de ello en carnavales. ¿Cómo podéis salir de noche con un vestido corto y unas medias finísimas? Es una locura. Yo lo probé un año, y desde entonces admiro profundamente al sexo femenino. Es una gran proeza, pero no te confíes. En ocasiones escucho el argumento, de que los hombres podemos soportarlo mejor por tener las piernas peludas. Es mentira, te lo digo desde ya. Vas a acabar muerto de frío. Desecha el disfraz de mujer, o emigra a las canarias. El resto es una locura.

Pero el disfraz de mujer no es la única trampa. Mejor dicho, la trampa son los disfraces en general. Hay aproximadamente una persona entre cada mil a la que los disfraces les sientan bien. Quizá es que saben elegir disfraz, algo así como pirata supersexy cachas y elegante. Lo que pasa es que a esas personas lo que les queda bien es, basicamente todo, porque lo que eligen es lo de pirata, lo de supersexy, cachas y elegante, lo llevan de serie. Para el resto de la humanidad, mejor tirar a lo seguro. Vas a pasar vergüenza, eso ya lo tienes asegurado, pero como todos estaremos igual, no tienes que preocuparte. Lo importante es no perder la sonrisa. Tú serena la cabeza, y asumiendo que vas a estar ridículo, escoge el disfraz más calentito. Algo así como oso polar, león o miembro de la secta de la “rebequita”. Todas son buenas opciones.

Pero que no se te vaya la cabeza. Lo malo no es solo pasar frío, también está el coñazo de los disfraces complicados. Estoy pensando en estructuras de cartón, que semejan ser botes de champú, por ejemplo. Esos disfraces cutres e incómodos que no te dejan sentarte en toda la noche. También es mala idea, disfrazarse de Eduardo manostijeras. Podrías sacarte un ojo intentando beber un cubata. Es mala idea y ya, deséchala, olvídala, enciérrala en lo más profundo de tu mente.

Mucha gente me dice, vale, los disfraces son horribles, pero y la comida… ¡No! ¡Es una trampa! El primer día, te ponen un plato de cocido con el frío que hace y te gotea el colmillo. Eses choricitos, esa patatita cocida, esos garbanzos… No, no caigas en la tentación. El primer día está bien, pero en todos los sitios, vayas a donde vayas ¡Habrá cocido! Es imposible escapar, y además, la gente insiste mucho. Os doy un consejo, inventaros una excusa. Yo me libré de todo esto el año pasado diciendo que me había vuelto vegetariano, lo malo es que me pasé un mes sin comer carne hasta que le dije a todo el mundo que no, que lo de la verdura era mala idea y que volvía a comer carne. Para este año tengo pensada una mejor. Diré que tengo alergia transitoria, una enfermedad muy rara que me impide comer cocido una semana al año. Luego lo adorno diciendo que ya se sabe, que no hay investigación para las enfermedades raras y que las farmacéuticas son muy malas. Quizá hasta cuela, como la locura transitoria.

En fin, el carnaval es una prueba muy dura, para tu salud, y sobre todo para la integridad de tu dignidad. Si puedes, no salgas de casa, enciérrate en tu habitación bajo siete candados. Si esa no es una opción viable, te deseo suerte, porque ya lo sabes, el carnaval no mola.

Orson López


Los carnavales (no) molan

Volver a la Portada de Logo Paperblog