Revista Cuba

Los Castro venden la sangre de los cubanos, literalmente

Publicado el 26 marzo 2015 por Yusnaby Pérez @yusnaby

“Juventud Rebelde”, el llamado diario de la juventud cubana, y el segundo órgano de propanda del régimen de la Isla, nos sorprende esta mañana con un titular donde asegura que Cuba ha sobrecumplido las donaciones de sangre. El doctor Luis Enrique Pérez, jefe del programa nacional de Sangre del MINSAP, aseguró que más de seis millones y medio de cubanos entre los 18 y 65 años de edad están en condiciones de donar; y nos deja saber que de esa cifra, aportan ‘sistemáticamente’ unas 340 000 personas. ¡Podemos asegurar que esta vez no mienten!

Más allá de toda la arenga proselitista en nombre de solventar situaciones de emergencias como accidentes e intervenciones quirúrgicas, y de poner en alto todo el logro del pueblo enardecido, digna de cualquiera verborrea norcoreana, se esconde una tenebrosa verdad. Los Castros venden la sangre de los cubanos.

Parte del floreciente comercio internacional consiste en este tipo de negocio que no se registra en las dudosas, y para nada transparentes, estadísticas que proveen los organismos estatales. La realidad es que todo ciudadano cubano esta obligado a donar sangre cada vez que el mismo se somete a cualquier tipo de operación, incluso a un aborto; todos menos los dirigentes de alto rango de la nomenclatura son sugestionados a someterse a tal práctica; algo paradójico ya que “donación” se supone como un acto “voluntario”. Poniendo en tela de juicio la gratuidad de la llamada “potencia médica socialista”.

Los donantes ignoran por completo que el gobierno utiliza su sangre como materia prima la cual se vende en el mercado global a través de una empresa guberanmentales dedicadas a este negocio de exportación, la cual fue anexada al polo científico. Tan solo en el 2013 se supo por el diario de El País de Montevideo que Cuba había vendido a Uruguay “sangre humana o animal para uso terapéutico” por un importe total de $ 0.9 millones de dólares. Sin embargo, recientemente han salido alarmantes imágenes del deterioro de hospitales psiquiátrico y hogares de ancianos donde los seres humanos viven en condiciones deplorables e infrahumanas; podemos deducir que tales motenizaciones no son retribuidas en la mejoría del sistema de salud de los nacionales, el cual se hunde más profundo que la Atlántida.

Pero detrás de todo este altruismo socialista, cooperativista y voluntario, se deja ver una mecanismo macabro y perfectamente diseñado. Autobuses móviles que son preparados para la recolección de sangre que visitan las cárceles, donde abundan los donantes hambrientos, recibiendo migajas como recompensa a tan comportamiento ejemplar. Los reclutas que pagan dos años de servicio militar obligatorio se les exige que si quieren salir a su casa a visitar sus familias pueden intercambiar la por su líquido vital. Los Comité de Defensa de la Revolución hacen campañas de presión barrió por barrio, casa por casa, en búsquedas de “venas sangrientas” que como “buenos revolucionarios” quieran tener archivados estas “demostraciones morales” para ser tomados en cuenta cuando los repartos de televisores, u otros gratificantes que la estructura utiliza para afianzar el clientelismo político, método eficaz que mantiene a los ciudadanos como esclavos sociales.

Las autoridades sanitarias violan todo reglamento y sin base científica le aseguran a las personas que si no donan sangre periódicamente podrán padecer un exceso de glóbulos rojos. Un mito sumamente extendido en la población. El renglón económico “rojo” tiene nuevas víctimas a las que chupar su elixir deseado y estos son los mendigos de la calle que cada vez más va en aumento en medio del paraíso comunista. Personas borrachas, en pleno abandono social, son captados como si fueran una secta hambrienta tras discípulos sumisos. ¡Pero no termina ahí este asunto! Un nación corrupta en medio de la antropofagia cívica no estaría completa sino digerimos que existe, además, un mercado negro de la sangre. Cubanet informa que “las donaciones están costando sobre los 20 dólares” lo cual equivale al salario íntegro de un ingeniero en la Isla. Con esta oferta los donantes sobran.

La cara más triste de esta historia casi satánica es la referente a los presos políticos que fueron víctima de esta praxis a lo largo de la historia. Integrantes de grupos insurreccionales, al principio de la llamada revolución de 1959, fueron sometidos a la extracción de su sangre antes de ser fusilados. Exprisioneros han confirmado tales eventos donde levantaban a los reos y los llevaban al “hospitalito”, condenados que eran ejecutados al amanecer. Pero antes, su sangre que, aunque sea ‘sangre gusana’, igual se vende.

Más allá de las pasiones, existe una gravedad en estos hechos, y es que estas conductas no sólo son inmorales sino que son ilegales. El Código de Ética para la Donación y Transfusión de Sangre de la Sociedad Internacional de Transfusión de Sangre (ISBT, por sus siglas en inglés), adoptado por la OMS, asegura que:

“La donación de sangre … debe ser, en cualquier circunstancia, voluntaria y no remunerada; no se debe ejercer ninguna coerción sobre el donante”.• “El donante debe dar su consentimiento informado para la donación de la sangre y sus componentes y para su uso (legítimo) consiguiente por el servicio de transfusión”.• “El interés económico no debe ser la base para la creación y el funcionamiento de un servicio de transfusión”.• “El donante debe ser informado de los riesgos que conlleva el procedimiento. La salud y la seguridad del donante deben ser protegidas”.

Más allá de todas estas metáforas, el castrismo es un sistema que vive de la sangre de los cubanos, literalmente.


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