Los católicos hemos de responder a estos insultos

Estamos a cuatro días del Domingo de Ramos, inicio de una de las semanas más importantes del año, la Semana Santa. Las calles de casi todas las ciudades y pueblos de España se llenarán de religiosidad, de cultura, de bullicio y recogimiento, en definitiva de gente, de vida
Pero hay un sector de la sociedad, eso sí, minoritario aunque con muy mala leche, que una vez más atacará esta celebración y buscará el enfrentamiento con la gran mayoría de los españoles. Por ejemplo en Madrid, donde la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores (AMAL), comunicó a la Delegación del Gobierno, el pasado 1 de abril, su intención de celebrar la marcha atea el próximo 17 de abril, jueves Santo, algo que ayer mismo era desautorizado por la propia Delegación del Gobierno, al suponer, “cuanto menos una provocación” contra los sentimientos religiosos y un peligro real para las personas y el orden público. Y es que estos ateos y librepensadores de libres tienen poco y de respetuosos nada de nada, solo hay que ver el vídeo de su manifestación celebrada el 13 de mayo de 2011 y lo que decían, ¡menuda educación!Y lo curioso es que en su marcha atea solo criticaban a la Iglesia Católica y a sus miembros, es decir, a más del 80% de los españoles, porque con los musulmanes, por ejemplo, no se atreven, a esos ni los nombran, vaya a ser que se enfaden, ¡porque como los enfaden…!
Ahí quedaría la cosa, al fin y al cabo son cuatro gatos, pero no puede quedar ahí porque estas organizaciones, manejadas por la ultra izquierda, van más allá, cerca tenemos el ejemplo de la Mezquita-Catedral de Córdoba, que se la quieren quitar a la Iglesia Católica. Y el hecho de que sean cuatro gatos no ha de ser motivo para subestimarlos, porque se saben organizar y saben donde hacer daño. Y es que esta gente no respeta la libertad religiosa, no respeta a los que tienen otras convicciones, a los que piensan diferente. Su objetivo es imponer sus ideales y acabar con los de los demás, a toda costa. Por eso hay que plantarles cara, los católicos hemos de responder a estos insultos, con la palabra y el respeto, pero responder de forma tajante.