Uno de los últimos fenómenos en los terrenos de lo juvenil es sin duda Aiden Thomas, así como su titulo más conocido y novela debut Los chicos del cementerio. No es de extrañar, la verdad. Unir la fantasía urbana con un romance queer y elementos de la cultura latina es un cóctel atractivo que viste de maravilla Los chicos del cementerio. Sin duda, una de las apuestas de Kakao Books, presenta una historia bonita, bastante ligera, pero que transmite en todo momento el mensaje que quiere y nos lleva de aventuras brujeriles por entornos desconocidos.
Así conocemos a Yadriel, un nahualo, una especie de brujo con la capacidad de invocar y liberar a los espíritus que rondan el cementerio donde vive con su familia. Yadriel es trans, una realidad que su familia latina tradicional no lleva bien del todo. Tanto, que no le han permitido ni siquiera realizar el ritual que lo convierta en nahualo al completo. Sin embargo, Yadriel realiza la ceremonia de quince años por su parte en secreto e invoca a su primer espíritu.
Ilustración de Mars LauderbaughNo es otro que Julián Diaz, el chico malo del instituto. No sabe cómo murió ni por que ha aparecido con la invocación. Yadriel, junto con su prima y mejor amiga Maritza se pondrán a investigar tanto la desaparición de Julián como la que el propio Yadriel sintió antes de su ceremonia: la de su tío Miguel. Una búsqueda que nos llevará de aventuras mágicas mientras Julián y Yadriel van generando un vinculo intenso, de lealtad, amistad y algo más.
Los chicos del cementerio es una bonita historia repleta de brujos, constantes alusiones a la cultura mexicana y a la problemática trans. Aunque comienza con un tono serio, donde la atmósfera brujeril es potente y con un gran ritmo presenta todo los elementos más mágicos que componen la historia, con el paso de las páginas, el libro comienza a perder cierto fuelle para convertirse en otra cosa. Aiden Thomas pasa de hablar sobre magia ancestral y cierto racismo, para contar una ligera investigación y centrarse en el vinculo entre Yadriel y Julián.
Ilustración de Mars LauderbaughPor supuesto, esto no es algo negativo en si mismo. El romance queer esta tan conseguido, que es imposible no encariñarse tanto con Yadriel como con Julián cuando estamos llegando al final del libro. El retrato de sus realidades sociales, la representación LGBT+ y latina de cada uno, es lo que hace más interesante (y recomendable) toda su lectura. Sin embargo, es una pena que Aiden se olvide por completo de Miguel, que en realidad, es uno de los principales impulsores y misterios del libro en los primeros compases de la narración.
En definitiva, Los chicos del cementerio es una lectura entretenida, que integra muchas realidades que no son habituales en los libros de fantasía, y que nos lleva de la mano por la cultura nahual a la vez que realiza una fuerte representación LGBT+ en un romance juvenil. Una lectura recomendable, tanto para jóvenes lectores como para adultos, que añade un eslabón de diversidad a nuestros horizontes y deja un pequeño poso disfrutón para el lector.
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