Los chicos están bien es una película deliciosa, con un guión insólito y divertido, y con unas interpretaciones que sin duda la coronan como uno de los caramelos “indies” de esta temporada. Crisis adolescente, matrimonial y familiar de una pareja de lesbianas con sus dos hijos de 15 y 18 años. Conflictos que a todos nos son familiares, aderezados con la incursión de un personaje ajeno (el donante de esperma), tan “familiar” como desconocido para ellos. Unas madres que ofrecen un verdadero ejemplo de convivencia y comunicación con sus dos hijos.
La directora y escritora Lisa Chodolenko aporta, además, momentos tragicómicos, situaciones hilarantes y giros de guión que, aunque puedan ser esperados, se resuelven de forma inesperada y brillante. Dos actrices de la vieja escuela (Annette Bening y Julianne Moore) que no temen en lucir sus arrugas y que aportan a esta película una credibilidad fuera de lo común, junto con un encantador Mark Ruffalo y una prometedora Mia Wasikowska, ambos afrontando sus respectivas crisis generacionales. La batuta interpretativa, sin duda la lleva Bening, que ofrece una actuación brillante y temperamental, dibujando a plumilla un personaje por el cual se entrega en cuerpo y alma.
A la directora y escritora de esta película, Lisa Chodolenko, le ha llegado la hora del reconocimiento con esta tragicomedia sentimental, después de haber trabajado en televisión durante algunos años (ha dirigido episodios de series como “A dos metros bajo tierra” o “The L Word”) y haber conseguido estrenar dos películas como “High Art” y “La calle de las tentaciones”. Procedente de una familia de inmigrantes judíos ucranianos, de tendencia liberal, Lisa Chodolenco tiene una relación con la cantante y guitarrista Wendy Melvoin, con quien tiene un hijo al que dio a luz ella misma, también fecundado mediante inseminación artificial.
VANESSA PASCUAL
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