de Jussi Adler Olsen.
Título: Los chicos que cayeron en la trampaAutor: Jussi Adler Olsen.Editorial: EMBOLSILLO, 2012.Páginas: 470
SINOPSIS.
A finales de los años noventa, la policía encuentra, en una casa de veraneo en el norte de Dinamarca, a dos hermanos adolescentes brutalmente asesinados. Han sido golpeados, torturados y violados sin compasión. La investigación policial apunta a que los culpables pueden hallarse entre un grupo de jóvenes de buena familia, hijos de padres exitosos, ricos, cultos. Sin embargo, el caso se cierra muy pronto por falta de pruebas concluyentes hasta que, pocos años más tarde, uno de los sospechosos se entrega sin razón aparente y confiesa el crimen.
Supuestamente, el misterio se ha resuelto. Pero entonces ¿por qué los archivos del caso aparecen veinte años después en el despacho del inspector Carl Mørck, jefe del Departamento Q? Al principio Mørck piensa que el caso está ahí por error, pero pronto se da cuenta de que en la investigación original se cometieron muchas irregularidades.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Me encantó el primer libro de esta serie del Departamento Q (y la película también, por cierto) así que he decidido continuar con ella. Me gustan los casos y, desde luego, los personajes protagonistas.
Tras la resolución del caso de La mujer que arañaba las paredes, el Departamento Q que, en realidad no es un departamento ni nada, si no solo una pareja de personajes marginados del resto de la comisaría como para apartarlos y que no interfieran en el trabajo diario, coge fama y a Carl Morck y Assad se les une una secretaria o administrativa rebelde, Rose, que planta cara a ambos y comienza a hacer suyas las dependencias. Eficiente, un poco "sota" y lista consigue poner pronto a los dos hombres en su lugar e integrarse en ese escaso espacio que les han dejado en el sótano.
El caso que les toca en esta ocasión es, como el anterior, un caso extraño, sobre todo, porque por los hechos que acontecieron en los años 90 (20 años antes) con el asesinato de una par de hermanos, ya hay un supuesto culpable en la cárcel, alguien que confesó en su día que había cometido los macabros hechos. Por ese motivo, ese expediente ya resuelto no debería haber aparecido en el Departamento Q. Sin embargo, Carl y Assad se ponen a investigar a un grupo de antiguos compañeros de un centro educativo al que van personas con alto nivel económico, una pandilla de chicos y una chica, casi una hermandad que giraba alrededor de la chica que era el centro de muchas de sus actuaciones; una chica que en la actualidad es una "sin techo" y que vaga por la ciudad, siempre escondiéndose de sus antiguos compañeros, que tienen todos los medios a su alcance y el dinero suficiente como para hacerle un seguimiento.
La verdad es que es una lectura pausada porque tanto Carl como Assad lo son. Tienen que investigar siempre casos que se remontan a muchos años atrás en las que muchas personas ya no existen o ya no recuerdan, hay muchos vacíos documentales y muchas gente siempre interesada en que nada se remueva y se vuelva a tocar. Una historia bastante escalofriante de jóvenes perversos que continúan siéndolo porque se creen inmunes. Se libraron muchas veces y piensan que siempre pueden volver a librarse. Por otro lado, con Rose, la nueva secretaria del Departamento se producen situaciones que me han producido muchas sonrisas por esa tensión verbal que existe entre Carl y ella. Una situación que, sin duda, destensa de tanta perversión que se encuentra en la trama y en los que la protagonizan.
Me ha gustado mucho esta nueva entrega del Departamento Q y seguiré, como ya he comentado, con el siguiente. Se sale de las investigaciones habituales de la policía porque hay que remontarse al pasado y la sistemática cambia y resulta muy interesante, manteniendo en todo momento la intriga en la persona que está leyéndola.