Revista Cine

Los chicos y Guillaume, ¡a la mesa! (Les garçons et Guillaume, à table!), Francia 2013

Publicado el 11 diciembre 2013 por Cineinvisible @cineinvisib

Quince minutos largos de aplausos, en su presentación dentro del festival de Cannes 2013, una sinceridad que abruma sin caer en la revancha y una adaptación lograda del, siempre, complicado paso del teatro al cine. Y si hace tan sólo unos días se entregaban los premios de cine europeo a la mejor comedia 2013, a un año vista, ya podemos anticipar que esta película estará, casi seguro, entre las nominadas de 2014 y, ¿quién sabe?, incluso en el palmarés final.Gui2Combinar exigencia en la escritura, exactitud en la interpretación y éxito en taquilla (un millón de entradas en diez días) es tan inhabitual, que resulta casi un milagro una comedia con tanta frescura e inteligencia. Y por si fuera poco  reconozco que no me había reído tanto en el cine desde hace siglos.Gui4Guillaume Gallienne, actor titular de la Comedia Francesa, había comenzado fuerte. Interpretar todos los personajes de la comedia de su vida, porque al final su vida no es sólo comedia, en el escenario durante un buen tiempo con un éxito apabullante. Ante la idea de una adaptación a la pantalla, me temía una puesta en escena demasiado alambicada o sobrecargada. El resultado es todo lo contrario: una excelente película con decenas de intensos momentos muy “cinematográficos”. En unos meses empezaremos a contar las nominaciones a los premios de cine francés.Gui3Se podría narrar desde diversos ángulos la historia de esta familia, de este malentendido y reducirla a un coming out inverso, pero nada más lejos de la realidad. La película de Guillaume Gallienne trata del miedo a afrontar la realidad, de la busqueda de la identidad, del insoportable sentimiento de sentirse abandonado y de la necesidad de afirmar sus decisiones, aunque resulten no ser las más adecuadas.Gui5Una temática así podría resultar insoportablemente pedante. En esta brillante película el tono es de comedia, de humor asumido y de la elegancia de no sentirse el centro del universo. Desde la primera estancia lingüística del protagonista en La Línea de la Concepción, los internados ingleses, las vacaciones en Casablanca… hasta la última escena sobre la tarima de un mítico teatro, el brillante actor, con su primera realización, afirma lo que ya nos había cantado La Lupe, la vida es puro teatro. A nosotros nos toca convertirlo en una exitosa comedia.  


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