Revista Salud y Bienestar
El Capítulo de Cirugía Endovascular, la entidad científica que agrupa a estos profesionales en España, ha manifestado durante su VII congreso nacional, celebrado en Valladolid, su rechazo al proyecto del ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad -actualmente en fase de estudio-, para la reforma de la formación de estos especialistas mediante troncos comunes, popularmente conocida como ‘troncalidad’.
En palabras del presidente del Capítulo de Cirugía Endovascular (CCEV), el catedrático y doctor Eduardo Ros Díe, “la troncalidad en Angiología y Cirugía Vascular perjudicará gravemente la formación de cirujanos vasculares angiólogos que, de ninguna manera, podrán alcanzar el nivel de excelencia en las competencias que ahora mismo tienen”.
Tal y como ha explicado, “para estar capacitado en la aplicación de todas las terapias que actualmente somos capaces de realizar en nuestra especialidad y, además, manejar expertamente el diagnóstico con ecografía-Doppler-color y demás pruebas diagnósticas no invasivas, el residente en Angiología y Cirugía Vascular necesita, como mínimo, cinco años para formarse. Todo lo que sea disminuir ese tiempo va a redundar en un déficit formativo que afectará a la excelencia del producto final: el especialista en Angiología y Cirugía Vascular y, lo que es peor, al paciente vascular”.
El sistema de troncalidad que actualmente se encuentra en estudio para su aplicación en España, “haría imposible mantener a los especialistas en Angiología y Cirugía Vascular con la formación actual. En primer lugar, al tener la troncalidad en Cirugía General perderían la parte médica de la especialidad y habría que crear otra nueva especialidad: la de Angiología. Además, al reducirse en dos años la estancia en un servicio de Angiología y Cirugía Vascular, tampoco habría tiempo para formarles en técnicas abiertas y cerradas y, por ello, habrían de optar, unos por la cirugía convencional y otros por la endovascular, con lo que habría que incrementar sensiblemente el número de especialistas para cubrir los dos campos”.
Según ha expuesto, si el sistema de troncalidades se lleva a efecto, “la especialidad de Angiología y Cirugía Vascular debería quedar como monoespecialidad, para —de esa forma— mantener su nivel actual, y debería complementarse con un año más de residencia dedicado a la investigación, en donde sin duda hay que buscar las soluciones futuras para las complejas patologías que tratamos sobre enfermos muy pluripatológicos de edades avanzadas”.
Eduardo Ros ha defendido al sistema de formación MIR, “que garantiza, además de la equidad en el acceso a las plazas, una formación homogénea y vigilada por las comisiones nacionales de cada especialidad. Este sistema asegura, en buena medida, la homogeneidad en los tratamientos, favorece el uso racional del medicamento y busca la eficiencia en la elección del procedimiento más adecuado para cada paciente. Además, hace imposible el intrusismo profesional y permite evaluar la forma en la que se está llevando a cabo la asistencia”.
-España, por delante de Europa, sirve de modelo a Estados Unidos
El catedrático de Cirugía Cardiovascular y Torácica y jefe de servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Clínico Universitario San Cecilio de Granada, ha expuesto que en la actualidad, un especialista español en Angiología y Cirugía Vascular, “en primer lugar, es capaz de dar asistencia en la parte médica de las enfermedades de las arterias, las venas y los linfáticos. Esto, en países como Francia o Alemania lo hacen los Angiólogos. Además, nuestros especialistas en Angiología y Cirugía Vascular atienden a los pacientes con problemas arteriales cuando requieren una intervención quirúrgica ya sea abierta o endovascular. Estas situaciones, en la mayoría de los países europeos de nuestro entorno, lo hacen los cardiólogos, los radiólogos intervencionistas y los cirujanos vasculares”.
Por otro lado, cuando de problemas venosos se trata, también en todo el Estado español, “su atención es competencia de los especialistas en Angiología y Cirugía Vascular, mientras que en la mayoría de los países europeos esos tratamientos los asumen los flebólogos, en primer lugar, pero también los cirujanos generales, dermatólogos e incluso steticiens”, ha recalcado.
Para el tratamiento de los problemas linfáticos “no existe en Europa una especialidad concreta y, por ello, estos pacientes están en manos de dermatólogos, cirujanos plásticos o simplemente médicos, fisioterapeutas y enfermeros que han obtenido una cierta experiencia, la mayoría de las veces no contrastada por ningún tipo de examen, control externo o aval oficia”.
Para el presidente del Capítulo de Cirugía Endovascular de la SEACV, “esta variabilidad europea da lugar también a un elevado grado de variabilidad clínica, ya que en todos esos países, el sistema de seguridad social no es como en España. Nosotros, al tener un Sistema Nacional de Salud, tenemos la obligación de disminuir al mínimo la variabilidad clínica”.
En muchos países “a los que ahora pretendemos copiar”, no ha existido la especialidad de Angiología y Cirugía Vascular y, por tanto, “no han tenido una formación reglada equiparable al sistema MIR”.
“Nuestros especialistas en Angiología y Cirugía Vascular son, en sentido europeo, angiólogos, flebólogos, cirujanos vasculares y radiólogos intervencionistas. Este compendio de conocimientos, habilidades y aptitudes tiene una sustancial ventaja para el paciente: cuando necesita una solución al problema que en cada momento le aqueje, el cirujano vascular-angiólogo le va a realizar el tratamiento que mayor beneficio le proporcione, ya que es capaz de aplicarlos todos” ha indicado el experto. En muchos países europeos, “el paciente recibe únicamente el tratamiento que el especialista que le atiende sabe hacer y este ‘saber hacer’ está en función de que sea angiólogo, radiólogo intervencionista, dermatólogo, cardiólogo o linfólogo”.
El presidente de los cirujanos endovasculares españoles ha manifestado que “tal vez por todo lo anterior, en los EE. UU. de Norteamérica, en donde había un sistema parecido a la troncalidad que ahora se estudia para España, están cambiando su anterior sistema por uno nuevo que es una copia del nuestro”.
En palabras del presidente del Capítulo de Cirugía Endovascular (CCEV), el catedrático y doctor Eduardo Ros Díe, “la troncalidad en Angiología y Cirugía Vascular perjudicará gravemente la formación de cirujanos vasculares angiólogos que, de ninguna manera, podrán alcanzar el nivel de excelencia en las competencias que ahora mismo tienen”.
Tal y como ha explicado, “para estar capacitado en la aplicación de todas las terapias que actualmente somos capaces de realizar en nuestra especialidad y, además, manejar expertamente el diagnóstico con ecografía-Doppler-color y demás pruebas diagnósticas no invasivas, el residente en Angiología y Cirugía Vascular necesita, como mínimo, cinco años para formarse. Todo lo que sea disminuir ese tiempo va a redundar en un déficit formativo que afectará a la excelencia del producto final: el especialista en Angiología y Cirugía Vascular y, lo que es peor, al paciente vascular”.
El sistema de troncalidad que actualmente se encuentra en estudio para su aplicación en España, “haría imposible mantener a los especialistas en Angiología y Cirugía Vascular con la formación actual. En primer lugar, al tener la troncalidad en Cirugía General perderían la parte médica de la especialidad y habría que crear otra nueva especialidad: la de Angiología. Además, al reducirse en dos años la estancia en un servicio de Angiología y Cirugía Vascular, tampoco habría tiempo para formarles en técnicas abiertas y cerradas y, por ello, habrían de optar, unos por la cirugía convencional y otros por la endovascular, con lo que habría que incrementar sensiblemente el número de especialistas para cubrir los dos campos”.
Según ha expuesto, si el sistema de troncalidades se lleva a efecto, “la especialidad de Angiología y Cirugía Vascular debería quedar como monoespecialidad, para —de esa forma— mantener su nivel actual, y debería complementarse con un año más de residencia dedicado a la investigación, en donde sin duda hay que buscar las soluciones futuras para las complejas patologías que tratamos sobre enfermos muy pluripatológicos de edades avanzadas”.
Eduardo Ros ha defendido al sistema de formación MIR, “que garantiza, además de la equidad en el acceso a las plazas, una formación homogénea y vigilada por las comisiones nacionales de cada especialidad. Este sistema asegura, en buena medida, la homogeneidad en los tratamientos, favorece el uso racional del medicamento y busca la eficiencia en la elección del procedimiento más adecuado para cada paciente. Además, hace imposible el intrusismo profesional y permite evaluar la forma en la que se está llevando a cabo la asistencia”.
-España, por delante de Europa, sirve de modelo a Estados Unidos
El catedrático de Cirugía Cardiovascular y Torácica y jefe de servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Clínico Universitario San Cecilio de Granada, ha expuesto que en la actualidad, un especialista español en Angiología y Cirugía Vascular, “en primer lugar, es capaz de dar asistencia en la parte médica de las enfermedades de las arterias, las venas y los linfáticos. Esto, en países como Francia o Alemania lo hacen los Angiólogos. Además, nuestros especialistas en Angiología y Cirugía Vascular atienden a los pacientes con problemas arteriales cuando requieren una intervención quirúrgica ya sea abierta o endovascular. Estas situaciones, en la mayoría de los países europeos de nuestro entorno, lo hacen los cardiólogos, los radiólogos intervencionistas y los cirujanos vasculares”.
Por otro lado, cuando de problemas venosos se trata, también en todo el Estado español, “su atención es competencia de los especialistas en Angiología y Cirugía Vascular, mientras que en la mayoría de los países europeos esos tratamientos los asumen los flebólogos, en primer lugar, pero también los cirujanos generales, dermatólogos e incluso steticiens”, ha recalcado.
Para el tratamiento de los problemas linfáticos “no existe en Europa una especialidad concreta y, por ello, estos pacientes están en manos de dermatólogos, cirujanos plásticos o simplemente médicos, fisioterapeutas y enfermeros que han obtenido una cierta experiencia, la mayoría de las veces no contrastada por ningún tipo de examen, control externo o aval oficia”.
Para el presidente del Capítulo de Cirugía Endovascular de la SEACV, “esta variabilidad europea da lugar también a un elevado grado de variabilidad clínica, ya que en todos esos países, el sistema de seguridad social no es como en España. Nosotros, al tener un Sistema Nacional de Salud, tenemos la obligación de disminuir al mínimo la variabilidad clínica”.
En muchos países “a los que ahora pretendemos copiar”, no ha existido la especialidad de Angiología y Cirugía Vascular y, por tanto, “no han tenido una formación reglada equiparable al sistema MIR”.
“Nuestros especialistas en Angiología y Cirugía Vascular son, en sentido europeo, angiólogos, flebólogos, cirujanos vasculares y radiólogos intervencionistas. Este compendio de conocimientos, habilidades y aptitudes tiene una sustancial ventaja para el paciente: cuando necesita una solución al problema que en cada momento le aqueje, el cirujano vascular-angiólogo le va a realizar el tratamiento que mayor beneficio le proporcione, ya que es capaz de aplicarlos todos” ha indicado el experto. En muchos países europeos, “el paciente recibe únicamente el tratamiento que el especialista que le atiende sabe hacer y este ‘saber hacer’ está en función de que sea angiólogo, radiólogo intervencionista, dermatólogo, cardiólogo o linfólogo”.
El presidente de los cirujanos endovasculares españoles ha manifestado que “tal vez por todo lo anterior, en los EE. UU. de Norteamérica, en donde había un sistema parecido a la troncalidad que ahora se estudia para España, están cambiando su anterior sistema por uno nuevo que es una copia del nuestro”.
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