Estamos en una situación que bien merece leer lo que escribe el catedrático de Economía Juan Torres en su blog y que suscribo. Este fin de semana hay asambleas populares en muchos barrios y plazas de ciudades y pueblos, tanto de nuestro país como del extranjero y es necesario acudir a ellas para conocer qué puede hacerse e involucrarse. Los cambios están en nuestras manos, en eso consiste la democracia y en ello está la gracia:
“Escribo estas líneas después de recibir dos mensajes, que transcribo al final, en sendos correos electrónicos sobre las acampadas y el movimiento de rebeldía que ocupa tantas plazas y calles españolas.
Cuando ya se pasan demasiados días trabajando y malviviendo, soportando todo tipo malas condiciones de vida y ataques y dificultades mil, y por qué no decirlo, sufriendo también por los errores propios inevitables, es lógico que las acampadas que siguieron al 15-M sufran desgaste. Pero no podemos desanimarnos ni fallar. Hay que afrontar la situación con inteligencia y ánimo.
Hay que ser conscientes de que, al fin y al cabo, esas acampadas son el momento de la rebeldía pero que no se pueden convertir en el espacio habitual que ahora es necesario para la reflexión, la creación, la movilización y el empoderamiento. Hay que conquistar nuevos ámbitos y nuevas formas de extensión y difusión para que la indignación no sea simplemente una sustancia empaquetada, por muy grandes y numerosos que sea, en unas docenas de plazas españolas.
Es preciso concretar propuestas de la manera más rigurosa y radical posible y no limitarse a ofrecer generalidades, ideas vagas que más bien parezcan cartas a los reyes magos de jóvenes ingenuos que las propuestas del pensamiento más moderno y contrastado, para poder “enganchar” en ellas a la mayor cantidad posible de personas, con independencia de su sensibilidad política, de su afiliación, de a quién voten o dejen de hacerlo. Las reivindicaciones que está forjando Democracia Real Ya y el movimiento 15-M que surgió de ella son un buen principio pero hay que depurarlas de las banalidades y errores conceptuales impropios de un movimiento que dice que quiere cambiar el mundo. Son un buen punto de partida que, como se ha empezado a comprobar, suscribe cualquier persona sencillamente amante de la justicia y de la igualdad. Pero que hay que modular y mejorar colectivamente y con la ayuda de tantos expertos dispuestos a ayudar como hay.
Es imprescindible explicar todo lo que ha pasado en estos años, populariza los datos indiscutibles de terrorismo financiero que se practica, mostrar de la manera más elocuente posible la estafa y el engaño de los bancos, su comportamiento criminal y miserable para que a la gente no le pueda quedar la más mínima duda de que hay que pararle los pies para siempre a los banqueros y a los grandes multimillonarios porque un mundo libre no puede existir girando solo para que unos pocos ganen cada vez más dinero a costa de la miseria, el sufrimiento e incluso de la muerte de los demás.
Es preciso encontrar y asociar a las miles de personas que han perdido sus viviendas, que han sido estafadas y han visto desvanecerse sus ahorros de toda la vida por engaños de los bancos. Hay que animar a los parados y explicarles bien por qué se encuentran sin trabajo. Hay que mostrar a todos ellos que lo que están viviendo no es una desgracia particular sino la parte de un plan general de expolio preparado estratégicamente y consentido por las autoridades”.
Sigan leyendo en su blog pues al final del artículo están las cartas de las que está tomado el título de este post. Y participen, como sea, como sepan, como la lógica y el sentido común les de a enteder pero participen; ofrezcan su grano de arena al castillo que entre todos, o casi todos, hemos de construir, que esta sí es la fiesta de la democracia.