En estos días fallecía Horst Brandstätter, el dueño de los archiconocidos juguetes Playmobil. Hasta el momento de su muerte el Sr. Brandstätter seguía activo frentre a los 4.000 trabajadores de una empresa que, ya antes de ser famosa por la creación de sus muñecos, lo fue por hacernos mover la cintura a todos, al ritmo del hula hoop.
En 1971 la empresa comenzó a trabajar con los Clicks, así llamados por el ruido que producían las distintas piezas de estos muñecos al encajarse, según idea del diseñador Hans Beck (fallecido en 2009), que pretendía hacer un juguete económico, ahorrando costes y plástico, adaptado a aquellos momentos de la crisis del petróleo de 1973.
Playmobil viene fabricando unos 100 millones de Clicks al año, en sus plantas de Alemania, Malta, República Checa y España. Y efectivamente, es cierto que son muy simples, pero algo tendrán cuando se han vendido más de 2.200 millones de unidades en todo el mundo y ha surgido, incluso, un mercado de coleccionistas dispuestos a pagar elevadas cifras por algunas piezas... También son muy deseadas las creaciones de Famobil, la empresa que comercializó los muñecos en España hasta 1982 y que rebautizó al Klicky (como se conoce en el resto del mundo) como Click.
Algunos fanáticos compran las cajas y las guardan sin abrir. Otros se compran dos: una para conservar intacta, con el plástico, y otra para jugar. En el último nivel de fervor los acérrimos personalizan figuras tuneandolas para crear otros personajes como el click Cid o la clack Juana de Arco, reconstruyendo momentos históricos.
Con la muerte de Horst, la industria juguetera europea pierde a uno de sus mayores exponentes, y nosotros los sanitarios a quien probablemente más nos ha representado en las últimas décadas. Por eso... ¡Va por él!...