Ryan Carney, paleontólogo y epidemiólogo en la University of South Florida (Estados Unidos), celebró su reciente publicación en Scientific Reports sobre una pluma de Archaeopteryx de una manera muy peculiar. Carney, aficionado a la elaboración de cócteles desde su época en la universidad, rindió homenaje a la coloración oscura de la pluma de este ave ancestral combinando cuidadosamente tinta de calamar rica en melanina con soda de mora, Jägermeister (un guiño a los orígenes alemanes de la pluma fósil), jugo de lima y sirope de ciruela. El cóctel fue bautizado como Archaeopteryx.
Tras probar su deliciosa versión de Archaeopteryx, Carney siguió probando cócteles prehistóricos. Según sus declaraciones, "me sentí como un científico loco de cócteles, realizando recetas y conectándolas con la investigación. Lo que realmente me fascina es toda la creatividad que conlleva. Es como un desafío o un problema", ya que cada ingrediente tenía que relacionarse de alguna manera con su campo de estudio. En cuestión de días, creó una docena de cócteles, entre los que se encuentra una mimosa (compuesto por una parte de champán y una parte de zumo) de color verde brillante y adornada con una hoja de gingko. Los árboles de gingko, a menudo descritos como "fósiles vivientes", llevan habitando en el planeta desde hace 270 millones de años. La hoja de esta planta flota en una espléndida combinación floral con el licor Chartreuse de color verde vivo, cuya coloración proviene de la clorofila en sus 130 ingredientes vegetales.
Por otro lado, el Yi qi Martini de color rosa intenso, con fruta dragón y lichi, que es un homenaje al pequeño dinosaurio alado descrito a partir de un único ejemplar descubierto en rocas jurásicas de Hebei (China).
Otro de los cócteles es "Lucy in the Skyy With Dulcificum" en honor a Lucy, el ejemplar de Australopithecus que habitó en Etiopía hace 3,2 millones de años. El cóctel incluye un vino de miel etíope llamado tej, jugo de limón, bayas milagrosas que hacen que el sabor agrio sea dulce y vodka Skyy.
Carney ha denominado a esta disciplina "paleomixología", ya que "lo que quería hacer con estos cócteles es representar las diferentes subdisciplinas dentro de la paleontología. Con Archaeopteryx estaría representada la paleontología de dinosaurios, con Lucy, la paleoantropología y con el gingko la paleobotánica. Por tanto, no se trata solo de dinosaurios". Entre sus planes está escribir un libro de recetas de paleo-cócteles, para mostrar qué ejemplares se han ido descubriendo en la historia de la paleontología a través de un medio más accesible que una publicación científica o un libro de texto.
Lo vi en Atlas Obscura, donde puedes repasar las recetas de los cócteles que hemos comentado.