"Los niños vienen con emociones a la escuela, y nosotros las conocemos o no. Lo que nosotros intentamos hacer es ayudarles a expresar eso, ayudarles a ver cómo podrían sentirse más seguros de sí mismos y cómo podrían manejarse mejor con sus emociones".
Vía: Diario de Mallorca 20-03-2011
Entrevista a Linda Lantieri
MAR FERRAGUT
Teorías pedagógicas hay casi tantas como niños en el mundo. ¿Por qué creernos la de Linda Lantieri sobre la educación social y emocional? Su biografía y sus referencias ayudan a responder a la pregunta: ha sido profesora y directora de instituto (de Harlem, nada menos), ha trabajado para el ayuntamiento de Nueva York ayudando a superar conflictos (incluyendo un tiroteo) en 400 centros educativos, inspiró a Daniel Goleman para su libro La inteligencia emocional (cinco millones de ejemplares vendidos en todo el mundo), ha ayudado a los alumnos y profesores de los colegios cercanos al World Trade Center a vencer el trauma vivido el 11-S...
Ahora dirige The Inner Resilience Program, que ya ha enseñando a más de 10.000 alumnos en todo el mundo a gestionar sus emociones y que ya se ha implantado en seis centros españoles. Para algunos, como Eduard Punset, la introducción de las emociones en las escuelas: "Es la mayor de la revoluciones que viviremos en los próximos años". Hace unas semanas dio un curso sobre el tema en la Universitat de les Illes Balears.
– Llevar las emociones a la escuela, ¿cómo?
– Los niños vienen con emociones a la escuela, y nosotros las conocemos o no. Lo que nosotros intentamos hacer es ayudarles a expresar eso, ayudarles a ver cómo podrían sentirse más seguros de sí mismos y cómo podrían manejarse mejor con sus emociones. Lo hacemos de dos formas diferentes: una, creando un clima en la clase que realmente les dé la bienvenida, que se sientan emocionalmente a salvo, que puedan hablar, que sientan que la clase realmente se preocupa por ellos. La segunda cosa que hacemos es trabajar para que sepan que se puede hablar sobre los sentimientos. Además la investigación demuestra que podemos trabajar para mejorar la inteligencia emocional de los chicos. Por ejemplo, un componente de la consciencia sobre uno mismo es la idea de autoestima. Esto simplemente significa que si miro hacia mí mismo, estoy seguro de cómo me siento en cada momento y soy capaz de expresarlo, y sé que mis sentimientos van cambiando a lo largo del día. Muy a menudo los adultos no son capaces de hacerlo.
– ¿Este sistema contribuye a mejorar los resultados académicos?
– Sí. Es una nueva línea de investigación. Ha salido en las revistas científicas PIR que ya hay más de 230 estudios diferentes sobre cómo enseñar a los niños inteligencia emocional y social, incluyendo el programa con el que colaboro. Han encontrado resultados increíbles: primero, que los jóvenes tienen mejores actitudes pro-sociales, son más positivos y tienen menos comportamientos de riesgo. Y segundo, que mejoraron un 11% sus resultados académicos en los exámenes. Y esa mejora es mucho mejor que la que conseguimos cuando hacemos planes para mejorar los resultados centrándose en la lectura, por ejemplo. ¿Por qué? Esto es lo excitante. Ayudando a estos jóvenes de esta forma se trabaja la parte del cerebro de la atención y cuando les ayudamos a eso son capaces de aprender mejor. Porque para aprender la principal capacidad que hace falta es la de prestar atención, ser capaz de focalizar y conectar lo nuevo que se aprende con lo que ya se sabe. Y cuando mejoras eso, ellos mejorar su forma de aprender en todo, incluyendo matemáticas y lectura.
– Habla de introducir métodos de relajación en las colegios, ¿cómo hacer eso con profesores estresados o ´quemados´?
– Muy buena pregunta. Cuándo empezamos hace diez años con este nuevo programa sobre relajación –con la educación social y emocional llevamos más de 20 años– basado en la calma de mente y cuerpo, empezamos trabajando con los niños y los profesores que escaparon de los ataques terroristas del 11-S. Eran más de 8.000 niños y 200 profesores que iban a escuelas cercanas a la zona cero, al World Trade Center. Todos ellos tuvieron que correr para salvar sus vidas ese día y después de eso obviamente estaban muy estresados. Nunca vi profesores tan estresados. Me pidieron que ayudara a los niños a recuperarse y les dije: Si queréis darme ese dinero, pero sólo lo haré si me dejáis trabajar primero con los adultos.
– ¿Cómo lo hizo?
– Hablamos de adultos que también estaban luchando con sus propias emociones. Me explicaban que fue muy duro porque ese día querían ir a salvar a sus propios hijos que estaban en otra escuela, y se quedaron para salvar a sus alumnos, a los hijos de otros, ¿puedes imaginar eso? Todos los profesores se quedaron con sus alumnos y les cuidaron y de 8.000 niños que salieron corriendo no se perdió ni uno aquel día. Trabajar con los profesores era imprescindible si luego queríamos trabajar con los niños. Les enseñamos técnicas de meditación, hicimos clases de yoga, salidas a la naturaleza. Cosas para que se calmaran y se dieran cuenta de que podían empezar a centrar su atención y empezaron a vencer al estrés. Y luego dijeron: ´Estamos preparados para transmitírselo a los niños´. Si queremos transmitir algo a los niños, primero hay que trabajar con los adultos, porque si no los niños se van a dar cuenta. No es como cualquier otra asignatura, no es algo curricular. Si quieres enseñar a los niños a ser conscientes de sí mismos, tu tienes que serlo, porque si no lo notan.
- Fue profesora y directora en un instituto de Harlem, ¿es cierto que su trabajo allí ´enseñando paz´ inspiró a Daniel Goleman para escribir su obra La inteligencia emocional?
– Antes de ser directora allí, yo trabajaba en el departamento de colegios en las oficinas centrales del ayuntamiento de Nueva York. Mi trabajo era resolver conflictos en los colegios. Un día tuvimos el primer incidente de un niño que llevó un arma al colegio, disparó a otro niño y lo mató e hirió a un profesor. Me pidieron que fuera. Fue muy duro para mí, ese era el instituto donde yo había estudiado, el Thomas Jefferson High School. No había vuelto a atravesar esas puertas desde que tenía 17 años. Tuve que ir. Daniel Goleman escribía para la sección de ciencias de la conducta de The New York Times. Naturalmente, esto fue portada el día siguiente. Pero él quería ver si había solución para esto. Le dijeron que la mujer que había ido, yo, había puesto en marcha un programa enseñándoles precisamente que sí hay una solución. Me llamó y me preguntó si tenía el trabajo de alguno de los niños en el programa. Le dije que sí, que de hecho cada lunes los niños hacen un propósito de comportamiento para la semana y luego hablan para ver hasta qué punto lo han cumplido. Goleman me pidió que le mandara alguno. Al día siguiente estaba en la portada de The New York Times: ´Los niños aprenden a gestionar sus emociones después de que un niño matara a otro´. Y así es cómo él empezó a usar el concepto inteligencia emocional que luego dio título a su libro. Nos convertimos en íntimos amigos. Ha puesto la voz al CD que acompaña mi libro Inteligencia Emocional Infantil y Juvenil.
– Una vez dijo que los colegios parecen fábricas, ¿por qué?
– Sí, piensa: tenemos timbres que suenan para ir a diferentes clases, el ritmo de una cadena de producción… No preparamos a los niños para la vida real, los preparamos sólo para conseguir habilidades cognitivas, o ni eso. Y no les preparemos para el mundo al que necesitan acercarse, al mundo que les tiene que enseñar tolerancia, compartir, comprensión y todas estas cosas. Y en los colegios no hay nada de eso. Los profesores llegan, dan clase, y eso es todo. Es más un entrenamiento que una educación.
– ¿Qué es el´ rincón de la paz´?
– En EEUU cuando los niños se portan mal se les dice: "Vete al rincón castigado". Y eso ¿qué enseña? Nada. Castigo. Y el castigo no enseña mucho la verdad. Si quieres intervenir con un niño que no se está comportando como quieres, ir al rincón no les enseña nada diferente, no va a mejorar el comportamiento del niño en el futuro, a no ser que tenga miedo de ti, no por que tengáis una buena relación. Por eso inventamos el rincón de la paz, que es un lugar de la clase o la casa donde los niños eligen ir para calmarse, para tener un tiempo tranquilo consigo mismo. Y los rincones de la paz son diseñados por la clase misma. Ellos deciden dónde van a estar, qué fotos va a haber allí… Siempre hay un reloj de arena de cinco minutos para que los niños puedan controlar mejor sus emociones. Si están enfadados,se dicen a sí mismos: ´No puedo concentrarme, necesito tener un tiempo en el rincón de la paz´. Van allí cuando lo necesitan, giran el reloj y pintan o simplemente cierran los ojos durante ese rato para estar consigo mismo. Si los cinco minutos ven que no les basta, pueden girar el reloj un rato más.
– ¿Qué es la resiliencia y porqué es ahora tan importante?
– Es la capacidad innata para equilibrarse y recuperarse de la adversidad y quizás ser aún mejor de lo que eras antes. Sin embargo es no siempre pasa, algunos se vienen abajo por las cosas ´malas´ que les pasan y otros se hacen más fuerte, como dijo Hemmingway. Hay ciertas condiciones que contribuyen a fortalecer la resiliencia. Una es reforzar la parte del cerebro responsable de ser capaz de estar tranquilo y focalizar la atención en alguien. Cuando la gente medita, cambia su fisiología de manera que fortalecen las vías nerviosas que implican más capacidad para quedarse tranquilo, enfocado y emocionalmente equilibrado ante los desafíos.