Recuerdo a mi abuelo. Cada vez menos, es la verdad. Porque si algo tiene de estúpido y cruel la muerte es que vas olvidando a tus seres queridos que ya no están. Luchó en la Guerra Civil. Da igual el bando, porque nunca creyó en aquello. Murió olvidando, como les ocurre a los enfermos de Alzheimer. Nos dejó un pequeño libro de tapas blancas, donde escribió sus memorias. El padre del protagonista de Los Combates Cotidianos, fue soldado en una guerra, y también sufrió esa dura enfermedad que deja en blanco al que la padece. Y también dejó un libro de notas.
¿Por qué hablo de recuerdos personales para hablar de un cómic?; Porque Los Combates Cotidianos no solo hablan al lector, sino a la persona que hay tras el lector. Marco, el protagonista, es un fotógrafo lleno de fobias y ataques de ansiedad. Su vida puede ser la de muchos, uno de tantos. Y Manu Larcenet, toma al personaje y sus recuerdos para que nosotros mismos recordemos. Es difícil no ver reflejado algún retazo de nuestra propia vida o la de algún conocido al ir pasando las páginas. Marco, finalmente, deberá dejar atrás la infancia, que se refleja con las visitas a los astilleros o a su hermano, para pasar a formar parte de lo que se supone es la vida adulta: Trabajo, mujer, casa, hijos…
Engaña ese dibujo casi infantil y amable. Detrás se esconde la vida, y su retrato no es siempre bonito. Los Combates Cotidianos nos enseña a que, pase lo que pase, la vida sigue su curso.
Sin duda, IMPRESCINDIBLE.
CJ General, Reseñas los combates cotidianos, manu larcenet, marco, norma