A lo largo de la historia, ninguna nación que haya ejercido un poder hegemónico, bien sobre el conjunto del mundo o de forma más localizada, ha descuidado sus preparación militar, sobre todo en el caso de las naciones pertenecientes a la civilización occidental. Estados Unidos, la primera potencia mundial en la actualidad, no es una excepción. Tras el final de la Guerra Fría se produjo una cierta normalización en las relaciones con Rusia, heredera de la antigua Unión Soviética, principal potencia. Momentáneamente se alejaba el fantasma de la guerra nuclear, pero como era de esperar esta situación no duraría siempre.
Siguiendo los pasos trazados por la Doctrina Wolfowitz (la cual sugiere que Estados Unidos debe desplegar sus tropas por todas las regiones y mantener su hegemonía mundial) los distintos gobiernos norteamericanos, no han escatimado en esfuerzos a la hora del mantenimiento le Estados Unidos como primera potencia. Pese al clima de distensión con el gobierno de Yeltsin tras el fin de la Guerra Fría, se preveía que en un futuro Rusia podría volver a ser un rival que pudiera disputar a los norteamericanos la hegemonía mundial. Pese a que en 1990 Bush padre y Gorbachov habían acordado que la OTAN no se extendería hacia el este, a condición de que la Unión Soviética aceptara la reunificación de Alemania, en los años subsiguientes, Estados Unidos fue ampliando la Alianza a países que habían pertenecido al antiguo Pacto de Varsovia, incluso a antiguas repúblicas soviéticas. El objetivo era claramente rodear a Rusia. Finalmente, la OTAN ha instalado un escudo antimisiles en Rumanía, instalación que Rusia ve como una clara amenaza.
En los últimos años, sobre todo tras la intervención rusa en Siria y la ocupación de Crimea, las tensiones entre la OTAN y Rusia han ido en aumento. Aviones rusos con capacidad para transportar armamento nuclear han violado el espacio aéreo europeo, incluso han llegado hasta los cielos de Alaska. Por su parte aviones espías norteamericanos también se han llegado a introducir en el espacio aéreo ruso. La OTAN ha realizado maniobras intimidatorias en el Mar Negro, mientras que Rusia ha llegado a movilizar a decenas de miles de soldados en maniobras junto con Bielorrusia (maniobras Zapad, en 2017). El analista norteamericano Paul Craig Roberts, indicaba en 2017 que Estados Unidos tenía planes para llevar a cabo un ataque nuclear preventivo contra Rusia. Mientras en Suecia, país que colabora en ocasiones con la OTAN pese a no pertenecer a la Alianza, se ha vuelto a implantar el servicio militar y se repartieron folletos entre la población con instrucciones de como actuar en caso de guerra.
La guerra total ha podido estallar en Siria, donde a principios de este mismo año las tropas norteamericanas mataron e hirieron a cientos de mercenarios rusos. Posteriormente, tras un controvertido ataque químico realizado por el gobierno sirio, Estados Unidos junto a Francia e Inglaterra llevaron a cabo un ataque contra Siria. Se llegó a movilizar uno de los cuatro aviones del Apocalipsis, que el gobierno norteamericano tiene para salvar al presidente en caso de un ataque nuclear.
La escalada de tensiones ha llevado a Rusia a acercarse más que nunca a China, quien también ha tenido sus momentos de tensión con Estados Unidos en el mar del sur de China. Ambas potencias llevan compitiendo años por ejercer una hegemonía en la zona del Pacífico. Algunos analistas han creído ver en el acercamiento entre Trump y Putin, un intento de alejar a Rusia de China.
Parece que en nuestros días, el viejo dicho latino si vis pacem para bellum, está más de actualidad que nunca.