Los convencimientos
24 agosto 2014 por cristosu
Viñeta de Quino
Cuando era pequeña estaba convencida de que podía acabar con el terrorismo. Así, sin más. No es que soñara con acabar con ese problema, no. Yo, a mis diez años, me veía en un salón lleno de terroristas, micrófono en mano, hablando con ellos, explicándoles lo mal que estaba matar a la gente y haciéndoles ver que las cosas tenían arreglo. Estaba segura de que sólo era cuestión de convencerles, de hablarles.
Centraba mi objetivo en ETA como primera actuación pero fantaseaba con que, una vez arreglado ese asuntillo, podría acabar también con el hambre en África, con las guerras y con todo tipo de desgracias. Hablando, también. No entendía cómo nadie ponía en práctica algo que para mí era tan sencillo, tan obvio. Ha pasado el tiempo, bastante tiempo, más tiempo del que me gustaría. En estos años he tenido muchísimas ocasiones para decepcionarme. He tenido que aprender que todo es muy complicado, que hablar pocas veces resuelve los grandes problemas porque no hay demasiada gente dispuesta a hacerlo asumiendo las consecuencias y porque hay mucha menos gente dispuesta a escuchar, a perder terreno, a renunciar.
Ahora que comparto mi vida con niños que tienen verdadero miedo de las gárgolas, que creen firmemente que los dragones y los unicornios existen y que se ven capaces de ganarle una carrera al mismísimo Usain Bolt, niños que me consideran algo así como una gurú que todo lo sabe y que todo lo arregla (los poobres), ahora que el sufrimiento de otros niños me duele como si fuera el de mis propios hijos… Ahora, recuerdo, con mucha pena, que cuando era pequeña estaba convencida de que podía acabar con el terrorismo.