(1ª Entrada)
En el momento álgido de su mayor frenesí de fealdad, envié a Picasso,desde Nueva York, el siguiente telegrama:>>¡Gracias, Pablo! Tus últimas pinturas ignominiosas han matado el arte moderno. Sin ti, con el gusto y la mesura característicos de la prudencia francesa, habríamos tenido pintura cada vez más fea durante al menos cien años, hasta llegar a tus sublimes adefesios esperpentos.Tú, con toda la violencia de tu anarquismo ibérico, has llegado al límite y a las últimas consecuencias de lo abominable. Y lo has hecho, como Nietzsche hubiera deseado,marcando todo con tu propia sangre. Ahora solo nos queda volver de nuevo la mirada a Rafael. ¡Que Dios te bendiga!>> Salvador Dalí >>.