Quizás en el ánimo de seguir afrontando con la mejor cara el cada vez más diluido síndrome post-vacacional y el inicio de esta nueva temporada laboral, he recuperado uno de los discos que estuve escuchando y descubriendo en el mes de junio, cuando ya se perfilaban las vacaciones en el horizonte. De forma apropiada, sobre todo por la canción “Lenga, lenga”, también fue la banda sonora de un viaje a Faro (Portugal), cuando justamente el blog cumplía 2 años.
Hoy haremos tributo a una banda asociada a la Movida Madrileña, aunque el origen de la misma sea gallego, ya que su líder Víctor Aparicio Abundancia, más conocido como Víctor Coyote es natural de Tui, provincia de Pontevedra. El caso es que este carismático macarra dio forma a una de las bandas más interesantes y menos recordadas a día de hoy (injustamente, puntualicemos) que existieron en los años 80 en nuestro país, Los Coyotes. Una banda que partía del sonido punk, con elementos sonoros y estéticos rockabillys, que fue evolucionando en su sonido a un rock latino, que probablemente fue el espejo en el que se mirarían las posteriores evoluciones de formaciones como por ejemplo Seguridad Social, que también partieron del punk o los Radio Futura.
Descubrí a Los Coyotes allá por junio de 2004, cuando me hice con un volumen en dvd de la antología de “La Bola De Cristal”, en el que se incluía un especial de la sección “Acordes En Espiral”, en la que se daban a conocer videoclips de grupos del momento, hechos en principio adrede para este mítico espacio de TVE. En el mismo, además de curiosos recuerdos de mi infancia como eran el clip de “No es serio este cementerio” de Mecano o de “Venezia” de Hombres G, había lugar para otras joyas como la desconocida entonces para mi “La evolución de las costumbres” de unos La Mode post-Zurdo y para otras piezas como “La estación del amor” del grupo que hoy nos ocupa.
Me llamó especialmente la estética y actitud tan chuleta de su líder y el sonido tan de garaje y subversivo de las guitarras, las programaciones y la letra tan arrojada y cantada con tanto desdén y macarrería de la citada pista “La estación del amor”. No obstante, hasta que no vi un volumen de 3 cd’s con 3 lp’s de Los Coyotes en la biblioteca que frecuento, no pasé de este curioso inicio a conocer más de esta formación. A modo de experimento cogí en préstamo dicha caja con los 3 discos, y el resultado fue altamente satisfactorio. Me he decantado por el más antiguo de los que venían en dicha edición, que fue su primer disco de larga duración, del año 1985, titulado “Mujer Y Sentimiento”. En el pack también venían el sucesor “Las Calientes Noches Del Barrio” y el siguiente “De Color De Rosa”.
En “Mujer Y Sentimiento” acompañaban a Víctor en la aventura, si no tengo mal entendido, Ramón Peñas como contrabajista, Celestino Albizu a la batería y Ramón Godés a la guitarra. Hay que decir que la estética del resto del grupo iba acorde con la rockabilly de origen de la formación, cosa que se ve de forma evidente sobre todo en el comentado videoclip de “La estación del amor”. Bueno, veamos qué trae en su interior “Mujer Y Sentimiento”.
Empezamos con lo que podría ser casi una pieza medio ranchera en “Como un extranjero”, en la que la voz de Víctor Coyote suena en tonos cercanos casi a los de José Vélez. Una pieza alejada del estilo que Los Coyotes habían venido profesando desde sus orígenes, pero que tras cogerle el punto adecuado engancha. Se trata de un tema que trata a partes iguales el amor y la acogida que se da a un extranjero. Mucho antes que lo hiciera Seguridad Social en los 90, Los Coyotes ya iniciaron de forma meridiana el sonido claro del rock mediterráneo o latino y eso se aprecia de forma evidente en “Señales del destino” con el animado ritmo que contiene a través de sus notas de guitarra (en parte me recuerdan mucho a ciertos sonidos de “Quiero tener tu presencia” del mencionado grupo valenciano liderado por José Manuel Casañ). En este disco no está ausente la carga social e histórica en la letra. Los Coyotes mostraron un fuerte vínculo con América latina y lo podremos comprobar si cabe más descaradamente en temas posteriores. Llega el turno de “Pepe” y su controvertida historia, envuelta en un sonido de rock forajido. Destaca la gravedad del tono de Víctor en la parte final cuando comienza a narrar el final de la historia de Pepe: “Pepe cae sobre la tabla…” y en el plano musical esas notas de viento siniestras y desafinadas que me recuerdan a la versión en directo de “Lo que hay/Disco pocho” de Derribos Arias en “La Edad De Oro” con Iñaki de Glutamato Ye-Yé precisamente encargándose de esos sonidos. Después de un tema tan solemne como éste damos un giro a la simpática y desenfadada versión de “El mono”, que es un preludio de 2 grandes temas. Siguiendo con la tradición de “Como un extranjero”, llega la más lenta y orgullosa en su letra “¡Mira cómo tiemblo!” Antes de escucharla y habiendo visto el carácter macarra de mi tocayo Víctor, pensaba que el tema iba sobre un desafío a tortas con alguno, pero resulta que es un tema de amor despechado, construido sobre una lenta melodía, que incluyen ciertos teclados de efectos de viento, que confecciona una canción cercana nuevamente a la tradición mexicana o latina en general. Les sugiero que no pierdan de vista esta canción “¡Mira cómo tiemblo!”, ya que es una de las joyas ocultas que ofrece el disco de esta semana. Uno de los puntos fuertes de “Mujer Y Sentimiento” se presenta aquí al llegar más o menos al ecuador de la escucha; aclarar en este apartado que el original “Mujer Y Sentimiento” tenía solamente 10 temas y yo estoy analizando una posterior edición que incluye la canción de la que vamos a hablar a continuación y otra titulada “Aquí estoy de nuevo” situada como cierre de la obra. La portada también es distinta y de ello hablaremos al final como siempre. Y es que, paradigma del sonido cañero y acelerado de Los Coyotes y el sentido de hermandad de los pueblos latinos es “300 kg.”. Un tema atropellado, arrollador, con una melodía atronadora, que avasalla y un desaforado Víctor Aparicio en el estribillo. La canción en lo instrumental es un muro infranqueable, que alcanza ciertos puntos álgidos en las cuerdas justo después del final del estribillo, que nos hace temer porque vaya a estallar. Casi toda la canción es una proclama y un discurso hablado de Víctor refiriéndose a varios países del área de latinoamérica. En el mundial de fútbol de Sudáfrica 2010 me la ponía de banda sonora, porque curiosamente a nuestra selección le tocó jugar con Honduras y Chile que son mencionados en ese orden por Víctor Coyote en la canción, remarcando 2 veces Chile, que a su vez fue partido decisivo en la fase de grupo; ¿serían “Señales del destino” estas que nos mandaba Víctor Coyote? Es imprescindible ver y escuchar la versión en directo que se marcó el grupo en el programa “La Edad De Oro” donde el nivel de decibelios y estruendo alcanza límites de intensidad insospechados.Seguimos con las influencias latinas que se pueden ver en los quejidos vocales que Víctor se marca en “100 guitarras”, que tiene un ritmo luminoso y animado para continuar con la fiesta. En el apartado instrumental es interesante el solo de guitarra con sonido tan propio del rock latino que hay mediada la pista. “Solo cuando deseo” baja en ritmo, adquiriendo un tono más oscuro en su melodía. Son dignos de mencionar los coros que escudan a Víctor en el estribillo de esta composición. El regusto mexicano, cercano a la ranchera y casi también al narcocorrido se presenta en “Fiesta salvaje”. Aquí la textura es clara y el ritmo y entonación también de Víctor al cantar se hace más que evidente. Una buena pieza que abunda en la hermandad latina que desde el comienzo de la obra llevan planteando Los Coyotes. Tras este tema tan de raíces mexicanas y de tan buen ánimo se da paso al tema más orgulloso en conjunto de la obra. Si en su letra “¡Mira cómo tiemblo!” ya mostraba una actitud de llevar la cabeza bien alta, aquí también se muestra en la melodía y en la forma de cantar de Víctor, puesto que en “¡Mira cómo tiemblo!” casi se podía intuir un derrumbamiento interno, y una actitud solo de fachada ante un envite así. Los coros son los que se encargan de decir ese “si te he de llorar” y Víctor espeta ese “prefiero que sea ahora”. Llegando al final de la obra o alcanzándolo si habláramos de la primera edición del disco en su día, nos encontramos con la proclama de unidad hispano-portuguesa vista en “Lenga-lenga”. Una versión que está cantada en portugués y castellano y en la que en claro español Víctor narra: “el día en que España y Portugal se miren cara a cara, le den la espalda a Europa y se consideren un país más del tercer mundo… Ese día eu vou cantar, ese día eu vou bailar”. Un tema animado, movidito y muy alegre. Me encanta esta pista y no se imaginan lo gracioso que fue escucharlo en la playa de Faro (Portugal) el último fin de semana del mes de junio de este 2010. El otro tema que se añadió al listado original de canciones fue el single, del que era precisamente cara b (menuda cara b) “300 kg.”, “Aquí estoy de nuevo”, que por mucho single que fuera, la considero de menor acierto que casi todas las piezas de la obra, incluyendo la canción que la secundaba en su edición como single. No obstante, es muy bueno que esta pieza esté incluida ya que muestra de forma muy evidente las influencias rockabilly del grupo. Por ello, como epílogo tras la fiesta hispano-portuguesa de “Lenga-lenga”, se perfila como un epílogo discreto para rubricar uno de los discos más olvidados de los 80 de forma injusta en la actualidad.
“Mujer Y Sentimiento” supuso la concreción discográfica de Los Coyotes y el punto de partida de su mayor actividad musical. Después de este trabajo llegarían discos de buena factura como “Las Calientes Noches Del Barrio”, con un título más que evocador, y “De Color De Rosa”. “Las Calientes Noches Del Barrio” tiene un halo más rockero en parte debido a “La estación del amor”, con su macarra clip (fijarse bien en la actitud de Víctor y su atuendo) y su portada tan acorde con Víctor Coyote en actitud tan desafiante.
“De Color De Rosa” es un disco parecido en su concepto al que hoy hemos propuesto, pero más normalizado y con menos ímpetu en su sonido, disponiendo de una producción más trabajada, pero que por otro lado le resta frescura e intensidad. No obstante, no nos confundamos con estas palabras, “De Color De Rosa” es un más que aceptable lp. Canciones como la animada y fiestera “Esta noche me voy a bailar” y otros temas como la propia “De color de rosa”, “Lo que dice Mary” u otra de controvertido título “Las chicas de las revistas guarras”, muestran ese toque chuleta que destilaban Los Coyotes en aquellos días partiendo de su estética rockabilly y nos hacía dudar si Víctor Aparicio en lugar de ser gallego, fuera más bien madrileño castizo del mismo barrio de Chamberí o Lavapiés.
Los finales de los 80 y comienzos de los 90, ya lo hemos comentado muchas veces, fueron poco amables con las bandas surgidas o asociadas a La Movida. Y Los Coyotes no fueron una excepción. El grupo se separó, aunque al igual que hacen compañeros de generación y subversión como Glutamato Ye-Yé, de vez en cuando se reúnen para dar algún concierto sorpresa en la sala El Sol. Estaré atento para no perdérmelo la próxima vez que se alineen los planetas y se junten Los Coyotes para reverdecer laureles durante una noche. Víctor Aparicio sigue haciendo carrera en solitario musical y artística igualmente en el terreno de la pintura por ejemplo.
1985 era un buen tiempo para la música española, aunque realmente eran días en los que La Movida comenzaba a palidecer. Este “Mujer Y Sentimiento” nos muestra un disco animado, que no deja indiferente en el contenido de letra y que además te invita a bailar en muchos momentos. El disco tiene 2 portadas reconocidas. Por un lado está la que yo conocí primero que muestra el rostro de una mujer por encima del agua, y luego está la portada clásica con una mujer de rasgos latinos delante de un paisaje que evoca a un volcán. Esta última efectivamente es más adecuada, ya que la música de Los Coyotes en este disco puede evocarnos perfectamente a un cráter en completa erupción. No obstante, plásticamente resulta más bella la portada de la reedición. La de la reedición figura mediada el párrafo del análisis del disco (como ya es tradición) y, como es un caso especial, les dejo aquí abajo la portada original para que también la conozcan.La Movida no solamente fueron Alaska, Radio Futura o Nacha Pop. Hay propuestas que son menos populares y recordadas a día de hoy que merecen la misma pena o más a ratos que los reconocidos y siempre presentes. Los Coyotes son un ejemplo de ello y por eso no hay que dejar de lado el trabajo que sacaron adelante en su día, tanto por el contenido de sus textos como sus melodías empleadas. Además, es un grupo que desprendía mucho carisma a través del simpático macarra que era su líder Víctor Aparicio. Eso siempre suma.
No exagero a la hora de decirles que este “Mujer Y Sentimiento” es uno de los mejores 20 discos editados en los años 80 en nuestro país. Un clásico que no deben perder de vista y si no lo conocen aún (como creo que les sucederá a la mayoría), ya están haciendo lo que precisen para hacerse con él de la forma que sea para disfrutar de sus ritmos cálidos, latinos y de las acertadas letras e historias narradas por un inspirado Víctor Coyote, no solo a la hora de escribir, sino también a la hora de mostrarse ante el micrófono.