
Autor: Colin
y en los locales comerciales se hizo lo mismo. Además miles de frascos del medicamento más famoso de Estados Unidos fueron retirados del mercado. Por desgracia, el mensaje no llegó a la séptima víctima, que curiosamente no residía en la zona de Chicago. Estaba claro que las víctimas no habían sido intoxicadas por un accidente, sino que quien introdujera las píldoras contaminadas lo hizo con conocimiento de causa y recientemente, puesto que el cianuro es corrosivo y hubiera roto las cápsulas. A la pregunta sobre cuándo y dónde se introdujeron las cápsulas venenosas, se barajaron varias respuestas, algunas bastante inverosímiles. Descartada la teoría de que pudiera haber sido en la cadena de producción, se creyó en la posibilidad de que alguien hubiera introducido el veneno cuando los frascos ya estaban en las estanterías de los comercios, ya que este medicamento se podía adquirir en cualquier establecimiento y no tenía por qué ser farmacéutico. Sobre el autor o autores se barajó la posibilidad que fuera algún empleado de la firma Johnson & Johnson, que por venganza hubiera actuado de esta forma. También se pensó en alguien que representara a alguna compañía farmacéutica de la competencia. Varios fueron los sospechosos, como James William Lewis que envió una carta a Johnson & Johnson nada más conocerse los casos de las primeras muertes, exigiendo un millón de dólares para detener las muertes, pero no se encontraron pruebas para incriminarle, aunque fue condenado a 15 años de prisión por extorsión. Dos sospechosos más fueron investigados pero no se encontraron pruebas vinculantes para incriminarlos. A día de hoy no se ha encontrado al autor o autores de los asesinatos, aunque el caso sigue abierto.
