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Título: Los cristales soñadores (The dreaming jewels)
Autor: Theodore Sturgeon. El ilustre gran olvidado de la Ciencia-Ficción, que conocimos en KindleGarten con su "Más que humano".
A qué género(s) y estilo(s) pertenece: Es una novela de Ciencia-Ficción blanda, con un enfoque marcadamente metafísico y filosófico, y una historia de misterio y género fantástico.
Qué cuenta: Horton "Horty" Bluett es un niño de ocho años, adoptado, que no puede separarse de Junky, su payaso de juguete. Los malos tratos que recibe lo impulsan a huir de casa, siendo acogido por los miembros de un espectáculo ambulante de Fenómenos de Feria. Su propietario, el enigmático Pierre Monetre el Caníbal, vive consagrado al estudio de unos misteriosos cristales con propiedades extraordinarias. Años después Horty abandonará la feria, pero tendrá que buscar su identidad y su pasado, que están en estrecha relación con los cristales de Monetre.
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"Los cristales soñadores" es la primera novela de Theodore Sturgeon, y un ejemplo muy significativo de la Edad de Oro de la Ciencia-Ficción. Se publicó originalmente en la revista Fantastic Adventures, y más tarde fue recopilada como libro. En 1957 fue reeditada con el título de "The Synthetic Man", por lo que pueden encontrarse ediciones con ambos títulos.
Para definir el tono general de la novela, recordaré lo citado en la reseña de "Más que humano": Varias historias de Sturgeon fueron adaptadas como episodios de la serie "The Twilight Zone" (en España, "Dimensión deconocida"), y esa es la sensación que transmite "Los cristales soñadores": Una historia de género fantástico de sabor añejo, clásico, de la mentada Edad de Oro, protagonizada por personajes extraños y excéntricos, con un fuerte componente de misterio, un poco de terror y, sobre todo, la intención de inquietar al lector (o espectador) y hacerlo reflexionar un poco, en este caso sobre los conceptos de humanidad y normalidad/anormalidad.
En esta novela, Sturgeon se centra en la misma temática que desarrollará en la citada "Más que humano": Individuos que poseen capacidades extraordinarias y a la vez padecen algún tipo de diferencia, por la que sufren marginación e inadaptación social, que terminan por formar un grupo, con vínculos cuasifamiliares, en el que mutuamente se apoyan y protegen. Una sociedad al margen de la sociedad, en la que no tienen cabida.
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"Los cristales soñadores", en concreto, por su ambientación y su atmósfera, nos traerá al momento reminiscencias de una controvertida obra maestra del cine: "Freaks" ("La parada de los monstruos"), la cinta que maldijo la carrera de Tod Browning. Pero no nos adelantemos :)
Veamos antes la historia: Horty es un niño de ocho años, adoptado por un matrimonio, Armand y Tonta Bluett, que solo lo han acogido para dar buena imagen, de cara a la carrera política de Armand. Horty tiene un juguete, una caja sorpresa de cuerda con un arlequín, llamado Junky, del que no puede separarse sin sentir malestar físico y psíquico. Un día es expulsado del colegio por comer hormigas. Su padre adoptivo lo encierra con violencia en un armario, amputándole tres dedos con la puerta del mismo. Horty se escapa de casa, despidiéndose antes de Kay, la única niña que lo trata con cariño. Es acogido en un camión por Havana, Bunny, Zena, a los que confunde con niños, pero resultan ser enanos, y por Colum, un "hombre lagarto" sordomudo. Éstos forman parte del circo de Monetre el Caníbal, un antiguo médico huraño y misántropo. Disfrazando a Horty como mujer enana, lo incorporan al espectáculo, que abandona doce años después.
Por entonces, Armand Bluett es juez, y Kay, que cuenta diecinueve años, trabaja en los archivos del juzgado. Ambos volverán a cruzarse en la vida de Horty, a quien también perseguirá su pasado en el circo de Monetre, pues debe intervenir en favor de aquellos que lo acogieron y se convirtieron en su familia.
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Hasta aquí bien, pero ¿dónde está la Ciencia-Ficción? Bueno. Partamos de que Horty tiene memoria eidética, y absorbe conocimientos de todo tipo de materias a una velocidad pasmosa, aunque no sea muy espabilado (como indica Sturgeon "Horty era rápido para aprender y lerdo para pensar, pues la memoria eidética es ajena al pensamiento metódico"). Varios personajes, como Monetre o Zena, tienen capacidades telepáticas, y Monetre practica también la hipnosis. Y llegamos a los grandes protagonistas. Sí: los cristales.
Monetre vive obsesionado con los diferentes cristales que, por parejas, almacena y somete a todo tipo de experimentos, pues ha constatado que no son cristales ordinarios, si no una forma de vida que es capaz de crear a su vez otros seres vivos, primero imitando a personas, animales y vegetales, y después experimentando sus propias invenciones a partir de patrones que observan. De tal modo que, en manos de Sturgeon, el origen de muchas "monstruosidades de feria" son los mentados cristales, que escapan a la comprensión y a la posibilidad de control por parte de Monetre.
A lo largo de la trama, iremos descubriendo que tanto Horty como otros personajes (como Zena) tienen mucho que ver con los cristales, y que las casualidades no son casuales, y la relación entre el juguete Junky y Horty, o el encuentro entre éste y los miembros del circo, parecen ser fruto de la predestinación. Horty se convertirá en el punto de confluencia de todas las líneas argumentales y en la clave para entender el papel de los cristales soñadores.
"Los cristales soñadores" vio la luz en la
revista pulp "Fantastic Adventures".
Con un tono eminentemente fantástico, este libro se engloba claramente en la Ciencia-Ficción por las detalladas descripciones que Sturgeon ofrece de las propiedades de los cristales, y la importancia que los datos técnicos tienen en la trama, pues los poderes extraordinarios de los cristales no tienen un origen esotérico o sobrenatural, si no científico:
"Debía tener cuidado, después de haber descubierto que estaba vivo. Así se lo decía el microscopio. No era realmente un cristal, sino un líquido súper enfriado, una célula de paredes en facetas. El fluido solidificado del interior era un coloide, con índice de refracción similar al del polietileno, y había un núcleo complejo que no podía entender."
Más aún, Monetre se rige, en sus investigaciones, por el más riguroso método científico, huyendo así Sturgeon de la figura del "científico loco".
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Pero dejando a un lado el género de la novela, para mí lo más importante es la historia que cuenta y el mensaje que transmite. Ya comenté en la reseña de "Más que humano" que Theodore Sturgeon tiene unos recursos narrativos y estilísticos de perfil más alto al acostumbrado en la Ciencia-Ficción, y sorprende tanto la profundidad psicológica que ofrece a los personajes, como la triste belleza de la situación que nos presenta: uno de aquellos terribles y grotescos espectáculos de "Fenómenos" en las que personas con deformidades físicas eran expuestas al público para que, en resumen, éste se riese de ellos, se asombrase con sus rarezas y saliese de allí bendiciendo su suerte por no verse en su situación.
Por eso comenté que me recordó tanto a "Freaks", por la humanidad que muestra, y por la mirada tierna y noble que ofrece de comunidad de personas que, en su desgracia, permanece unida y nunca abandona a nadie. Así, Havana, Bunny, Colum y Zena acogeran a Horty sin dudarlo, reconociéndolo al instante como uno de los suyos, erigiéndose inmediatamente Zena como su protectora y siendo para él lo más parecido posible a una madre, una hermana, una amiga y un amor. La explicación a por qué Horty puede hacerse pasar por una enana durante doce años está, como no, en los cristales.
Todd Browning, con el reparto de "Freaks" (1932). Las personasparticipantes padecían realmente discapacidades, sin trucos. Inasumible para la moral de la época, truncó la carrera de su director.
Vemos como el circo es refugio y a la vez prisión para estos "fenómenos", que nunca podrán formar parte de la Humanidad de pleno derecho, pues no pueden sustraerse a su anormalidad:
"Alrededor estaba la feria. Alrededor estaban también los recuerdos, de demasiados años. La feria era un mundo, un buen mundo, donde ella se sentía vivir, pero que exigía una amarga retribución. La misma feria evocaba un mar de ojos y dedos que apuntaban: Eres diferente. Eres diferente. ¡Un monstruo!"
Desde luego, uno de los puntos fuertes de la novela es la paradoja de que aquellos personajes que no son humanos muestren más humanidad que los que sí lo son, pudiendo deducir, como lectores, que para el autor la humanidad (me refiero a lo que ello conlleva: empatía, clemencia, solidaridad...) es una condición adquirida, no innata. Hasta el punto que no sabemos, mientras el autor no nos lo desvela, qué personajes son humanos y cuáles no.
Y ya siguiendo con el componente fantástico y de Ciencia-Ficción de la novela, cabe destacar la original idea de los cristales que expone Theodore Sturgeon. Es imposible explicar lo que significan para la historia sin desvelar detalles de la trama , que os arruinarían las deliciosas sorpresas que esconde el libro, y os privarían del placer de los giros argumentales que el autor le imprime, pero me parece interesante la idea de unos entes capaces de recrear seres vivos, sin razón aparente, y que incluso al final del relato seguirán conservando su halo de misterio.
"–Los cristales viven -prosiguió Monetre-. Piensan. Piensan de un modo que nos es totalmente extraño. Han estado en esta tierra durante decenas, centenares de siglos… terrones, guijarros, pedruscos… pensando sus propios pensamientos… luchando por nada que la humanidad desee, no tomando nada que la humanidad necesite… sin entrometerse, comunicándose sólo con seres como ellos. Pero dueños de un poder que el hombre nunca soñó. Y yo quiero ese poder, lo quiero, y lo tendré."
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Este último párrafo nos permite redundar en lo ya dicho sobre el diseño de los personajes por parte del autor. Rebosan de pasiones, y de sentimientos, despuntando entre todos Monetre, que encarna como vemos a un sujeto obsesionado, casi hasta la caricatura (muchas críticas calificaban a "Los cristales soñadores" de mediocre dramón victoriano).
Por último, insistir un poco más en este tono de serial televisivo clásico, de Ciencia-Ficción dorada, de género Fantástico, que amamos en espacios como la citada "Twilight Zone", "El teatro de Ray Bradbury" o incluso los "Cuentos asombrosos" de Spielberg. De hecho, su ambientación principalmente en interiores, y determinadas escenas de tensión son muy "televisables":
"Esto es peor que una pesadilla, pensó Kay. Encerrada en una casa rodante con un viejo sátiro asustado y un enano moribundo. Y un loco y una especie de monstruo que volverán en cualquier momento. Y preguntas sin sentido sobre dedos cortados, cristales vivos… Y que yo, Kay, no soy Kay, sino algún otro, o alguna otra cosa."
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Porque "Los cristales soñadores" ofrece, en efecto, momentos tensos y de suspense, además de otros truculentos y cercanos al gore (incluye varias amputaciones de dedos). Pero están equilibrados dentro del conjunto, de manera que los diecisiete capítulos de esta no demasiado extensa novela se leen con comodidad y de una forma amena, pues al lenguaje sencillo, pero cuidado, de Sturgeon, hay que sumarle que no se recree en las explicaciones científicas y que no abuse del lenguaje técnico.
Y para no extenderme mucho más, por hoy lo dejaremos aquí. Hubiese transcrito varios párrafos sobre los susodichos cristales, bastante aclaratorios, pero mejor los omito para que podáis disfrutarlos si nos animáis con la novela. Yo la recomiendo sin duda, y mejor aún si es en conjunto con esa otra pequeña pieza maestra que es "Más que humano". Ejemplos claros de que la Ciencia-Ficción ofrece mucho, y de que autores como Theodore Sturgeon la engrandecieron, empleándola para reflexionar tanto sobre los problemas sociales de su época como sobre los grandes interrogantes de la Humanidad. Nos leemos!