Revista África
Será la crisis, o tal vez el miedo. Puede que ninguna de las dos cosas, solo el puro azar, pero lo cierto es que por primera vez desde que el Bubisher empezó su vuelo y su revuelo en los campamentos, durante mes y medio no habrá voluntarios españoles apoyando a Memona y a Daryalha. Y esto es lo grande, que no por eso el Bubisher ha dejado de abrir sus puertas, que las dos han cogido el timón con fuerza y esa fuerza va abriendo el abanico de voluntarios saharauis que colaboran en el proyecto, cada semana una nueva monitora voluntaria de los fértiles clubes de lectura de las dairas.
Y ahí está Larossi, atento a cada movimiento que hay que hacer con el camión, dispuesto siempre a ayudar, haciendo su trabajo, si cabe, mejor que nunca.
Mientras tanto, la obra de la biblioteca sigue en marcha bajo la atenta mirada de Hamida que dirige a unas cuadrillas de trabajadores fantásticos.
El Bubisher tiene un gran equipo saharaui en Smara; saben remar con entusiasmo y han asimilado con increíble precisión todo lo que los voluntarios han ido sembrando. Hubo un tiempo en el que recibían lecciones. Ahora las imparten.
Pero aquel campo es muy grande y hay que seguir generando ilusiones, llevando recursos, profundizando.
A todos los que ya fuisteis de voluntarios: Sabed que vuestras aportaciones han dado grandes frutos, que os recuerdan a todos y que de todos guardan un recuerdo entrañable. A los que tenéis en mente ir un día: Cualquier cosa que aquí se diga, no sirve. Hay experiencias que hay que vivir para entender. Si la vida os da esa oportunidad, agarradla con fuerza. No es fácil, hay que dejar aquí mucho: en casa, en el trabajo, en la rutina. Pero aquella es otra casa con techo de estrellas; aquél otro trabajo apasionante y apasionado; aquella la imposible rutina, porque cada día se inventa, se descubre, se palpita a corazón abierto.
A todo el equipo saharaui: Sin vosotros, nada de esto sería posible. A todos quienes nos leéis desde aquí: ¿hay mejor forma de luchar por los derechos del pueblo saharaui que apostar por el derecho de los niños a soñar a través de los cuentos, por el de los jóvenes a imaginar un futuro, por el de los adultos a conservar la que nunca dejaron de considerar su lengua, su cultura mestiza?Lo magnífico de nuestro equipo es la suma: aquellos cuatro magníficos, más tú, y tú, y tú.