Revista Opinión

Los cuatro puntos del maestro secreto

Publicado el 18 octubre 2015 por Habitalia
Los cuatro puntos del maestro secreto

Jorge Puchades

Revista digital Zenit, nº 30
En mi camino de aprendizaje y búsqueda de la verdad, aquel que me hizo iniciar la consciencia de mi ignorancia e imperfección, he utilizado con algún acierto la brújula masónica que nos enmarcan las cuatro virtudes cardinales; Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza.

Gracias a ellas, he hallado el correcto camino a los cuatro ángulos del Templo, encontrando en ellos los cuatro puntos que caracterizan al Maestro Secreto; Saber, Querer, Atreverse y Callar.

Deseo compartir con vosotros mis hermanos, este recién adquirido conocimiento, con la esperanza de que os sirva como a mí, de ayuda en vuestro camino de peregrinaje. Espero que mi corto entendimiento sea suficiente para ilustrar adecuadamente esta juzguéis severamente mis palabras, y que me ayudéis con vuestras sabias observaciones, en plancha, por lo cual os ruego no aquellas cuestiones que mi limitado entender no ha sabido explicar, ver o comprender.

SABER, no solo es el primer punto, es en sí mismo la unidad, representa y engloba a todos, pues en todos esta presente, pero antes de adentrarnos en su desarrollo, deberemos matizar su significado para diferenciarlo de sus aparentes sinónimos; Inteligencia y Sabiduría. Inteligencia es la capacidad de adquirir conocimientos, pero no su adecuado y correcto uso. Un Hombre culto e inteligente puede ser un necio arrogante cegado por su aparente conocimiento.

Sabiduría no indica ni proceso ni capacidad de adquisición de conocimientos, sino el conocimiento aplicado a si mismo, es decir, conocer el uso adecuado y correcto de los conocimientos que uno posee. Un sencillo y humilde analfabeto puede ser un hombre sabio, que reconoce sus limitaciones y siempre esta dispuesto a escuchar y aprender.

La Inteligencia no discierne, no analiza, no cuestiona; Solo adquiere y atesora, es egoísta en si misma, y si no va pareja de otras cualidades, torna en egoístas y arrogantes a quienes la poseen. La Sabiduría interpreta el conocimiento analizando, cuestionando su valor, su utilidad, reciclando todo ese análisis en el ciclo sin fin del aprendizaje continuo. Pone sus conclusiones al servicio de los demás, es altruista y desinteresada.

Y no confundamos Saber, con Sabiduría . El Saber es el proceso, la Sabiduría el resultado. Por ello, para el Maestro Secreto es importante el Saber, pues si consigue dominar el proceso, adquirirá la Sabiduría que le conducirá a su equilibrio interior.

El Saber es un proceso complejo. Entraña en si mismo muchos pasos, todos ellos Interrelacionados; Adquirir, Discernir, Analizar, Valorar, Entender, Juzgar y Reconocer.

Adquirir una información o dato, no entraña entenderlo, comprenderlo o saber usarlo. Es un conocimiento incompleto, pero que necesitamos adquirir, pues es la materia prima sobre la cual aplicamos el proceso del Saber, para llegar a la Sabiduría.

Discernir, es la capacidad de penetrar en el conocimiento, para ver y comprobar lo real, y diferenciarlo de lo ilusorio. A mayor penetración, más cerca de la realidad estaremos. La realidad tiene dos grados que coexisten de forma paralela. El exterior o material, es aquel que percibimos de forma aparente; El interior o ideal, es aquel que intuimos su existencia. Lo real, es la esencia trascendental de las cosas; el núcleo. Lo ilusorio, los cambios y variaciones externas; la superficie.

La Realidad son los principios verdaderos, La Verdad , y esta situada en el núcleo interior, en el centro, donde un En medio, la Tumba de Hiram o El centro de la llegamos a través de la concentración en el Maestro Masón jamás puede errar. Este Centro, representado por la Cámara de Piedra Cúbica , es nuestro centro interior, al cual silencio, para lograr la visión interior de uno mismo.

Es en esta visión interior donde uno percibe la realidad, lo más profundo de nuestro ser; la individualidad que hace a cada hombre un ser único y diferente. Somos Nosotros ante Nosotros. Por el contrario, la ilusión es la exteriorización de nuestra personalidad según los roles sociales. Somos Nosotros ante Los Demás.

Saber discernir , nos hace profundizar en nuestra autentica realidad interior, y llegar al conocimiento í ntimo de nosotros mismos. Y no debemos olvidar que estamos en un ciclo continuo, que en cada paso adquirimos un conocimiento en el cual debemos penetrar para saber discernir en él lo material de lo ideal, la realidad de lo ilusorio, la verdad del error.

Analizar, es enfrentarnos al conocimiento y aceptación de la verdad y al rechazo del error que busca la supremacía del materialismo exterior sobre el idealismo interior. Analizar, supone responder de forma constante a una pregunta; ¿Qué clase de Hombre somos?. ¿ Los que Saben y se aceptan, o Los que No Saben y se ignoran?.

Los que No Saben, son materialistas cuya Deidad es la riqueza exterior en cualquiera de sus formas. Su atención se dirige hacia lo exterior, la ilusión periférica. Se alejan de la conciencia central de la realidad y vagan perdidos por el error que los guía.

Los que Saben, son idealistas fieles de la desde su centro religión única de la verdad. Su atención se enfoca hacia el centro, hacia el espíritu interior. Han encontrado la verdadera luz, que les guía desde su interior, espiritual, y caminan en armonía con el Gran Arquitecto del Universo.

La Luz de la realidad esta en nuestro interior, para hallarla debemos alejarnos de lo material, de la evidencia exterior y adentrarnos en el centro, en el núcleo de todo, y elevarnos al reino abstracto de lo ideal. El idealista vive en un plano de realidad superior, que el materialista ignora, pues la verdadera luz procede del abstracto Reino de las ideas.

Sin embargo, si descuidamos lo material, si aislamos nuestro interior del exterior, la materialidad, a través de sus condicionantes sociales (moda, status social, apariencias, etc), creará una corriente hacia nuestro interior bombardeando continuamente su núcleo e influyendo en nuestra personalidad, provocando un desequilibrio y caos interior, que nos provocará inseguridad, falta de confianza en nosotros mismos y dependencia del materialismo exterior.

Valorar, es saber discernir el bien del mal. Este paso solo puede realizarse desde el interior, gracias a la serenidad que nos proporciona la luz de nuestra realidad interior. Pero para ello, debemos tener claros los conceptos de que es bueno, y que es malo.

Para valorar, el materialismo sopesa el valor y la condición de las cosas, pudiendo presentarse este trance como positivo o negativo según su cuantificación material. Sin embargo para el idealismo el trance siempre es positivo, pues evalúa la actitud ante la oportunidad, y las oportunidades deben aprovecharse siempre, pues ante una circunstancia aparentemente adversa, con la guía de nuestra luz interior, conseguiremos reconocer una oportunidad positiva dentro de un trance aparentemente negativo.

Juzgar, es evaluar la importancia de las cosas no por su magnitud exterior, sino por la implicación y capacidad de favorecer y desarrollar nuestro interior, y nuestra armonía con la naturaleza y el Gran Arquitecto del Universo.

Por ello, debemos esforzarnos en juzgar por nosotros mismos, y no entrometernos indebidamente, en especial en juicios negativos, en lo que no nos corresponde, por muy elevada y altruista que sea nuestra finalidad. Cada uno debe cumplir con su deber, y no juzgue el deber ajeno. podemos pedirle a nadie que realice o

Reconocer, es ser capaz de rectificar cuando así lo dictamine nuestro interior, nuestra conciencia.

No solo hemos de buscar la verdad interior, debemos ser consecuentes con ella, y reconocerla en cada uno de nuestros pensamientos, palabras y acciones, para que sea nuestro interior el que condicione nuestro exterior.

En resumen, SABER implica todo el procedimiento que debemos seguir si deseamos alcanzar la sabiduría, que no es, sino, el uso correcto, adecuado y debido del conocimiento, para nuestro progreso y desarrollo individual interior, en armonía con todos y con todo lo que nos rodea; Con las Leyes de la Naturaleza ; Con el Gran Arquitecto del Universo; y Con Nosotros mismos. Saber es adquirir, discernir, analizar, valorar, entender, juzgar y reconocer la verdad en nuestro interior. Si seguimos adecuadamente cada paso, hallaremos en nuestro interior la luz de la verdad que nos guiará a la Sabiduría.

A través del SABER, nuestra voluntad interior es purificada y elevada a un plano espiritual. El Maestro Secreto que en el Santuario de su corazón haya buscado, encontrado, reconocido y aceptado su realidad interior, esta iluminado por la verdad, y no hará ni deseará ninguna cosa que no sea la perfecta manifestación de su realidad interior, por lo cual, todo lo demás, lo exterior, lo material, cesará de tener voluntad individual, haciéndola más poderosa, consiguiendo una más perfecta y libre expresión de sí mismo, y eliminando los deseos ilusorios negativos, provenientes de nuestro exterior material. poder de atracción sobre él. Así es como el Maestro Secreto domina su

QUERER, es dirigir nuestra voluntad interior hacia el exterior, concentrando y elevando nuestros deseos, fijándonos en la esencia interior y originaria de las cosas, y no sobre su apariencia exterior.

Así, nuestra voluntad interior transmuta el plomo del deseo egoísta en el oro puro interior o esencia espiritual incorruptible.

ATREVERSE, es la voluntad traducida en acción, que nace de la Dualidad SABER QUERER, transmutándose en la Trinidad SABER-QUERER - ATREVERSE. Una vez hemos discernido el Bien del Mal, hallada nuestra realidad interior, guiada nuestra voluntad por la Luz de la verdad que emana de nuestro corazón, es el momento de actuar, de ATREVERSE a manifestar el interior idealista y hacer que este prevalezca sobre el exterior materialista. Debemos atrevernos a buscar en toda cosa su punto de origen y la realidad central que la causa, fijando sobre esta la punta del compás de la comprensión, con la seguridad de que el otro extremo del compás producirá por si mismo, una adecuada manifestación exterior, en el circulo de la existencia donde se mueve.

Por ello, el verbo que forma esta trinidad no es ACTUAR, pues la pasividad es una forma de acción que no responde a la coherencia exigida en la dualidad SABER-QUERER. ATREVERSE, nos obliga a ser consecuentes con nuestra realidad interior, nuestro pensamiento y nuestra voluntad espiritual, pese a que ello implique esfuerzos y sacrificios.

ATREVERSE, adquiere un reforzado significado en una sociedad como la actual, que vive muy pendiente de los signos exteriores, donde el relativismo evita cualquier situación compleja que pueda exigirnos algún tipo de esfuerzo y sacrificio.

Para ATREVERSE es preciso, además del discernimiento de la auténtica realidad de las cosas y de la voluntad iluminada guiada por nuestra verdad interior, dominar la mente para poder dominar la acción.

El dominio de la mente comienza por la seguridad en uno mismo, en sus propósitos, por lo cual debemos asegurarnos que son las inspiraciones divinas que descienden en respuesta de nuestras aspiraciones superiores. El desinterés altruista caracteriza a las inspiraciones divinas, frente al egoísmo materialista que caracteriza a las tentaciones materiales, que se presentan a cada momento, forzándonos constantemente a elegir. Por ello, en la meditación del silencio y en la constante concentración mental, hallaremos la la acción, que será rectamente dirigida cuando la iluminan nuestras más altas inspiraciones. fortaleza que nuestra mente precisa para acometer

ATREVERSE, es nuestro verdadero deber, que es expresar o manifestar la Luz que se halla latente en nosotros, según la voluntad manifestada por el Gran Arquitecto del Universo en nuestro interior. Para el cumplimiento de este deber, usaremos adecuadamente la con el compás que comprende lo espiritual, buscando una actitud de escuadra, que mide lo material, nos aleje del fanatismo, la superstición y la ignorancia. tolerancia y comprensión que La perfección se haya constantemente en el medio, entre la escuadra y el compás. Por ello, el Maestro Secreto coloca entre estos dos instrumentos la llave del iluminado entendimiento que lo caracteriza, emblema de la armonía que realiza entre el juicio y la comprensión.

CALLAR, es el cuarto punto que cierra el circulo. Es también la cuadratura del ciclo de la actividad, SABER-QUERER-ATREVERSE-CALLAR., que muestra la perfecta relación del centro con la periferia. CALLAR es silencio y el poder que este encierra. Cultivar el silencio en nuestros proyectos y actividades es asegurar su éxito; Propicia el silencio encuentran un medio de expresión. Las fuerzas de la Naturaleza actúan en silencio, y en silencio cumplen sus mayores milagros. El ruido es la energía desperdiciada por la falta de concentración, por lo cual, debemos esforzarnos en trabajar en la armonía del silencio, virtud qué nos enseña la apoyo de los Poderes Invisibles que únicamente en el que lleva como nombre "Secreto", y como signo, el Signo de Silencio. masonería desde nuestra admisión, y que nos recuerda especialmente en este grado

La virtud del silencio debe considerarse bajo el aspecto dual de la disciplina exterior y la realización interior. Este aspecto dual se refleja claramente en la triple dualidad que forma con los otros puntos; SABER-CALLAR; QUERER-CALLAR; ATREVERSE- CALLAR.

En la realización interior, QUERER-CALLAR manifiesta la voluntad interior de concentrarse en el silencio de los sentidos para llegar al corazón de nuestro ser, que es la esencia de la vida y nuestro principio mas elevado.

ATREVERSE-CALLAR, es la acción consecuente de las anteriores dualidades. No hablar sobre uno mismo, aunque sea para defenderse, pues lo que uno puede decir de sí mismo nace de la personalidad ilusoria y refuerza la vanidad; o Buscar en el silencio la concentración necesaria para hallar nuestro centro espiritual, son acciones consecuentes de ATREVERSE-CALLAR. CALLAR es silencio, y la práctica de la concentración mental es el medio para alcanzar el corazón de la sabiduría. Concentrarse interiormente es el complemento necesario de la práctica del silencio exterior, y el medio en que la mente calla toda vana palabra interior, o pensamiento que no expresa la realidad.

El Maestro Secreto encuentra en la palabra de paso y el signo de silencio, aquello de lo que no se puede hablar por estar más allá de toda palabra, pensamiento o expresión verbal. Debe reflexionar y meditar en el silencio del ser, para hallar el secreto entendimiento de la realidad, cuyo resplandor interior ilumina el santuario de nuestro corazón en una mística y única experiencia. Concluido este punto, hermanos míos, solo me queda ser consecuente y SABER-CALLAR, esperando en mi silencio interior vuestras conclusiones a esta humilde plancha.


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