Revista Política
Decía Alfred Hitchcock que no le gustaba rodar ni con niños, con animales y tampoco con Charles Laughton. Hoy he experimentado algo similar, cuando he intentado realizar un audio de un cuento que ustedes deberían de adivinar, pues en ningún momento Martina, mi hija de 4 años, debería de mencionar a la protagonista del mismo. Ha resultado imposible, pues la susodicha se refiere en varias ocasiones a una tal Paverucita, que ustedes con su gran perspicacia pronto identificarían con la verdadera protagonista del cuento. A pesar de mi reiterada insistencia en que no hiciera referencia al personaje principal, ha sido imposible, terminando con un berrinche de nuestra particular diva a la que le he tenido que pedir disculpas en su camerino, no sin llevarle la merienda como muestra de arrepentimiento por mi pésimo comportamiento. El mérito de Martina es que interpreta que lee un cuento, aunque lógicamente no sabe leer y eso es lo que lo hace peculiar. Como es natural mi hija mayor, Inés, quería participar en tan peculiar evento y en el primer audio realiza la presentación, para dar paso al segundo fragmento, donde Martina hace gala de su personal interpretación. Si la cosa funciona, lo mismo hacemos un cuento semanal.