Es imposible que la muerte de las 72 personas descubiertas anoche en el norteño estado de Tamaulipas en México sea solo obra de la banda de criminales “Los Zetas”. Ellos terminarían siendo el brazo ejecutor, pero los verdaderos asesinos son:
a. Los políticos que han ocasionado el nivel de pobreza en Latinoamérica.
b. Los funcionarios públicos de México que ayudaron a que todos estos inmigrantes alcanzaran la frontera norte. El instituto nacional de migración está podrido, como la mayoría de las instituciones públicas que tenemos.
Me dio mucha tristeza enterarme de como pudo haber terminado la vida de estas personas, muertos como marranos -debido a la incapacidad de nuestras policías- en uno de tantos rastros clandestinos que operan en el país. Algunos murieron llorando, otros implorando a su Dios la ayuda que no llegó, al menos ya están en el cielo.
Hasta donde ha llegado la maldad, es falso que esto sea una guerra contra el gobierno, estos asesinos merecen morir por la misma vía, solo que de una manara más salvaje, para que sepan a que atenerse los que aún andan sueltos. Pero como nadie escarmienta en cabeza ajena, habrá que matarlos a todos, como si fueran arañas venenosas, aplastadas y con lumbre. Estos asesinos ya no se pueden regenerar.
Todo esto son consecuencias de la falta de valores y de un pésimo sistema educativo del mexicano, esa es la principal falla y apenas estamos viendo la punta del iceberg de nuestros problemas…
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