Esmeralda García Ramírez |
Algunos escritores consideran que la edad de oro en Venezuela se vivió durante el gobierno de Medina Angarita (1941-1945). Nadie o casi nadie responsabiliza al general Marcos Pérez Jiménez de haber envainado al país, pues se considera que en este período (1952-1958) se realizaron las obras más significativas desarrolladas en el país y que aún hoy se palpan, a pesar del régimen dictatorial dominante de aquella época, de la represión política y de la privación de libertades. El llamado Pacto de Puntofijo, el bipartidismo, traicionó a Venezuela, surgió la crisis social, la corrupción creció en gran escala y heredamos una deuda impagable. En cada período presidencial cada gobernante fue dejando huellas que devoraron, poco a poco, los estratos sociales del Estado y que, tal vez, sin proponérselos acabaron con sus propios partidos políticos, nadie creyó ni cree en ellos. Durante los gobiernos de Chávez y Maduro crearon la Coordinadora Democrática, Mesa de la Unidad Democrática o Mesa de la Ultra Derecha y ahora el Frente Amplio Venezolano o Frente Antipatriota Venezolano, pero en realidad es la misma estructura puntofijista del año 1958. Aceptar la historia como punto de partida es reconocer la injusticia estructural en la que vivimos como sociedad y reconocer también que el pueblo carga con el mayor peso de la inhumanidad de esas situaciones. Para ilustrar dos gobiernos puntuales, durante el gobierno de Pérez I se cuadruplicó el presupuesto, ante esta bonanza cualquier presidente hubiese vencido la tentación del aprovechamiento de los recursos de la nación, el dinero fácil; en su juicio por el caso del Sierra Nevada, en el que fue absuelto de toda culpa, “muere” la lucha contra la corrupción. Luis Herrera también es acusado por el desastre del famoso “Viernes Negro”, en febrero de 1983; entre los años 1900 y 1983 el bolívar pasó de 5,20 bolívares por dólar a 4,30; luego dio un salto monstruoso al ubicarse de 4,30 a 1.500 bolívares por dólar, y hoy día se fija éste desde Miami, a través de la página DólarToday, sobrepasando ya hoy los Bs. 200.000, generando estragos en la economía venezolana, coyuntura que aprovechan los empresarios para dolarizar nuestra economía.
Con Hugo Chávez la historia del país se parte en dos, cuando los partidos perdieron su norte, cuando las élites le dieron la espalda al país, emerge la necesidad de reformarlo, su sistema, los partidos, la economía, las instituciones, pero a un costo muy elevado: con un aumento de la pobreza que parece indetenible, sumado a una crisis social y política que la agobia. Estas correcciones se hicieron bajo la premisa y certeza de que el sistema político debe estar concebido e incorporado hacia una ventana para la espontaneidad social, donde todos podamos involucrarnos en la responsabilidad pública; para construir la democracia participativa y protagónica. Hablar de Hugo Chávez es hablar de Bolívar, pues fue su obra, su legado, su modelo a seguir. A Bolívar, lo convirtieron en una estatua, en libros, en un ser que, después de su lucha heroica, pasó a ser silenciado por los sectores oligarcas, y fue Chávez quien reivindicó no solo su historia, sino el compromiso de seguir con su juramento, de lograr la unión latinoamericana y de seguir el proceso integracionista. Sin embargo, si para Chávez este proceso no fue fácil para Maduro tampoco lo ha sido. Es probable que tener la gasolina y la electricidad más barata del mundo sea una gran responsabilidad del gobierno; así como no haber cambiado la cultura del consumismo, de habernos mantenido en la zona de confort durante este proceso revolucionario, de no generar programas eficientes para la siembra, para la producción; por el contrario de haber ofrecido otros beneficios económicos como los raspa dólares de CADIVI (la era dorada de Venezuela), donde éramos felices. También estos dos últimos presidentes han sido responsables de darle oportunidad a miles de ciudadanos de estudiar a través de diferentes programas educativos, de haber creado más universidades y dar más cupos cuando antes este derecho fue cercenado. Son unos insensatos por entregar viviendas dignas, porque era mejor venderlas a precios especulativos. Son responsables de que se nos haya educado y concientizado del porqué debemos defender nuestra bandera, la soberanía, los recursos petroleros y minerales.
Como las percepciones cambian, hasta los que antes se decían chavistas como la oposición, se busca un responsable de la crisis, y osan en señalar culpables de la crisis venezolana, casi todos coinciden que el culpable es el gobierno de Maduro, porque les ha tocado o más bien doblegado por el estómago, ya que la falta de alimentos y medicinas son los principales instrumentos que ha utilizado la derecha nacional e internacional para arrodillar al pueblo venezolano. Si bien es cierto que el gobierno tiene una gran responsabilidad en ser más contundente en la aplicación de las medidas económicas y financieras, de mejorar el control de los organismos públicos inherentes al área económica y de hacer los cambios necesarios en función de la rectificación en esta materia, no menos cierto es que mientras el gobierno intenta resolver la crisis los indolentes e indiferentes de esta coyuntura esconden, acaparan, bachaquean, sabotean y especulan en detrimento de todos los venezolanos. Además contamos con un presidente colombiano que, de manera deliberada, ayuda a que la economía de sus fronteras se movilice y mantenga gracias a nuestros recursos petroleros, a los productos nacionales y ahora al billete venezolano. No se puede negar aquí la responsabilidad que tiene el gobierno en materia de corrupción administrativa, altos funcionarios aprovechavistas que viven como ricos pero cuya apariencia es de revolucionario y el gobierno los premia con cargos, o moviéndolos como el ajedrez.
Los verdaderos culpables o responsables de la crisis, a lo interno, viene desde la IV República que aún mantiene sus esquirlas y no permite que muera su democracia “puntofijista” para dar pié al nacimiento de un nuevo sistema más humanista. Es el gobierno revolucionario por haber sido tan permisivo en algunas políticas sociales y económicas; por aun no asumir el control plenipotenciario que le ha otorgado el pueblo en cada elección, especialmente la ANC; por haber dado el pescado y no enseñar a pescar previamente, sin una formación de consciencia, los beneficios sociales otorgados se han adjudicado más por cumplir un indicador económico que por educar y transformar al pueblo en su cultura rentista. Así mismo, los responsables somos todos que nos acostumbramos a que el gobierno nos regale y consiga todo, a no sembrar para cosechar, porque aún no entendemos que hay cambios ambientales en el mundo que afectan al planeta y somos más inconscientes con el uso de la energía, del agua, de la madre tierra; somos responsables porque no analizamos más allá de lo que nos dice la TV o las redes sociales, lo damos todo como cierto y generamos caos, no nos damos cuenta que todos los días bombardean nuestro cerebro como parte de una guerra psicológica muy bien diseñada para mantenernos dominados; somos responsables ya que aún muchos creen que la religión nos va a solventar el problema del hambre y de la pobreza, pues ignoran que quienes la dirigen son parte de todo este sistema salvaje.
Es el momento de poner nuestro granito de arena. El desarrollo de un país no depende y no está en los objetos ni en una institución ni tampoco en un sector político de la población, sino en las personas, en todos los ciudadanos y ciudadanas que habitamos este país, por eso es necesario crear un nuevo nacimiento, un cambio de corazón, que nos conduzca al camino de la paz y de la justicia, por la independencia de los pueblos. A Chávez y a Maduro les tocó esa batalla bajo otros nuevos esquemas, bajo otros tipos de guerras (económica y psicológica), pero esto no es causa para no llevar a cabo la unidad como proyecto de integración Latinoamericana, de soberanía y solidaridad entre los pueblos. Los alcances obtenidos por Chávez en materia social, económica y su reto de crear sentido patriota, nos obliga a encaminar el socialismo más allá de Bolívar y Chávez, haciendo énfasis en el ideal bolivariano. “Seguramente la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración. Sin embargo, nuestra división no es extraña… De este modo, la masa física se equilibra con la fuerza moral y la contienda se prolonga, siendo sus resultados muy inciertos. Por fortuna, entre nosotros, la masa ha seguido a la inteligencia… Esta unión vendrá por efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos…”
Licenciada en Administración
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