Los Egipcios, esa gran civilización a orillas del río Nilo, eran duchos en rituales de toda índole, pero especialmente en temas relacionados con la sexualidad. Esta es solo una pequeña recopilación de remedios y creencias en cuanto a sexualidad se refiere de una sociedad donde el incesto, la prostitución y otras prácticas como la masturbación o el sexo en la otra vida eran ampliamente aceptadas.
Desarrollaron un método infalible para conocer si una mujer era fértil o estéril. Consistía en mezclar la pulpa de una sandía (Citrullus lanatus var. lanatus) y el fruto del sicomoro (Ficus sycomorus) triturados con leche de mujer, y se le daba de beber la mezcla a la sujeta cuya vida reproductiva se ponía en duda. Si vomitaba, era capaz de traer al mundo un hijo, pero si por el contrario sólo tenía ventosidades, era un indicador de que no podría concebir.
Dentro de los métodos anticonceptivos de la época, encontramos el conocido método recogido en el papiro médico de Kahun que explica que impregnar la vagina de excrementos de cocodrilo se impedía la concepción.
Otra mezcla recogida en el Papiro de Ebers y empleada con el mismo fin era embadurnar la vagina con miel y semillas de acacia, que contienen goma arábiga (E-414). Posteriormente se conoció que este polisacárido posee acción espermicida.
En el apartado de pruebas de embarazo, una forma de conocer si una mujer estaba encinta era un curioso método realizado por los médicos o sun-un, que introducían un diente de ajo o una cebolla (Allium cepa) dentro de la vagina de la mujer durante una noche entera, y si al amanecer el olor del ajo pasaba hasta el aliento de la boca, la paciente estaba embarazada. Este método fue defendido por el mismísimo Hipócrates.
Existía además otra manera de conocer si una mujer estaba en estado de buena esperanza, esparciendo dátiles (frutos de Phoenix dactylifera) triturados y cerveza en el suelo, y midiendo cuántas veces vomitaba una mujer sentada encima de este mezclete. Si la pobre mujer vomitaba con frecuencia, estaba embarazada. La explicación actual a este curioso método tiene en cuenta que en los primeros meses de un embarazo, la mujer puede sentir aversión a olores fuertes, que puede preceder a la emesis.
Si se quería conocer el sexo del bebé, se acepta que alrededor del año 1350 a.C. a las mujeres se les recomendaba orinar sobre granos de trigo (Triticum spp.) y cebada (Secale cereale) durante varios días, y si el trigo brotaba, tendría una niña, pero si por el contrario brotaban las semillas de cebada, su hijo sería varón. Si no crecía nada, la mujer no estaba embarazada.
Como curiosidad, en 1963, un laboratorio llevó a cabo este experimento, y en un 70% de las ocasiones, los cereales brotaban en contacto continuado con la orina de una mujer embarazada, mientras que cuando se usaba orina de mujeres no grávidas u hombres, no ocurría nada.
Fuentes:J. A. Tyldesley: Daughters of Isis: Women of Ancient EgyptMental Floss: 9 Historical Methods of Detecting PregnancyNature: Sexual life in Pharaonic Egypt: towards a urological viewJezebel: Nothing Says Romance Quite Like An Onion In Your Vagina