Pasas más de 8 horas en la oficina. Nunca sales con tus colegas a tomar unas copas después del trabajo. Rara vez asistes a cualquiera de las actividades escolares de tus hijos. Tienes que programar tu viernes por la noche para pasarlo con tu pareja. Pasas el fin de semana ya sea en la oficina o en el escritorio de tu casa.
Si te identificas con el escenario anterior, entonces debes saber que estos son los signos de ser un adicto al trabajo. Este escenario describe perfectamente a alguien que pone el trabajo por encima de todo y tiene muy poco o ningún lugar en absoluto para otras cosas importantes en la vida. Incluso si tienes una actuación estelar en el trabajo, pero pierdes tiempo para ti mismo y para los demás, a fin de cuentas, de nada te habrá servido vivir para trabajar.
Más que conocer los signos de ser un adicto al trabajo, debes ser consciente de cómo esto puede costarle caro a tu salud física y mental.
Los efectos sobre la salud física por ser un adicto al trabajo son: dolores de cabeza, mareos y náuseas; cansancio, fatiga, y dolores en el cuerpo; úlceras gastrointestinales, y problemas digestivos; dolores en el pecho, respiración rápida o superficial; insomnio y otros trastornos del sueño; aumento del riesgo de enfermedades del corazón, ataques al corazón y accidentes cerebrovasculares.
Los efectos sobre la salud psicológica o mental por ser un adicto al trabajo son: irritabilidad, ansiedad, estrés, exceso de preocupación y pánico, cambios de humor, inquietud, negligencia en las relaciones personales y sociales, obsesión, depresión.
Hay más en la vida que el trabajo. Reconoce tu necesidad de descanso y diversión, sueño y descanso, y un equilibrio entre el trabajo, la familia y la vida social.