Esta ilustración lleva varios días circulando por la red. No quiero dejar de compartirla pues estoy segura que much@s de vosotr@s os habéis sentido como el centro de atención de la imagen. En nuestra visión personal y familiar, por nuestra permanencia a diversas entidades (actuales o pasadas), por diferentes modos de actuar, por varias maneras de pensar y opinar... también nos hemos sentido en algún momento así.
Viéndolo y sintiéndolo aún ahora, sólo me lleva a pensar que hay diferentes modos y perspectivas de ver las cosas y que por ende las opiniones pueden ser diversas, incluso opuestas... Pero ¿cuál es el problema? Si respetamos, ninguno. Reafirmando nuestra postura desde la convicción, pero desde el respeto a la diferencia y la no invasión.
Parece sencillo en la teoría, pero puede que complicado en la práctica.
El problema creo que surge cuando al que piensa diferente a nosotros lo sentimos como el enemigo, como el que viene a invadir nuestro terreno (entendido como nuestra postura) y entonces entra el miedo y la necesidad de defensa. Es como "o estás conmigo o estás contra mí". Desde esa posición imagino que no hay posibilidad de diálogo, de comprensión... pues hay una barrera que nunca lo permitirá.