La mitad de los militantes del PSOE sigue apoyando a Pedro Sánchez según distintas encuestas y acosa a cualquier dirigente que tiene delante gritándole “No es no”, la gran idea política elaborada por el ex secretario general.
La letanía del “No es no” es la única ideología que expresan, un mensaje destructivo que hunde más al partido ante los españoles.
Cuando algunos exaltados agreden a los dirigentes de la actual gestora, el electorado detecta una rabia ciega, incluso odio, lo que genera un acusado rechazo en quienes deberían votarlos.
Mal momento: estamos en tiempos en los que por todo el mundo los sentimientos, sobre todo negativos, comienzan a dominar a la razón, lo que anuncia grandes turbulencias.
Buena parte de los españoles votaban al PSOE porque ofrecía esperanza a quienes se sentían de izquierdas, y porque creían en los lemas que presentaba en cada campaña electoral.
En Comunicación se enseña que los mensajes positivos son casi siempre los únicos atractivos; desde aquel lejano “La libertad está en tus manos” del primer y joven Felipe González al iniciarse la democracia han pasado muchos eslóganes con mayor o menor éxito, pero siempre estimulantes, capaces de general alguna ilusión.
Los socialistas expresaban ideas de ilusionantes que prometían un futuro mejor: “Por el cambio”, fue el lema de 1982, cuando alcanzaron el mayor número de diputados de su historia, 202.
“Por buen camino”, en 1986, “España, en progreso” 1989, o “Por el progreso de la mayoría” 1993, y así sucesivamente.
El “No es no” no es un lema electoral, pero está quedando como su único mensaje potente en el subconsciente de los españoles que lo oyen machaconamente.
Tras matar al PSOE desde dentro, Pedro Sánchez está logrando que el electorado lo vea como un despojo de basurero.
Enhorabuena a este antipapa del socialismo, Pedro Nono, en romanos, Pedro IX.
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SALAS