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Jake Furia (Scorpio) hizo su debut en Strange Tales #159 (Agosto 1967), creado por Jim Steranko. También apareció en Sgt. Fury and his Howling Commandos #68-69 (Julio-Agosto 1969). El personaje apareció ya como Scorpio en Nick Fury, Agent of S.H.I.E.L.D. #1 (Junio 1968), #5 (Octubre 1968), The Avengers #72 (Enero 1970), Defenders #46 (Abril 1977), #48-49 (Junio-Julio 1977), #50 (Agosto 1977). Y tras su resurrección, en West Coast Avengers Annual #1 (1986), West Coast Avengers #26-28 (Noviembre 1987-Enero 1988), Wolverine/Nick Fury: The Scorpio Connection (1989), Fury #1 (Mayo 1994), y Fury of S.H.I.E.L.D. #4 (Julio 1995).
Jake Furia nació en New York City y creció odiando a su hermano. Fue espía, terrorista y criminal. Luchó contra Nick Furia en la base de S.H.I.E.L.D. en Las Vegas. Lo combatió de nuevo en Manhattan, luego se disfrazó de Nick Furia y se infiltró en la base de SHIELD en New York. Intentó secuestrar a Kyle Richmond (Halcón Nocturno) y combatió a Los Defensores. Construyó su propio Zodíaco formado por androides en su base de New Jersey. Sus planes fueron desbaratados por Los Defensores, y se suicidó disparándose una bala en la cabeza delante de su único amigo, un androide modelado a imagen y semejanza de Nick Furia.
En los números de Steranko de Nick Fury, Agent of S.H.I.E.L.D, Scorpio era el típico villano unidimensional cuyo único objetivo era matar a Furia, pero no se conocía su motivación. Intuyendo el potencial del personaje y su relación trágica con su hermano, los dos jóvenes universitarios Kraft y Giffen, que habían crecido con la obra de Stan y Jack, dieron al personaje una profundidad y un patetismo con los que Steranko no habría podido soñar, convirtiéndolo en un Hamlet Pop Art que añoraba un tiempo más inocente y sentía devoción por los discos de Judy Garland (que también era propensa a la depresión e intentó suicidarse varias veces) y la cerveza Schlitz (una de las mejores cervezas de América desde principios del S. XX, que entró en declive a finales de los 70 tras algunas decisiones comerciales erróneas, perdiendo su popularidad y desapareciendo casi por completo.)
“Los Defensores: La Saga de Scorpio” está llena de magia, tristeza, diversión y amor por el medio. Un producto que supera los clichés del género de superhéroes dándole una profundidad inédita, fruto de la desilusión y el nihilismo que se extendieron por EEUU en los años 70 como consecuencia de la pérdida de la inocencia causada por los asesinatos de figuras como los hermanos Kennedy y Martin Luther King, los escándalos políticos de Richard Nixon y las guerras impopulares perdidas. Próxima en espíritu a la novela de Chuck Palahniuk El club de lucha (1996) -aunque se le adelantó 20 años- también comparte consanguineidad con las melancólicas etapas setenteras de Gerry Conway en Amazing Spiderman y de Steve Englehart en Captain America (más intimista/personal la primera y más pública/social la segunda).
Kraft y Giffen concluyeron su etapa conjunta en el #52. Giffen se iría y Kraft seguiría algún tiempo, pero ya no volvería a alcanzar este nivel de calidad. Si sólo vas a leer una historia de Los Defensores, no la hay mejor que ésta.