Las pequeñas y medianas empresas españolas se enfrentan en el corto plazo al reto de afrontar la caída del consumo interno, así como el aumento de la inflación y de los tipos de interés. Mientras, el crecimiento del turismo y los fondos europeos proporcionan un cierto respiro.
La economía española vive un tira y afloja entre las fuerzas que impulsan el crecimiento y las que lo lastran. El producto interior bruto (PIB) sube, pero la inflación sigue alta. La tasa de crecimiento toma aliento, pero el consumo interno se resiste. El turismo se recupera, pero el precio del dinero se encarece. Un escenario que afecta de forma clara a las pequeñas y medianas empresas (pymes) y condiciona sus estrategias para 2023.
Los datos positivos. El PIB español —el principal indicador de la marcha de la economía— creció un 0,5% durante el primer trimestre de este año, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Se trata de una aceleración sobre los meses finales de 2022, que también se refleja en la tasa interanual de crecimiento, de un 3,8% hasta marzo, frente al 2,9% que apuntó entre octubre y diciembre. Se encuentra, además, a punto de situarse en el nivel prepandemia.
Las fuerzas expansivas fueron las responsables de este crecimiento por encima de las previsiones de los expertos. Pablo Ignacio Hernández González, director de análisis sectorial de la dirección de estudios de Banco Sabadell, que liderará el webinar Perspectivas económicas y sectoriales de la economía española, organizado a través de HUB Empresa de Banco Sabadell, las enumera: la relajación de los precios de la energía, el mejor funcionamiento de las cadenas de valor y los miles de millones en ayudas del fondo europeo Next Generation EU. El Consejo General de Economistas (CGE) añade a la ecuación el aumento de las exportaciones y la mejora del turismo, que en el primer trimestre creció un 41,2% con respecto al mismo periodo de 2022. También el mercado laboral, coinciden, se mantiene como uno de los factores de resistencia de la economía española.
Por el lado de las fuerzas contractivas, que impiden a la economía adquirir mayor velocidad, despunta la inflación. Aunque este año crece a menor ritmo que el pasado —a menos de la mitad—, aún está en cotas altas. Los tipos de interés también son responsables de la ralentización. Están en alza desde 2022 precisamente para contener esa inflación. Como consecuencia de todo esto, el consumo de los hogares se resiente con dos trimestres a la baja.
Esta caída en el consumo interno afecta directamente a las pymes y, por extensión, a casi todo el tejido empresarial español, que está formado en un 99,81% por este tipo de compañías, señala Francisco Vidal, director de economía de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme). Este es uno de los factores del tira y afloja al que se enfrentan estas organizaciones. Por un lado, la caída del consumo es resultado del aumento de la inflación y de los tipos de interés. Y, por otro, proporcionan cierto aliento las buenas cifras cosechadas por el turismo en lo que va de año, un sector con gran presencia de pymes, y las exportaciones de las medianas empresas que, tras la crisis de 2008, han fomentado sus ventas en el extranjero.
El año acabará, según las previsiones, con un crecimiento mucho menor que el anterior. En 2022 el PIB se incrementó un 5,5%. Los pronósticos de la Comisión Europea sitúan el aumento para este ejercicio en el 1,9% y los del Gobierno, en el 2,1%, según sus previsiones de abril. Ante este panorama varios expertos analizan los retos a los que las pymes se enfrentan en este 2023.
La inflación tiende a moderarse
Los analistas prevén que la inflación siga descendiendo en la segunda mitad del año, como lo está haciendo desde julio de 2022. Entonces, el índice de precios al consumo (IPC) —el indicador que se utiliza para conocer su evolución— alcanzó el pico del 10,8% respecto a 2021. En mayo la tasa de variación interanual del IPC se situó en el 3,2% frente al mismo mes del año pasado, nueve décimas menos que en abril, según el dato adelantado del INE. Se espera, además, que acabe el año por debajo del 5%, gracias al descenso en los precios de los alimentos, los carburantes y la energía, indica Fernando Tomé, economista y profesor de la Universidad Nebrija.
Esto supone un alivio para los consumidores, pero también para las empresas. La inflación repercute en ellas por dos frentes. Por un lado, reduce la demanda y, por otro, aumenta sus costes de producción. Jesús Reglero, profesor de OBS Business School, señala que, de esta forma, aunque aún se mantiene alto, empieza a darles un respiro. Sobre todo, a las pymes, que disponen de márgenes de beneficio mucho más estrechos que las grandes.
Vidal destaca que la explosión repentina de costes, como la vivida en el último año por la inflación, complica la realización de recortes en la producción. “No se puede trasladar de golpe al consumidor, porque la demanda puede caer. Por tanto, las empresas asumen el alza en sus márgenes. En los últimos dos años, los costes han aumentado un 33% y casi un 37% para las más pequeñas”, explica este experto. Solo aquellas que producen o distribuyen productos de primera necesidad y las de los seguros, entre otras, explica Vidal, tienen la capacidad de trasladar el aumento de costes al precio, porque se trata de bienes esenciales que los consumidores van a seguir comprando. Ahora, sin embargo, con un aumento menos pronunciado, continúa este experto, tienen margen para adaptar sus estructuras.
Para hacer un pronóstico más adecuado sobre el futuro de esta tendencia descendente habrá que esperar a conocer qué ocurre con la rebaja en el impuesto sobre el valor añadido (IVA) que el Gobierno estableció a principios de año para tener la imagen completa. El objetivo de esta reducción ha sido paliar la subida de productos agroalimentarios.
El Ejecutivo prometió mantener la rebaja del IVA hasta junio o hasta que la inflación subyacente (que excluye energía y alimentos frescos) se sitúe en el 5,5%. Los datos de abril del INE, los últimos disponibles, sitúan este indicador en el 6,6%, por lo que aún se mantiene por encima un mes antes del límite. Habrá que esperar a las cifras para conocer si en el sexto mes del año se ha alcanzado esta meta o si llevará más tiempo. Al margen de esto, la Comisión Europea ya ha planteado a España que el momento de retirar estas subvenciones extraordinarias debe llegar pronto.
Los tipos de interés continuarán creciendo
Si la inflación no disminuye, es probable que vuelvan a subir los tipos de interés. Este indicador, explica Tomé, marca el precio al que se presta el dinero, es decir, lo que se paga por adelantar capital durante un plazo determinado. En julio de 2022 el Banco Central Europeo (BCE) comenzó a incrementarlo para contener la inflación, después de varios años sin subidas, prácticamente a cero. Hoy se sitúa en el 3,75%, un nuevo máximo desde 2008.
Las subidas de tipos están surtiendo efecto, ya que la inflación ha frenado su crecimiento. Pero el BCE considera que el IPC aún se encuentra lejos del objetivo del 2%. Por eso, mantiene la puerta abierta a nuevos aumentos que, considera Tomé, serán suaves como el último, que los elevó en abril un 0,25%. “Los tipos de interés son una herramienta que permite calentar o enfriar la economía. De esta forma, cuando el BCE los sube, el consumo se reduce, lo que aumenta la oferta sobre la demanda y bajan los precios”, resume este experto. Esto, sin embargo, tiene sus riesgos. “Si los suben demasiado, pueden provocar un estancamiento de la economía o, incluso, una recesión. Por eso ahora los alzan con tanta cautela”, añade.
El aumento de los tipos de interés repercute en el volumen de inversión al que recurren las empresas. “Si el dinero es barato, se solicita financiación para expandir el negocio, contratar más personal o internacionalizarse”, destaca Tomé. Pero si el dinero es más caro, las empresas tienden a endeudarse menos y a ralentizar su crecimiento, lo que puede poner en riesgo, destaca Vidal, su supervivencia. La inversión ha experimentado un aumento en el primer trimestre, después de varias caídas. La compra de maquinaria y de bienes de equipo se ha alzado hasta el 3,8%. Vidal explica que, aunque el alza de tipos de interés no va a frenar en seco las inversiones, sí que va a moderarlas.
El escenario actual de aumentos de tipos de interés perjudica a las empresas con mayor endeudamiento, ya que deben dedicar más recursos al pago de los intereses de sus créditos. Esto afecta especialmente a las pymes. Estas, explica Ester Oliveras, profesora de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), suelen tener una dependencia de la financiación bancaria mayor que las grandes. Lo que las hace más sensibles a los aumentos en los tipos de interés. Las pymes más endeudadas, advierte esta experta, han de ser más conservadoras en sus planes durante lo que queda de año. ¿Esto que quiere decir? “Que deben ser prudentes a la hora de aumentar costes o plantearse la expansión de su negocio, pero, sobre todo, han de asegurarse de contar con liquidez para afrontar cualquier aumento en las cuotas”.
Las pymes sin grandes cargas financieras, continúa esta experta, deben aprovechar este momento para acometer inversiones. La razón se encuentra en el fondo europeo Next Generation EU, que subvenciona el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) del Gobierno. El PRTR ha puesto en marcha varias iniciativas para que las empresas se modernicen, mejoren su eficiencia energética y potencien su transformación digital, destaca Hernández González: “El objetivo de los fondos es generar cambios estructurales en la economía, mejorar la productividad y reducir la huella ecológica de las distintas actividades”, describe.
Los fondos europeos aportarán, de acuerdo con la última previsión del centro de análisis económico Funcas, cuatro décimas de mejora al PIB. Hasta inicios de marzo se han autorizado 10.800 millones de euros, según esta institución, casi el doble que en el mismo periodo de 2022.
De cualquier modo, a la hora de solicitar las ayudas europeas, es recomendable contar con el asesoramiento profesional de un experto como el de la entidad bancaria, que ayudará a resolver las dudas del empresario y a tomar la decisión más acertada sobre financiación como de las ayudas europeas.
Fuente: Javier A. Fernández - elpais.com/economia