Revista Comunicación

Los desafíos de Trump en 2018

Publicado el 15 enero 2018 por Jamesnava123

Si usted sólo ve o lee las noticias de los grandes medios de comunicación, se perderá lo importante de la presidencia de Donald Trump. En su afán de boicotear al presidente, los medios progresistas ignoran la realidad y se embarcan en mentiras cada vez más fantasiosas con tal de desprestigiar a Trump y hundir sus expectativas electorales de cara a 2020. En realidad, esto tiene un impacto limitado porque la ciudadanía en Estados Unidos ve este juego sucio y apoya al presidente en una mayoría muy importante.
Ninguna falsa noticia de las que circulan por los medios de comunicación y la prensa pueden hacer sombra a los logros obtenidos por Trump en el primer año de su presidencia: impuestos bajos, desregulación, creación de empleo, expansión de las Fuerzas Armadas, nuevos objetivos espaciales, revitalización de la manufactura estadounidense, reinversión en Estados Unidos de fondos que antes se despilfarraban en el extranjero, impulso al comercio justo mediante acuerdos bilaterales, fomento de la cultura de la vida, crecimiento económico del PIB al 4%, derrota del ISIS y el terrorismo islamista, confirmación de un juez del Tribunal Supremo y decenas para otros tribunales, poner en evidencia el tinglado manipulador de los medios progres deshonestos y mentirosos, y la cooperación estratégica con Rusia y China.
Son más de 81 logros de primer nivel y más de 100 de menor importancia los que ha anotado Trump en 2017. Sin embargo, este presidente trabaja sin descanso para el pueblo estadounidense. Desde principios de 2018 ya se está trabajando en la agenda presidencial para este año, que dará cumplimiento a otras promesas de Trump, como son avanzar en políticas migratorias, el muro en la frontera con México, impulsar mejoras en las infraestructuras nacionales, nuevas reformas sanitarias que aumente la competitividad de los seguros y su calidad, etc.
Uno de los aspectos cruciales en la agenda MAGA de Trump es la seguridad fronteriza. Para ello, el presidente negocia con el Congreso un paquete de 1.800 millones de dólares anuales, durante 10 años, que permitirá levantar el muro en una extensión de 970 millas. Si bien, los medios sólo se fijan en el muro en su ceguera crónica, hay otras medidas, si cabe, más importantes recogidas en un documento denominado "requisitos críticos de seguridad física en la frontera", que incluye un presupuesto de 33.000 de dólares para gastos de seguridad en la frontera, personal, tecnología de vanguardia y carreteras.
El plan de seguridad contempla 5.700 millones de dólares en cinco años para torres, equipos de vigilancia, vehículos aéreos no tripulados (drones) y otras tecnologías; 1.000 millones de dólares durante cinco años para construcción y mantenimiento de carreteras; y 8.500 millones de dólares durante siete años para contratar 5.000 nuevos agentes de la Patrulla Fronteriza y distintos personal de seguridad. Estas medidas sobre el terreno se acompañarán de una reforma integral de la política migratoria, la cual afectará al programa DACA (aprobado por Obama y que no olvidemos que es anticonstitucional), mayor agilidad en la deportación de inmigrantes ilegales y un sistema de visados basado en el mérito personal.
Durante este año 2018 ya estamos recogiendo frutos de la rebaja de impuestos de Trump. Ya son más de 100 las empresas estadounidenses que entregan bonus y extras de 1.000 y 2.000 dólares a sus empleados. Los cheques que cobra la gente se verán aumentados debido a la rebaja de impuestos. Esta noticia positiva no la verá en los medios mentirosos, pero es lo que le importa a la gente y por lo que Trump es apoyado por millones de personas. Incluso sectores poco proclives a votar republicano, como negros e hispanos, están cambiando su tendencia de voto hacia Trump al ver reflejadas tasas de desempleo históricamente bajas en sus comunidades: el 6.8% y el 4.7% respectivamente.
Con los índices económicos disparados en positivo, el Dow Jones en récords históricos, superando los 25.000 puntos, y con partidas presupuestarias millonarias que antes se malgastaban en burocracia y ahora se ahorran o reinvierten de forma inteligente, los ataques de cierta prensa que ha perdido el oremus totalmente, sólo se explican desde el odio ideológico y una manipulación de la información enfermiza y que cae en el sensacionalismo barato y amarillista, muy lejos del mejor periodismo.
No es de extrañar que los medios pierdan dinero, espectadores, oyentes y lectores. Por no hablar de prestigio e influencia, directamente en la letrina. Mientras se emponzoñan con falsedades sobre Trump, como ya hicieran con Reagan en su día, y ocultan los verdaderos escándalos que rodean a Hillary Clinton y los demócratas, el presidente enfila su segundo año en la Casa Blanca con una agenda apasionante que está recuperando los mejores Estados Unidos desde hace décadas. De hecho, numerosos analistas políticos independientes ya hablan abiertamente de que Trump ha forjado un inicio de presidencia mejor que los períodos presidenciales de los últimos tres presidentes: Obama, Bush y Clinton. Es una realidad para cualquiera que viva en este país y no esté cegado por la ideología o contaminado por los medios anti Trump.
Una creación de 250.000 empleos en diciembre, la repatriación de más de 200.000 millones de dólares por Apple tras la rebaja de impuestos, entre otras buenas noticias, constatan las políticas de éxito de Trump, que son incontestables. Hasta demócratas sectarios como Elizabeth Warren (Pocahontas) reconocen esto abiertamente.

Las iniciativas de Trump funcionan hasta cuando son saboteadas por la oposición demócrata y la falta de interés de los medios deshonestos, tal como ha sucedido con la comisión asesora sobre la integridad del sistema electoral, disuelta por el presidente en este arranque de 2018 para evitar gastos inútiles a los contribuyentes debido a la falta de cooperación de los estados en manos demócratas, y cuyos trabajos han probado con pruebas sustanciales el fraude electoral en el que incurren los demócratas de forma recurrente para ganar el voto popular mediante millones de votos ilegales de los inmigrantes.
La agenda de Trump para 2018 contempla nuevas desregulaciones que aumentarán la competitividad de la economía y las empresas estadounidenses, políticas que fortalecerán la independencia energética, por ejemplo al abrir las aguas continentales del Atlántico, el Pacífico y el Ártico a la explotación de petróleo y de gas natural, el despliegue táctico de fuerzas militares de forma excepcional para lograr objetivos estratégicos, el fin del acuerdo nuclear con Irán y la contención de la amenaza del régimen norcoreano, la suspensión de ayudas millonarias a países y regímenes poco colaboradores, como Pakistán, o a organizaciones que se empeñan en incrementar la burocracia y los burócratas que no hacen nada, como la ONU.
Cuestiones como las elecciones midterm de noviembre se perfilan como un campo de batalla importante para lograr un Congreso con el que se pueda cooperar; por eso los candidatos más pro Trump deberán triunfar para unirse a este cambio histórico que ya está en marcha. También el techo de deuda abrirá un debate nacional allá por primavera, así como la necesidad de ajustar los tipos de interés por parte de la Reserva Federal, y posiblemente se abrirá la oportunidad de nombrar otro juez para el Tribunal Supremo con la retirada de Anthony Kennedy.
En suma, el presidente Trump está reinventando el excepcionalismo estadounidense y cambiando el mundo completamente con sus políticas de America First. Por eso las fuerzas del Estado Profundo, el establishment y la prensa (que han perdido su poder) están tan rabiosos con el único presidente que les ha plantado cara desde Ronald Reagan. Y que lo va a seguir haciendo con desparpajo y valentía.

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