Michelle Bachelet. Crédito: AP.
Michelle Bachelet fue elegida por segunda vez presidente de Chile y aunque uno pensaría que su primera vez le allanó el camino, lo cierto es que la mandataria de centro-izquierda empezó con algunos tropezones incluso antes de comenzar formalmente su mandato.
La presidente de Chile todavía no fue investida pero este puesto ya le está dando los primeros dolores de cabeza.
Carolina Echeverría, la mujer que Bachelet había pensado para la Subsecretaría de Fuerzas Armadas, presentó su renuncia al proyecto debido al fuerte clima de opinión que la rechazaba por ser hija de un coronel retirado, acusado de torturas y abusos sexuales a las presas durante la dictadura militar chilena.
La presidente se había opuesto a esta renuncia, que ya es la cuarta desde que ganó las elecciones. Previamente se habían ido Miguel Moreno (Bienes Nacionales), por delitos económicos, y Hugo Lara (Agricultura), acusado de tocarle el trasero a una mujer en el subterráneo. No menos escandalosa fue la Claudia Peirano, subsecretaria de Educación y a la vez dueña de una consultora que asesoraba a colegios subvencionados.
Otro tema, no menos preocupante, es la economía. Luego del crecimiento de 5.4% durante mandato de Piñera, impulsado por la reconstrucción post-terremoto y el boom de las commodities en China, país que consumió toneladas de cobre chileno, la ex directora de ONU Mujeres tendrá que lidiar con un escenario económico más complejo.
Sin embargo, el récord impecable de su antecesor puede ayudarla. Piñera dejó buenos datos macro-económicos: baja inflación, casi un millón de nuevos puestos de trabajo, reservas que rondan los 23 mil millones de dólares y un déficit fiscal de apenas 0,6%.
Bachelet tendrá que aprovechar este legado y conseguir mantener una economía estable y un crecimiento sostenido, sobre todo si no quiere decepcionar a sus votantes.
Como candidata, la mandataria prometió modificar la ley de educación para abrir el juego y que los estudiantes chilenos dejen de endeudarse para pagar las costosas universidades, una deuda pendiente desde hace años en el país. Esto complica todavía más las cosas y ya hay quienes desconfían de la capacidad de Bachelet para cumplir con las promesas electorales si la economía no acompaña. Por ejemplo, el reconocido – y conservador - Financial Times.
Pero si estas cosas quitan el sueño a Bachelet, al menos sabe que tendrá el apoyo de sus pares.
Ya confirmaron su asistencia a la ceremonia de Valparaíso distintas personalidades diplomáticas y jefes de estado como Dilma Rousseff (Brasil), Rafael Correa (Ecuador), Nicolás Maduro (Venezuela), Evo Morales (Bolivia), Cristina Fernández de Kirchner (Argentina), Horacio Cartes (Paraguay), José Mujica (Uruguay), Ollanta Humala (Perú), Enrique Peña Nieto (México), Juan Manuel Santos (Colombia), el canciller francés Laurent Fabius, el vicepresidente de Estados Unidos Joe Biden y el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón.
Los mandatarios, casi aprovechando la ocasión, se reunirán en una Cumbre de Unasur el miércoles 12 en Santiago para tratar la situación en Venezuela, marcando el primer punto en la agenda internacional de Bachelet, y un gran salto en las Relaciones Internacionales que venía llevando su antecesor.
La administración de Sebastián Piñera estuvo más centrada en los temas económicos y en hacer alianzas de liberalización comercial entre los países de la Alianza del Pacífico, pero ahora la ex directora de ONU Mujeres virará hacia una práctica menos conservadora de las Relaciones Internacionales de Chile con el resto del vecindario, reforzando los lazos con el área atlántica y el Cono Sur. Esperemos que esta tendencia no sume otro desafío para el recién nacido mandato de Michelle Bachelet.