Pronto será 2014, para Latinoamérica un año más o el de dejar de ser el «Continente de la Eterna Esperanza» —Brasil ya lo celebró en 2010 y vimos qué pasó este año...
Desarrollarse luego de China. En este siglo aumentaron mucho las exportaciones de la Región, lo que conllevó un crecimiento acelerado. El gran impulsor: China. La gran deficiencia: Exportar materias primas. El gran pecado: Disfrutar de la “enfermedad holandesa”, sin industrializar esas exportaciones primarias. Hoy, China se desacelera, reduciendo sus importaciones primarias y afectando significativamente los ingresos latinoamericanos.
Integrarse ¡de verdad! En la Región, en las últimas 6 décadas surgieron múltiples procesos que los más fracasaron paulatinamente por ausencia de verdaderas vocaciones integradoras por confrontaciones ideológicas. Hoy se contrapone al MERCOSUR con la Alianza del Pacífico desde la dicotomía apertura-proteccionismo pero, más allá de discursos, hasta ahora los resultados benefician a la Alianza.
Inclusión sin exclusión. El crecimiento reciente volcó muchos recursos para reducir la pobreza, sobre todo la extrema. Pero, más allá de avances significativos, en la mayoría de los casos esa transferencia de recursos ha sido sólo monetaria —bonos— y no de creación de empleo útil por lo que —como está sucediendo en Venezuela— la reducción en las transferencias directas se convierte en recrecimiento de la pobreza.
Democracia real. Nuestras repúblicas surgieron mezclando la Ilustración con el pensamiento autocolonizable y reduccionista. Por eso, nuestras democracias han luchado dos siglos con el patriarcalismo —de todas las tendencias ideológicas—, la corrupción y la falta de transparencia que aprisionan al ciudadano y sus libertades. Hoy, cuando en algunos países —como Nicaragua— aparecen prorroguismos aupados en populismos, es necesario potenciar los valores democráticos.
2015. Cuando se inicie, habrá pasado el Mundial de Fútbol, se habrán elegido nuevos gobiernos y, posiblemente, el resto del mundo haya superado ¡al fin! la crisis. De nosotros todos —ciudadanos— depende Latinoamérica.